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Una lengua magmática consume la
isla vecina en ansiedad, en una caótica ráfaga de penar. Los hogares destruidos
bajo esa masa corpulenta. Mientras en la isla comienza a llover, al principio sutilmente
para luego ser bocanada de una tormenta que hace que los barrancos se
desahoguen de su sequedad. Ella camina, bajo esa lluvia gélida y potente. Sabe
que no tiene más remedio que llegar a ese lugar de encuentro a pie. Avanza
contra la fiereza del temporal, con sus labios rajados por el frío mientras asciende.
Y se sienta segura. Y siente una belleza casi perfecta de su situación. De rato
en rato se limpia el rostro para poder continuar. De rato a rato mira su reloj
que aguanta todo. Se sabe el paso que tiene que dar. Ya en otras ocasiones no
tan drásticas se ha visto así. La visión se casi imperceptible, perseguida por
el aguacero frenético. Y ella continua como aliento de su interior, de esa
fuerza recóndita que la hace dar paso tras paso. Se le hielan las manos y
expulsa bocanadas de su aliento para que sientan. La lluvia se va suavizando,
hasta detenerse y sin esperarlo el sol viene a acogerla en su regazo cálido.
Hacía tiempo que no sentía esas sensaciones y recuperarlas la hace más ella,
más mujer de entereza indomable. Una verticalidad que le hace trepar por los
toscos senderos reales que se encuentran en la zona. Sigue cada una de las
flechas, cada una de las marcas de los caminos y sabe no se porque intuición que
va bien encaminada. Estoy aquí, en medio de la nada, no se avista ninguna
casa, solo el Monteverde y yo, y esta senda embarrada. Me siente purificada de
todo mal que atrae la monotonía, la polución de una ciudad que duerme sin saber
que el mundo , la madre tierra está despierta. Estoy aquí, sola, como siempre al
encuentro del investigación que he de hacer. Mi visita será como agua que cae y
corre libre…libre. Me dejaré ir, aquí, en la cumbre y sus gentes. Un sosiego despega
de mi vientre y a pesar de las malas noticias me siento en paz. A veces tenemos
que aislarnos y ser observadores de lo que a nuestro alrededor se esboza. Estoy
aquí, mojada, en medio de la nada y del todo, de camino a mi visita de una
cultura ancestral del Risco caído. Estoy
aquí y cavilo como serían esas formas de vidas en esta isla cuando era un
virgen vergel de follaje implorante a las fuerzas del más allá. Escucho…escucho
sus oraciones, sus cantos, sus danzas en el febril encuentro con el firmamento.
Donde las armas no actuaban por el mero hecho de matar. Ahora aquí, veo esas
guerra perdidas y eternas que hace del hambre y la enfermedad un desequilibrio descomunal,
supurando el odio, supurando la envidia, supurando obsesiones de posiciones, de
poder. Entre tanto, otros, los inocentes caen en lagunas de miseria, en cadenas
de huida muchas veces con el termino en las fosas comunes anónimas. Estoy aquí
y la colera me asalta ante tanta y tanta injusticia…ante tanta y tantas
desdichas Estoy aquí y por un momento el vértigo me hace arrojar una piedra al
vacío como honramientos a esos muertos del silencio. Pero quiero olvidar ahora. Sí, ahora que me
columpio entre riscos y naturaleza salvaje, quiero que esta pasión negué a mi
mente y sepa disfrutar de este día, de estos instantes donde soy hija de esta
tierra, de esta isla. Mi respiración se hace lenta y trota al compás de las
aves que sobrevuelan estos montes. Y eso me hace feliz. Una felicidad que será
perenne en mi memoria cuando llegue bajo algún techo, cuando visite ese lugar
de encuentro. Yo Anne, me declaro ciudadana de este mundo. Sí, ciudadana. Como
una parte más del complejo mundo de cada uno de sus seres. Porque todos tenemos
nuestras propias percepciones. Yo, estoy aquí, envuelta ahora en bruma, sentada
en una roca , contemplado todo lo que gira a mi derredor. Y soy parte de este
lugar y de otros, donde me sienta bien. Todos tienen su maravilla singular y
tenemos que valorarlos y ello no quiere decir que nos apropiemos, Déjemelos
correr libres y a sus anchas. Solo la caricia mínima y frágil de nuestros ojos,
de nuestros sentidos. Continua su andar ella, mientras se escucha el
estruendo de la isla continua y ella lo escucha. Sabe que es algo que proviene
de la tierra , de sus adentros y es natural, pero, cuando su mente se fija en
las gentes , animales que lo están sufriendo es como si corriera por sus venas.
No, no soporta el dolor de los pobladores de este planeta y ya sea de aquí o de
allá…de allá o de aquí.
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