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Sentada. Sí, sentada mientras el
tiempo se va, mientras las horas parecen no querer avanzar. Un señor con un bastón
de ciego se sienta al lado de ella, en sus pies, su perro guía. Sus
pensamientos se yerguen donde la mirada el no alcanza. Se interroga …que es
vivir sin el color, sin ese campo de visión de los que vienen , de los que van.
Tranquila, le dice él. Mi percepción de la realidad es aumentado en otros
sentidos y ya estoy acostumbrado a esta oscuridad. Deme la mano señora, solo
con palparla se de usted, me la imagino. Se que lleva pantalón vaqueros, se que
lleva unas botas, se que lleva un pullover, se que lleva un abrigo, se que
lleva una mochila, se que está sedienta por el misterio de donde va ir, pará
que la querrán se pregunta, y percibo el olor de su entereza, el olor castaño
verdoso de sus ojos, su pelo abandonado en los años, de su soledad, de lo somos
que estamos, se que se pregunta como puedo yo estar en esta vida donde mis ojos
son silencio pero, ya ve usted, es mi sino, es mi manera de continuar. No lo
considero una discapacidad sino una capacidad que muchos temen, el contactar
con su reconditez, con eso que lleva usted en su espíritu. Usted, que le
encanta observar todo lo que se mueve a su derredor, usted que tienes ojos poblados
de sueños, de un imaginario que muchos carecen. Y usted a igual que yo ve más
allá de la oscuridad y córteme si ando mal encaminado, pero es así, usted le
gusta mirar el universo en su complejidad , un universo oscuro y va dibujando como
es , que es e igualmente hago yo. Sancho, se llama el, mi compañero eterno,
inseparable, me ayuda a salvar obstáculos. Ella no dice nada, sus ojos se desvían
de sus gafas negras entretanto el deja de catar su mano. Uhm…ese callar, a
veces necesario, hablamos por hablar sin saber lo que estará cavilando quien
está ante nosotros. Sonríe, acaricia a Sancho. Usted y su cosmos particular,
y ahora que estamos aquí, los dos, esperando, le voy hacer una pregunta ¿Existe
vida más allá de sus ojos? Sí, más allá de esta tierra. Si, señor, yo creo que
sí, somos una minúscula partícula microscópica en la amplitud del cosmos. Somos
la nada y un todo. La nada en su observación detenida de perpetuo y dantesco. Un
todo, somos moléculas que se proyecta con orientación de la comunicación,
organismos vivos que interactuamos y tenemos lo preciso para relacionarnos y
socializarnos. Este microscópico mundo tiene su existencia, una vida peculiar
distinta a otros mundos, cada uno con una característica de avance bien distinta.
Y sabe una cosa señor, me da lástima que no valoremos nuestro planeta. Sí, esta
tierra donde ha tenido la oportunidad de crecer en conocimientos por muy
diversos que sean. Ese conocimiento debería tratarse para el bien, pero no,
muchos desencadenan maléficos planes. Que los lleven a cabo o no es otra cosa.
Pero somos el bien, somos el mal. Almas contradictorias que a veces desajusta
el equilibrio. Quiere agua caballero, voy a ir a comprar agua. Se queda
callado como pensativo. Ella lo mira , quiere ver más allá de esas gafas
oscuras, acaricia a su perro, se levanta a comprar. Cuando regresa, el señor y
su perro pancho ya no se encuentra. Se detiene en seco, respira y su cabeza
comienza a florear cuestiones que antes no tenía. Y se siente agraciada, ese
chico cuyo padre se llamaba Tragalunas le viene a la memoria. Su existencia,
hijo de una mujer según le conto proveniente de la isla de Lobos. Intenta
construirla, edificar como sería ella. Una mujer en un lugar donde habita solo
el rumor de las olas, donde cada madrugada iba el padre del chico a visitarlo
cuando la luna tejía su balada. .Qué hermoso, piensa. Qué pintoresco, piensa.
Qué extraño, piensa. Somos tan pequeños y la vez tan gigantescos, que no
percibimos lo sutil, lo diminuto de las relaciones, de las vidas. Y hay muchas
vidas en la isla…la isla, traficantes de sueños bordados con los halos de las
estrellas. Y suspira, quieta, estática ve el sitio donde estaba Pancho con su
amo, no se pregunta a donde habrán ido. Solo se presta a un mayor conocimiento
de mundo, de un mundo del cual ignoramos su origen. Que si cometas. Que si
asteroides. Que si otros mundos. Que si un Dios. Todos juntos, reunidos en una
mesa de juego al azar asegurando nuestra existencia. Y es que existimos y somos
algo, pequeños, pero algo. Aun no contamos con técnicas avanzadas para el
estudio del más allá de nuestro sistema solar. Solo hemos pisado la luna. Quién
será ahora el primero en colonizarla, en hacerse dueño de una parcela de este accidentado
satélites. Miles de lunas, miles de planetas. Y tendrán todas las condiciones
para la vida, ello es algo obscuro. No sabemos. Seremos muchos sepultura, sin saberlo. Deberíamos de mimar lo que
poseemos, como se mima el amor entre dos, como se mima una amistad, cuidándola,
protegiéndola ante las tempestades. Y ella quieta, de pie, con el silencio de
sus alas, examina todo lo que le rodea, una estación donde vienen y van lo
variopinto de una pequeña ciudad en medio del atlántico, una ciudad donde su
receta de convivencia se vuelve pacífica, con la variedad suficiente de ser
sostenible. Porque existe el respeto, porque existe esa educación que nos han
inculcado y podemos vivir en armonía. Y ella se alegra…una satisfacción que
hace grande. Todos somos grandes en el minúsculo lugar que habitamos, con
nuestras penas, con nuestra felicidad, con nuestro don de ser humanos. Una
especie a veces algo dañina y otras no. Y tenemos que valorar esto, ser humanos
convivientes con otros humanos, con nuestros pesos acuestas, pero sin culpar a
nadie, tomando decisiones en lo cotidiano. Abre la botella de agua, de pie,
estática y bebe, casi hasta el final y se sienta para continuar con la espera.
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