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Me detengo. He llegado al punto de
encuentro, en estas casas cuevas del pueblo. La lluvia también se detiene.
Estoy mojada, estoy húmeda y ello me lleva a mi ayer. Un ayer de sábanas frías.
Cuantas veces suspiré por amor, no mucho, pero existió alguien en mi camino que
me hacía dormir despierta mientras acaricia mi vientre, mientras la gelidez y
un aire hiel rajaba mi cama. Y yo me quejaba para mis adentros. Y yo lloraba
para en mi reconditez. Y yo imaginaba zarpando en la libertad de un beso, de un
abrazo. No se porqué me vienen estos recuerdos a mi memoria pero , vienen.
Vienen con el vencimiento de mi derrota en el paso de los años. Y me da igual
que no lo supiera, me inventaba sus labios, sus ojos , sus manos acariciando mi
cuello. Y ese mismo frío que sentía en esos años lo siento ahora, desolada,
sola, rumiando que a lo mejor, que quizás te acercarás a mí. Tu sin nombre. Tu emergiendo
de una canción de antaño. Yo me agarraba a mis sueños. Yo me agarraba a la
verticalidad de las jornadas. Yo , con mi fuerza , evolucionaba a tu encuentro.
Los días se hacían plomizos, con pasos perdidos en calles que desconocía sus
habitantes. Sí, te busqué en el vacío, en la nada. Ahora estoy aquí en el
monte, en este monte laureada de naturaleza viva, donde los pájaros después de
escampar retoman su murmullo. Estoy mojada, estoy húmeda. Observando estas
cuevas cuyas gentes estarán en la hora de la siesta. Temblor. La tierra se
estremece y despierto de mi ayer para da cabida al presente. Este mundo cada
vez marcado por desastres naturales ya sea antropogénicos o por su raíz. La
huida se presenta. Aldeas enteramente destruidas, ofuscadas, eclipsadas por el
reino natural. Y entonces, la huida. Ya no solo las batallas perdidas, sino los
desastres de la naturaleza, las sequías, las inundaciones etc…. Retomo el
silencio de mi mente y me siento, espero el encuentro. Y Anne se sienta en un banco de
piedra, húmeda, temblando. Siente el tremor de la isla vecina y desde el lugar
que se encuentra podrá visionar la humareda. Ahora, el cielo aun con nubarrones
se va sorprendiendo como van descendiendo estos. Se halla algo fracasada, sus
pensamientos frágiles, lánguidos , vacilantes la llevan a la memoria de un
pasado que la hace agotarse. Ahora que se encuentra. Ahora que es ella. Ahora
que todo lo referente al corazón le es igual. Ahora que el mediodía es un
susurro de calma. Ahora que su libertad es altitud de donde puede visitar todo
su ayer, todo lo ido, todo sus errores. Se mira a si misma y ya no tiene excusas
para continuar su vida. Se mira y sus manías se vuelven refugio de su
equilibrio cotidiano. Escucha las aves, se detiene en esas cuevas casa y su
mente se revira y piensa la yerma compañía de aquel hombre ciego, de aquel
muchacho, aquella muchacha. Parece que le pinchan el corazón y por un instantes
siente esas punzadas en su pecho mientras la tierra es meneada por un pequeño
terremoto. Y la nada, todo vuelve al silencio, a la penumbra de esta jornada. Mojada,
húmeda, se quita la mochila y la abre. Quiere asegurar que esta en lugar exacto
del encuentro, del comienzo de ese proceso de investigación. Y entonces, sus
pensamientos olvidan…olvidan que se ha olvidado de ella.
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