jueves, febrero 27, 2025

LA VISITA(NARRATIVA)12

 

12

Espera , me digo. Sola en el autobús camino al pueblo más inmediato para mi punto de partida. Sin más, un escalofrío recorreré mi cuerpo y mi mente se fija en ese chico, en esa chica que dice ser hijo de un tal Tragalunas. Lo siento, fatigado, desfallecido que a igual que yo supongo que todavía anda en el viaje. Una palidez me llega con la sutilidad de un velo que se cae. Sus ojos cerrados y un sudor con ganas de devolver lo revuelve, le provoca un estado de pulso débil. Y no se el porqué de estos pensamientos pero algo me dice que va bien. Tal vez la noticia halla caído sobre el como la pesadez de la desgana, del desánimo, de un delirio de como estará su padre. Lo siento mirar al mar, un mar que por un momento se vuelto turbulento, tenebroso, con un oleaje indómito , hostigador en su dimensión. Y ello , creo, que teme el hijo , la hija de Tragalunas. Solo, en esa guagua cual chófer con la cabeza en otro lado escuchando como transita esta erupción inesperada. Es como si de la tierra emergiera un látigo voluminoso, grotesco y lanzará llamas de muerte. Y yo. Sí, yo, siento como si su vida se acabará, como si todo lo hubiera perdido en su velatorio fuera conquistado por endemoniado filo de una navaja de la muerte. No se como actuar, el frio se vuelve más frío mientras subimos, el dolor se vuelve más dolor mientras el suceso continúa escuchándose. Por mi columna corre un cosquilleo que toma función de punzadas. Mi corazón exhala celeridad y parece que todo se para. El chofer se detiene y mira para mí, la única en este vehículo. Hace señas de si me encuentro bien y yo asiento. Por unos largos minutos, estático no baja la mirada de mi. Por unos largos minutos su preocupación quita importancia al trayecto. Una tos casi letal se cuece en la garganta del muchacho y la oigo y no comprendo que conexión existe entre nosotros. Espera, me digo. Respiro profundamente, tanto, que por instante pierdo conciencia de la realidad. Una realidad que no veo, que se me hace inverosímil. El chofer sube más la radio, crepita una angustia , una huida del infierno. El hijo de Tragalunas estará escuchando lo mismo y esa percepción hace que su dolencia agujeree sus sentidos. Se ha desmayado. Lo veo, lo intuyo y su chófer continua. Y yo tengo ganas de decirle al miro que se detenga, que tengo que ir de nuevo a la estación. Pero espera, me digo. Esta visión que me daña, que me raja se borra. Todo se congela. Todo se paraliza. Y decapitada de esos pensamientos continuo. Después de la oscuridad , la luz, una luz que hace que ella siga su rumbo por el centro de la isla hasta la cumbre. El paisaje se vuelve verde, con una frondosidad coronando sus ojos, lagrimosos. Los cambios del clima de la isla también se perciben, aquí el invierno es más inquieto, es más consistente. Se pone un abrigo. Mira el cielo, un cielo cenizo evocando una mezcla homogénea entre los gases de la erupción y el tiempo. Espera , se dice. Intenta mantener la calma. Y de un momento a otro el chofer de para de nuevo, un cierto y pequeño temblor de la isla se nota. No hay miedo exagerado sino un estático desierto en sus ojos. Frío, esa es la palabra correcta. Siente frío…mucho frío. El hijo de Tragalunas permanece adormilado, cansado, temeroso de que su padre le halla ocurrido algo. Fue noche de luna y de bien seguro a pesar de su avanzada edad salió en su costumbre a pescar. Y ese no saber nada de él le inquieta, lo pone nervioso, con un ataque de ansiedad en su interior que solo le apetece dormir y dormir hasta llegar a su destino. Una respiración ralentizada la acusa, llega casi al final de su camino. Se baja de la guagua y la humedad insufla sus pulmones. No ve a nadie en las callejuelas de ese pueblo y una paz se adueña de ella. Y no sabe por qué, una paz en medio de las catastróficas noticias. Su temple refugiado en su pecho hace que de pasos, no sabe si habrá más transporte habiendo pasado el egocentrismo de la tierra de forma más maligna hasta el lugar de encuentro con el que le envió la carta. Saca su móvil y comprueba que no tiene cobertura. Le da lo mismo, tal como están las cosas. El hijo de tragalunas despierta en medio de una pesadilla, una pesadilla que hace que le duela todos los huesos, cada movimiento que intenta dar hasta bajarse. El ciego y su perro bajan también , el olfato le dice del terror en cada persona por lo que está ocurriendo. Anda con su amigo, con su compañero por la ciudad callada, embebida del terror de la isla cercana. Y ella. Sí, ella. Se pasea por todo el pueblo mudo, solo, el ritmo de las noticias rompe el silencio, rompe la entereza, rompe el revoltijo de los pájaros, de los perros, de los gatos que no paran. Sí, no paran de gemir. Una sensación de desazón va adhiriéndose ha ella a cada pisada que da, a cada exhalar de su aliento que en espiral navega a su derredor. Y se siente caer y no porqué motivo, sus piernas comienzan a flaquear a su encuentro de algún sitio que exista cobertura. Mientras pasa el tiempo, el todo se vuelve insostenible, la nada es espejo que le azota y quiere derrumbarla. Pero no, no caerá, no se verá involucrada en el pavor.

domingo, febrero 23, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 11

 

 

11

Ya está aquí el autobús que me llevará primero a un pueblo de las medianías y luego otra para llegar al lugar de encuentro. Me despido de está estación donde la libertad murmulla en cada de sus transeúntes y subo, lentamente, con mi mochila. Todavía la mañana nos saluda, llegaré en unas horas a esa zona rural donde el frescor del invierno imperará en mis pulmones. Me imagino respirar con mis manos, con mis piernas donde las montañas explotan en maravilla. Oh, tierra madre, me digo. Somos hijos de ella. Somos la profundidad de un canto de un pájaro que esta época y desganado se curruca a sombra de un árbol. Oh, tierra madre, voy donde las noches son estrelladas y entra en la confusión al ser invadidos por el cosmos en toda su plenitud, una revolución de astros y polvo estelar que nos confunde, que nos tocar lo imperfecto del universo. El chofer tiene la radio puesta, una noticia viene como aliento rajado, como espasmos de una isla vecina que tiembla. Una erupción acaba de estallar. Siento ese temblor de las entrañas de la tierra en mis huesos. El miedo, la perdida y el duelo se hace volumen intransigente desesperando a esas gentes. Gentes como yo. Escucho la noticia y parece irreal, nunca razonas que vives en islas volcánicas y en cualquier momento el tremor es capaz de escupir un volumen de magma de esos cráteres que parecen tumbas. Y no, no están muertos, están sepultados en vida bajo nuestros pies. El volcán ha despertado, su lengua bestial se nutrirá de toda obra humana. En mi mente se cincela cada mirada, ojos desgarrados, ojos marchitos, ojos yermos cuando todo se pierde bajo el paso lento de la lava. Todo ido, todo prendido en el adiós. Todo lo material fundido en un mar de fuego y pena. Una ira recóndita  y bruta se escapa de nuestro espíritu , la impotencia aterra una despedida…una despedida de todo nuestra labor a lo  largo de los años, de los siglos. Los pájaros claman al llanto. Los perros recuren a un aullido indefinido, infinito a lo largo de estas horas donde todo es huida, donde todo es grotesco y cruel. Me contengo, el verdor de ese pueblo ahora es un absoluto negro humeante de pesadez. Y es pesada esta pesadilla , de este delirio de la garganta de la tierra. Se revuelca en sus gentes. Gentes que se sienten despechada por la isla….la isla. Por un momento el chofer se detiene, todos callamos, todos miramos a la nada. Se disculpa, comenta que la noticia le ha sentado como una ráfaga turbulenta en sus huesos y va a parar. Nunca creemos nada hasta cuando ocurre. Y ha ocurrido el Dios terráqueo triunfa y arroja todo su mal. Un silencio contundente se infla en los rostros de todos pasajeros, aterrados, cavilando en que puede llegar esta catástrofe descomunal. Y ella, medita, piensa en ese insulto maléfico de la naturaleza y por unos minutos su mirada se pierde tras los cristales de la guagua. Las arboledas ya empiezan a asomarse, está ascendiendo y la temperatura va decreciendo. Se fija en sus manos, sudorosas. El hijo de tragalunas, escucha la noticia. Se siente calmo y el clamor de los gritos de los que sufren penetra en su pecho. El chofer también se detiene de camino al aeropuerto. En un instante todo se ha congelado, todo es mudez. El tráfico también se ha parado y estático contemplan la gran nube de gases que transita en el cielo de la isla. Estamos conectados, subterráneamente, allí donde el mundo abisal impera hay una unión que nos produce un febril tremor. Este aberrante chillido que emerge de la tierra nos hace paralizarnos y pensar. Pensar lo poco que somos y el significado de la nada. De un vientre a la luz, de la luz a un vientre de cemento. Un hilo fino hace llorar al perro guía, ellos también lo siente como manera precoz, una forma temprana del movimiento del suelo no lejano. Lo pesado de la atmósfera los consume en un sudor frío, en un sudor que extrae toda tentación de movimiento. El chofer del autobús ha parado, escucha. Escucha un sórdido estremecimiento, un repetitivo lamento que se extiende hasta esta isla…la isla más próxima. Somos hijos del mismo origen, de la misma madre y la madre tierra enfada, enfurecida, codiciosa nos avisa. Sí, nos avisa que somos tan frágiles como el fino cristal. Y nos rompemos. Y caemos. Y nuestros deseos ansían que las vidas sean salvadas. Adiós hogares, todo quedará bajo el fango de la faz de la tierra. Ella, cierra los ojos, respira , un olor característico también se incrusta en sus venas, en las paredes de su garganta, de sus pulmones. Lleva sus manos a sus sienes, se hace un ligero masaje como si ello templara, calmara el gran exhalar de la madre tierra. En vilo, todos, sentados, incrédulos , esperando que alguien realice alguna maniobra. Se levanta, se dirige al chofer. Tenemos que continuar. Los ojos inexpresivos del conductor son desesperante, incompresibles. Arrancan motores. Apaga la radio y continua en un ambiente temeroso, que lo presta a la confusión. Se concentra, lleva personas en su vehículos, todos hinchados de estupefacción, todos asombrados, todos con el incómodo mutismo, con sus palabras reservada en el transcurso del viaje.. Un vértigo se huele cuando los barrancos pasan al lado. Un vértigo que hace que muchos se bajen. No quieren ir al lugar que deben ir, por el que han pagado. Y ese pensamiento negativo los invade como aguijones ardientes de abandono de la guagua. Pero ella se queda, sola, con sorpresa para el chofer que no sabe que hacer. Pero tragalunas se queda, solo, sola, con asombro para el chofer que tampoco sabe que hacer. Y el ciego con el gemido de su perro guía también se queda. Tres almas solitarias, intentándose equilibrarse, intentado espabilar ante la magnitud de la noticia. Se dejan ir en su ruta y esperaran a lo que posterior suceda. Almas conectadas con sus potencias enraizadas desde muy adentro, sin ese temor de la traición de los días, de las horas, de los minutos venideros.

jueves, febrero 20, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 10

 

10

Sentada. Sí, sentada mientras el tiempo se va, mientras las horas parecen no querer avanzar. Un señor con un bastón de ciego se sienta al lado de ella, en sus pies, su perro guía. Sus pensamientos se yerguen donde la mirada el no alcanza. Se interroga …que es vivir sin el color, sin ese campo de visión de los que vienen , de los que van. Tranquila, le dice él. Mi percepción de la realidad es aumentado en otros sentidos y ya estoy acostumbrado a esta oscuridad. Deme la mano señora, solo con palparla se de usted, me la imagino. Se que lleva pantalón vaqueros, se que lleva unas botas, se que lleva un pullover, se que lleva un abrigo, se que lleva una mochila, se que está sedienta por el misterio de donde va ir, pará que la querrán se pregunta, y percibo el olor de su entereza, el olor castaño verdoso de sus ojos, su pelo abandonado en los años, de su soledad, de lo somos que estamos, se que se pregunta como puedo yo estar en esta vida donde mis ojos son silencio pero, ya ve usted, es mi sino, es mi manera de continuar. No lo considero una discapacidad sino una capacidad que muchos temen, el contactar con su reconditez, con eso que lleva usted en su espíritu. Usted, que le encanta observar todo lo que se mueve a su derredor, usted que tienes ojos poblados de sueños, de un imaginario que muchos carecen. Y usted a igual que yo ve más allá de la oscuridad y córteme si ando mal encaminado, pero es así, usted le gusta mirar el universo en su complejidad , un universo oscuro y va dibujando como es , que es e igualmente hago yo. Sancho, se llama el, mi compañero eterno, inseparable, me ayuda a salvar obstáculos. Ella no dice nada, sus ojos se desvían de sus gafas negras entretanto el deja de catar su mano. Uhm…ese callar, a veces necesario, hablamos por hablar sin saber lo que estará cavilando quien está ante nosotros. Sonríe, acaricia a Sancho. Usted y su cosmos particular, y ahora que estamos aquí, los dos, esperando, le voy hacer una pregunta ¿Existe vida más allá de sus ojos? Sí, más allá de esta tierra. Si, señor, yo creo que sí, somos una minúscula partícula microscópica en la amplitud del cosmos. Somos la nada y un todo. La nada en su observación detenida de perpetuo y dantesco. Un todo, somos moléculas que se proyecta con orientación de la comunicación, organismos vivos que interactuamos y tenemos lo preciso para relacionarnos y socializarnos. Este microscópico mundo tiene su existencia, una vida peculiar distinta a otros mundos, cada uno con una característica de avance bien distinta. Y sabe una cosa señor, me da lástima que no valoremos nuestro planeta. Sí, esta tierra donde ha tenido la oportunidad de crecer en conocimientos por muy diversos que sean. Ese conocimiento debería tratarse para el bien, pero no, muchos desencadenan maléficos planes. Que los lleven a cabo o no es otra cosa. Pero somos el bien, somos el mal. Almas contradictorias que a veces desajusta el equilibrio. Quiere agua caballero, voy a ir a comprar agua. Se queda callado como pensativo. Ella lo mira , quiere ver más allá de esas gafas oscuras, acaricia a su perro, se levanta a comprar. Cuando regresa, el señor y su perro pancho ya no se encuentra. Se detiene en seco, respira y su cabeza comienza a florear cuestiones que antes no tenía. Y se siente agraciada, ese chico cuyo padre se llamaba Tragalunas le viene a la memoria. Su existencia, hijo de una mujer según le conto proveniente de la isla de Lobos. Intenta construirla, edificar como sería ella. Una mujer en un lugar donde habita solo el rumor de las olas, donde cada madrugada iba el padre del chico a visitarlo cuando la luna tejía su balada. .Qué hermoso, piensa. Qué pintoresco, piensa. Qué extraño, piensa. Somos tan pequeños y la vez tan gigantescos, que no percibimos lo sutil, lo diminuto de las relaciones, de las vidas. Y hay muchas vidas en la isla…la isla, traficantes de sueños bordados con los halos de las estrellas. Y suspira, quieta, estática ve el sitio donde estaba Pancho con su amo, no se pregunta a donde habrán ido. Solo se presta a un mayor conocimiento de mundo, de un mundo del cual ignoramos su origen. Que si cometas. Que si asteroides. Que si otros mundos. Que si un Dios. Todos juntos, reunidos en una mesa de juego al azar asegurando nuestra existencia. Y es que existimos y somos algo, pequeños, pero algo. Aun no contamos con técnicas avanzadas para el estudio del más allá de nuestro sistema solar. Solo hemos pisado la luna. Quién será ahora el primero en colonizarla, en hacerse dueño de una parcela de este accidentado satélites. Miles de lunas, miles de planetas. Y tendrán todas las condiciones para la vida, ello es algo obscuro. No sabemos. Seremos muchos sepultura,  sin saberlo. Deberíamos de mimar lo que poseemos, como se mima el amor entre dos, como se mima una amistad, cuidándola, protegiéndola ante las tempestades. Y ella quieta, de pie, con el silencio de sus alas, examina todo lo que le rodea, una estación donde vienen y van lo variopinto de una pequeña ciudad en medio del atlántico, una ciudad donde su receta de convivencia se vuelve pacífica, con la variedad suficiente de ser sostenible. Porque existe el respeto, porque existe esa educación que nos han inculcado y podemos vivir en armonía. Y ella se alegra…una satisfacción que hace grande. Todos somos grandes en el minúsculo lugar que habitamos, con nuestras penas, con nuestra felicidad, con nuestro don de ser humanos. Una especie a veces algo dañina y otras no. Y tenemos que valorar esto, ser humanos convivientes con otros humanos, con nuestros pesos acuestas, pero sin culpar a nadie, tomando decisiones en lo cotidiano. Abre la botella de agua, de pie, estática y bebe, casi hasta el final y se sienta para continuar con la espera.

domingo, febrero 16, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 9

 

9

En la estación, azocada de los filigranas solares que llegan a su cenit, ese punto más alto que por su inclinación invernal ciega los ojos. Se sienta, a la espera de un autobús que la lleve al primer pueblo para luego continuar su rumbo. Al lado de ella , un joven. Lo examina , sus rasgos delicados y refinados toma la apariencia de una joven. Pero no es chico con uñas pintadas y zapatos de tacón plano. Consuma en su belleza ante su extravagancia, ante su aspecto asexuado, androgénico que le sorprende…tanto que su mirada quiere evitarlo, evitarla. Tanto que sus ojos se pierde escoltándolo, ocultándola a la espera de un movimiento de sus palabras. Y su voz no se siente, callado, callada con el azul de iris en la guarda de la guagua se pasa el tiempo. El transporte para esos lugares lejanos o no de la isla tarde, cada dos horas sale el autobús y hay que tener paciencia. Una paciencia que no poseemos hoy en día. Giramos a ritmo desorbitado, emergiendo en el tremor de un cráter que arroja el malestar de las entrañas de nuestros sentidos. No, nos damos cuenta lo grato que es esperar, observar, embelesarse con cada mecer de una brisa que refresca nuestras ideas. Es natural y esa naturaleza en su pose, en su manera de sentarse y observar le crean un escudo eviterno donde las malas lenguas mueren por el mero hecho de dañar por dañar. Es natural y lo miro y me avergüenzo y como arroyo equivocada de donde fue manantial de la curiosidad revierto mi sendero y escondo mis ojos antes de que se de cuenta.Y antes de que me de cuenta ha desaparecido, ha sido absorbido por la muchedumbre. Me quedé con aliento cortado, iba a saludar. Escucho alguien cantar con su guitara en esta subterránea estación, me despisto y me desvío de aquel muchacho , de aquella muchacha. Me es lo mismo su sexo. El se siente , ella se sienta libre en su persona, como debe ser, acomodarse a cada una de las sensaciones que nos da la vida. Me suena lo que toca, pero no logro localizar el título en mi memoria y cuando ya ha cesado me viene y empieza con otra melodía. A ras de sus pies descalzos, una gorra. Las prisas nos llevan. Las prisas nos traen. Y el muchacho , y la muchacha otra vez está sentado, sentada al lado mío. Una extraña sensación me violenta, ha permanecido aquí todos estos momentos o se ha levantado por algún tiempo. Buenos días, le digo. Sus ojos de aguas cristalinas tropiezan con mis ojos oscuros. Advierto una cierta neutralidad que se ve pintada con el suave ángulo de su rostro impasible.  Me escondo en mi reconditez y de repente.

:Buenos días

Buenos días, repito. Hace un día bonito. Qué cantidad de gente en está estación

-Sí, un día bonito. Mucha gente en la estación, es el origen de diversas idas y venidas de la isla, es normal. Se encuentra bien señora

-si, le contesto. Solo quería hacer observación de hoy.

Sus ojos infiltrados en los míos me aferraron a un ardor de mis mejillas, supongo que lo habrá notado. Es como si se hubiera metido en mi circulando por mis arterias,  por mis venas. Es como si su todo comprendieran mi todo. Como si su nada comprendiera toda mi nada.

-Pero da pena que toda esta gente sufra de un traumatismo irrefrenable en la contaminación de esta tierra. No se extrañe señora. Yo soy así, converso con el mundo. Converso con los pájaros y ellos me dicen que cada vez les cuesta más danzar en sus vuelos, en la libertad bajo una bóveda celeste donde la atmósfera se hace irrespirable. Tanto, señora, que no hemos avanzado mucho o sí ¿Usted qué cree?

No logró comprender de esta conversación y sigo su ritmo. Se me hace raro. Todo es raro. Esta situación de mi vida, este sitio, este viaje.

-Sí, el futuro es incierto. Hay anomalías que hacen daño y ese daño viene a nosotros. Es verdad, ya no se sienten tanto los pájaros trinar. Se habla de islas de plásticos. Se habla de ríos de basura. Se habla de la desertificación. Se habla de catástrofes aún con más virulencia. El clima está cambiando, aquí, en todos lados. Los hijos de esos demonios de la sed, del hambre, de las enfermedades huyen y aun lo ignoramos…lo ignoramos. Ya no son las guerras sino el agua, los virus. No es especial que enfermedades erradicas en occidente vuelva a la luz, eso pienso . Sí, el futuro es incierto.

-Parece usted comprensible, señora. Es extraño encontrar alguien que escuche a la tierra. Sí, eso señora, escuchar a la tierra. La tenemos que escuchar en su silencio. En su herrumbre presa de incendios de despiadados, en sus muertos por guerras idiotas que llevan a ninguna parte. Más…¡Más¡ venganza, solo eso. Le puedo hacer una pregunta…no suelo hablar con nadie, ya sabe como están las cosas ¿A qué se dedica? Y perdón por la intromisión.

Perdón por la intromisión. El reflejo de sus palabras me deja ensimismada. Tu actitud respetuosa clava en mi la confianza…la confianza de confiar en él, en ella.

-          Soy investigadora.

-          -Uhm, interesante. Y puedo hacerle otra pregunta más.

-          Sí, muchacho.

Compenetrados, esta es la palabra exacta. Cómplices de una conversación que se va hilando de modo natural y sencillo, sin el asalto de lo artificial.

-          ¿Qué investiga? Por curiosidad, me parece usted una persona interesante.

-          El medio ambiente . Si investigo como la basura espacial , hará añicos el sueño de muchos en el mañana. Llegará un momento en que las naves espaciales no podrán salir de la atmósfera terráquea siente presa de la basura que orbita entorno a este planeta. Creará un caos, porque ya sabes, buscamos otros planetas donde la posibilidad de vida sea suficiente para dentro de décadas. Este mundo está sufrimiento una polución tal que somos hijos insostenibles del mañana, cuando el mañana debería ser mejor par los herederos de este planeta. Un entorno sostenible donde hombre y tierra conviva en respeto y armonía.

-          Uhm. Me recuerda cuando dice donde hombre y tierra conviva en respeto y armonía a mi padre. El siempre lo decía, el hombre de la mar, de cetáceos hablándole cuando salía a pescar para llevar su mercancía bien temprano al mercado. No me mire así, señora. Mi padre, un humilde pescador y que todos llamaban Tragalunas me crío lo mejor que pudo. Y yo creo que falta de mi madre , lo hizo de la forma más excelente que se pude hacer. Saqué mis estudios, me cultivó en la cultura y la libertad y aquí me ve, este soy yo. Siempre…siempre hablándome de mi madre. OH, mi madre.

-          Al verlo cerrar los ojos cuando pronuncia aquella mujer le digo lo siento. No sé por qué, un suspiro contenido lo agarra, lo acoge y por su tez , frágil, una lágrima deja que recorra su piel hasta su cuello, perfecto.

-          No. No lo sienta señora. Mi madre se marchó, no me refería a ella como si estuviera muerta. Ella es de Lobos, supongo que seguirá viva. Eso decía mi padre, que allí es feliz, que allí hizo su vida y que el la visitaba cada vez que se embarcaba. Siempre me decía , no sientas desazón, no te molestes por que ella no está. Si la necesitaras vendría.

-          El muchacho se levanta. El muchacho coge la guagua del aeropuerto no sin antes darle un apretón de manos y beso en la mejilla. Estando para subir, mira atrás y ella lo mira y lo mira…no sabe si es una ilusión o una visión dos alas de mariposas de colores como el arco iris, salen de su espalda y desaparece. El guitarrista continúa con su actuación y ella ahora recuerda esa canción que toca, se levanta, le da unas monedas y vuelve al sitio que estaba. El autobús con el muchacho o muchacha de alas de mariposas de arco iris ya se ha ido. Meditativa saca un libro de su mochila y toma apuntes. Apuntes que rompe en ese preciso instante porque no sabe como describir tal situación. Las claraboyas de la estación le dice que el tiempo está cambiando, todo se va haciendo más gris, más pesado y un olor a lluvia penetra en sus fosas nasales.

viernes, febrero 14, 2025

LA VISITA(NARRATIVA)8

 

8

No quiero ser consciente de este presente. Hoy a mediados de febrero devuelvo mis ojos a todo transeúnte que sube en este vehículo. Miramos los móviles como si nuestra pendiera de ella. Miradas cabizbajas , fijas, quietas a como evoluciona un rectángulo que nos dicta la era que vendrá. Sordos, nos batimos en la nada, en el vacío. Falta emoción, falta la mano humana, el trato de la existencia como seres de este planeta. Somos por condición innata sociables, pero, los espejos del hoy nos lleva a un aislamiento que hace un pasadizo oscuro hasta que una mirada se cruza con otra. Me entra frío aunque el sol brille en su aposento más álgido. Y necesitamos calor, mucho calor para que nuestras manos se unan como fortaleza a un espíritu libre, esperanzador, crítico. Penetro en mi persona y olisqueo el abismo de mi soledad. Un mundo de gentes solas y asiladas. Tenemos que sentir, sencillamente. Destruir esos candados que no deja entrar la palabra en las sombras que nos atraen, que nos seduce. En su recorrido hasta la estación se fijó en los que entran , en los que salen…en los que salen, en los que entra. Todos con la misma postura. Con ese modo peculiar del siglo XXI de insonorizarnos a otros. Mientras sus ojos vibran en cada persona, en cada postura piensa en el trabajo que ha de realizar en los montes sagrados. Hace un recorrido esquemático por la historia del mundo y todo se repite. Ya nuestros ancestros ante de cristo sabían del firmamento, de sus condiciones, de sus movimientos e iban construyendo sus pueblos en torno a ese dios sagrado llamado sol. Tenían una conexión espiritual más allá de este mundo, el más allá de nuestra atmósfera los atraía como inducidos a sus vivencias. Así giraban, entorno a los equinoccios, a los solsticios como ejemplo de cosecha, de lluvias , de un clima yermo para la subsistencia. Y adivinaban. Y acertaban. Es asombroso el ingenio humano en siglos atrás hasta que todo se oscureció con la llegada del cristianismo. Un apagón que nos llevó a un retroceso, a un parón que ahora intentamos recuperar en ciertas zonas de esta esfera ¡ Oh, cielo divino¡ traes el alimento para el hacer cotidiano. Y le hacían homenajes, tan magnánima que aun queda de sus arquitecturas, esas estructuras en cada cultura distante una de otras y con una respiración en común, el universo. Y en todos estos años , qué hemos aprendido, guerras estúpidas, opresión obsesiva, matanzas convulsas que nos lleva a lo aberrante, a lo tétrico, a lo horrible que somos. Se baja de la guagua, ya ha llegado a la estación y un hondo suspiro la conmueve, ve dos chicos besarse, ve dos chicas besarse, ve un chico y una chica besarse y considera que eso es la belleza en ese preciso momento, todo un instante que se vuelve eterno hasta que la muerte nos separe de lo terrenal y nos lleve con onda y energía lejos, muy lejos donde la materia , lo material no tiene cabida. Y ese momento lo desvía de su mirada , ensimismada en sus cavilaciones. Ella, sola. Sí, sola en la época de los solitarios. Mira el cielo ¡ Oh, cielo divino¡ traes la condición de nuestro mañana…un mañana incierto, algo estropeados, algo corroídos, algo insostenibles, pero con la fuerza suficiente para equilibrar el todo. Todo este todos que nos absorbe en un futuro mejor, más elocuente a las manos unidas. Sí, las manos unidas para desbarajuste de estos días, de esta contradicción que nos ampara.

 

 

 

 

 

 

martes, febrero 11, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 7

 

7

Llega el autobús, me subo con lo pesado de mi mochila. Es invierno y me he defender por lo que pudiera pasar, hasta un botiquín de primero auxilios llevo por si hay que trepar por esos senderos donde jamás sabremos de su ayer con certeza. Me siento al lado de una anciana. Me saluda. La saludo. Es mayor pero su vitalidad todavía promete en las estaciones venideras. A veces caracterizamos a las gentes por su rostro, por su presencia ante nosotros, pero no captamos el espíritu de su reconditez. Esta señora quizás sea más capaz de mucha de la juventud de hoy. Una generación en crianza de una sociedad patriarcal, machista y una dictadura que le quitaba la paz tal vez de sus despertares. Y no hace mucho, creo estar viendo en ella el espejo de esa represión que la ha  esculpido con esta fortaleza del hoy donde su verticalidad permanece intocable. Es como un soplo de vida tras la calvicie de las ataduras, de las censuras, de las prohibiciones. Ella, es una mujer que se ha ido moldeando al paso de los años, al paso de innumerables azotes del vivir, de expresar lo que siente. Y , me detengo, la miro, le sonrío, volvemos hacia atrás, una descomunal cultura en ser todos autómatas, con el pensamiento crítico borrado de la manera de ser, imitando el comportamiento de quien tenemos al lado, imitando esos disparates que describen una sociedad de analfabetos del pensamiento. Me habla, me dice algo del tiempo y yo asiento. No la he entendido muy bien y comienza a hablar conmigo así sin más. Me dice de su juventud, cuando iba a la isleta disfrazada en la huida de esa libertad arrebatada. Me dice de sus disfraces, en la época franquista, sacos de harinas rematados en los ojos de la fantasía, de esa ilusión y ganas que se tiene cuando volamos en la sombra de un pueblo, escapando a cada atizar que podría condenar en prisión. Sus ojos azules, sus ojos claros, sus ojos transparentes transmiten viveza y un regocijo que la llena y la hace caminar, seguir adelante. Se me hace ameno este viaje, la visita de ese saber de épocas pasadas. Las inhalo, las vivo como si de mi se tratara. Sube por las calles de esa vieja Isleta donde todos se reúnen. Una congregación para celebrar los abismos de una religión, de una política que llevo a muchos a la marcha, a los calabozos, a la muerte. Una época donde la miseria imperaba, pero sobre todo esa unión pacíficas de sus manos en la lucha, en la resistencia. Si, resistió, tanto. Que ahora el placer de su felicidad la lleva de autobús en autobús como si fuera una segunda, una tercera juventud embarcada donde la vio parir. Otros muchos se fueron , me dice, se embarcaron rumbo a las américas en busca de la buena fortuna. Y esos muchos otros, se olvidaron de sus familias, de sus mujeres, de sus hijos. Otros, y esos otros volvieron no sin con alguna sorpresa y de nuevo se iban y de nuevo regresaban  y de nuevo la nada. Mientras los más listos hacían trapicheos en el muelle, este muelle edificado con las ganas de una Europa. Y ellos eran los cambulleros y se hicieron ricos, hija ¡Qué si se hicieron ricos? Ricos y avaros. Ese intercambio de mercancías por dinero. ….Esos alemanes, esos ingleses…aun conservo objetos de la época hija. Aquí está mi parada. Se va, casi sin despedirse, se siente orgullosa de la época que vivió y sobrevivió. Sigo en mi ruta hasta la estación. No queda mucho…pero no hay prisas…no hay que tener ganas de correr …todo a su debido tiempo y allí tendré que esperar hasta la guagua que me lleve próxima donde los ancestros ovacionaban las montañas…las montañas sagradas. Miro por el cristal de la guagua, miro cada persona que entra y visiono un mundo distinto al mismo, una visión cambiante a medida que van pasando. El cielo se ha vuelto a nublar, así somos, estamos bien, estamos más o menos y estamos bloqueados. Así es la vida, una vida recorriendo las sombras y luces del tiempo que no volverá. Hay que aprovechar cada instante como si fuera eterno, como si fuera un filamento de oxígeno, de agua, de oro. La anciana, ya no está. Cualquiera sabe si me la encontraré otra vez, me ha enriquecido, un gusto charlar con ella. Con su maquillaje desfazado, con sus arrugas añadiendo cada situación de su vida, con sus manos de anillos que quien sabe de donde provienen. De un barco extranjero, de algún emigrante de sus antepasados, de algún amor perdido.

 

 

 

 

 

domingo, febrero 09, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 6

 

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Con la destreza que envuelve lo misterioso, lo oscuro, lo absolutamente quebradizo abre ese paquete, esa carta sin remitente. Sus ojos se posan en una foto en su primera impresión. Intenta averiguar donde es ese lugar, ese sitio tan ramificado en sus raíces. Su tentación se despierta y sabe de donde se trata, son las montañas sagradas por los ancestros de la isla…de la isla. Un viaje la separa por un instante de esa imagen y sus ojos vuelan en el pasado, en ese pasado remoto de miles de años. Un viaje que la ampara en las antiguas civilizaciones de la islas…de las islas. Y tras ella una pequeña carta. “ Hola Enma, te escribo porque me es necesaria tu ayuda en el estudio de estos monumentos naturales de nuestros antiguos pobladoras, de esos aborígenes venido supongo que en emigración en las huidas de las batallas del norte de Africa o posiblemente abandonados como castigo en este pedazo de tierra en medio del Atlántico. No se bien, por ello te envío esta foto del Risco Caído con sus montañas sagradas de antaño. Tu sabes bien que soy compulsivo con lo que desconozco. Se aproxima el equinoccio de primavera y quisiera saber, ser contundente con mis ideas, con mis investigaciones. Sabes mucho de esos temas y espero contar con tu ayuda” Ella cierra los ojos, respira profundamente. Y se marcha donde las costumbres antiguas abogaban en la isla. Dibujo un cielo límpido, sin secuelas lumínicas por la polución. Dibuja aborígenes que no sabe muy bien de donde vinieron. Pero lo seguro por ese mar que nos protege, ese mar donde en las precoces horas de la jornada fue a nadar y entabló conversación con los cetáceos. Observa esa foto y se desplaza donde los cantos, los gritos, la suplica, la oración era todo cómplice con el firmamento. Se yerta y se erige a su habitación, saca algunas cosas necesarias sobre todo de abrigo. La visita le espera, se elonga en la memoria de los aborígenes y comienza a divagar como pudieron con tanta exactitud averiguar los equinoccios, los solsticios para continuar, para amparar sus vidas en los siglos de los siglos. Se llevará una mochila, sabe que cuando se acerca uno de estos fenómenos astronómicos se desencadena una febril creencia en el presente por las gentes. Algunas supersticiones que nos lleva a la absoluto absurdo. Le es pesado abandonar por días su techo, estas paredes que la ilimitan en sus sueños, pero la causa es tentadora, lo desconocido se atreve a llamarla para investigar que hubo detrás de esas estructuras que en el día de hoy se conserva. Se traslada a otras civilizaciones y todo es semejante, unas más avanzadas, otras menos. Y es que se confirma que algo detrás y ese algo que ahora no estás , que nos ha dejado vencidos por los miedos y la carencia de empatía y humanidad de los terrestres o marcianos , porque todo indica que nuestra existencia se expande más allá de los confines de este mundo.  Introduce piezas en su mochila. Revisa la casa cautelosamente, apaga la música esa solemne aria que no deja y deja de rotar y sale. Sale con el acero de un invierno que llega a su final, le azota en su rostro una brisa gélida, una brisa que cuenta de un cielo claro y puro. Es hora de partir, ahora que es temprano. Y a la sombra de una ciudad despierta espera en la parada, tendrá que cruzar toda la ciudad para llegar a la estación y continuar su ruta a la cumbre. Su visita será un aliciente que con el pellizco de una sonrisa la llevé tal vez, a un emocionante recorrido del ayer.

 

 

 

 

sábado, febrero 08, 2025

LA VISITA 5(NARRATIVA)5

 

5

Uhm, ese beso. Esa caricia. Sumergida en un pensamiento casi obsesivo la llamo. Voy a ese cajón de la mesilla de noche y saco sus cartas, su aliento. Respiro hondo, un inspirar y espirar que culmina como relámpago en la madrugada de los sentidos. Recuerdo aquel jardín , aquella plaza donde nos conocimos. Ya anquilosado en el abandono por el paso del tiempo. Recuerdo como se desbordó en mi un temblor ramificándose por la espalda hasta ese saludo. Hasta ese hola que nos fundió en un iceberg en el más absoluto aislamiento en el cuchicheo de las miradas. Y nos miramos…uhm, aquí en mis manos débiles conservo aun sus garabatos sobre papel. Una letra distraída, natural , nacida de la sombra del pasado. El pasado, ahí queda, en el remoto camino sin retorno que solo contemplaremos cuando la memoria acecha así, en estos momentos de soledad y silencio. Uhm, pero esas cartas, me dan pereza romperlas, tirarlas al viento. Fue hermoso, pero cada uno tiene que seguir su senda como los destinos no convocados por el mecer del oleaje. Y la olvido. Y la guardo. Y soy gravitar donde las luces de este invierno encienden mi nuevo latir. Vamos cambiando a lo largo de los años, no totalmente, pero los años nos marca cada paso continuo a dar. Una cierta mezcolanza la desvía de ese propósito de abrir la carta llegada. La mira. …Sí, la mira, ahora que es otra, ahora que la mañana avanza embelesada en ese ayer. Suspira. Un suspirar profundo que la contiene en la entereza, en la fragilidad de sus pisadas. Su desánimo , su falta de ilusión se las arregla para dejar esa carta. El túnel se desfasa y entra en la oquedad de su carácter. Una mujer testaruda. Una mujer de si misma. Una mujer en los vuelos de los mirlos cuando se enciende el día. Una mujer causante de esa armadura que la ayuda para ser ella misma. Que más…Sí, ser uno mismo en cualquiera de las condiciones que tome las líneas de la existencia. Por ello en las vivencias no vale todo. No, no vale todo. Cabalgar donde las constelaciones marcan rigurosamente tu singularidad. Una singularidad no particular sino un baúl de secretos que van focalizándose a medida que los años nos envuelve en madurez. Se frota los ojos y despierta, se despereza como si hoy quisiera conquistar algún sueño perdido, algún sueño estropeado que se embellece con solo el cántico de sus alas. Se aproxima a la carta. Cuidadosamente la abre. Cuidadosamente vuelve a saber del aroma de su brisa pero no contesta, permanece callada como callan los que después en los columpios ofuscados por guerras perpetuas. Y es que así es el ser humano querida. Sí, es así, hagas bien , hagas mal siempre incordiando hasta los más frágiles, más delicado. Y dónde está esa delicadeza. Unos buenos días, un sombrero que nos proteja de todo mal como esta atmósfera terráquea. Y dónde está esa delicadeza. Somos sobornados por la hipocresía, una mentira que mantiene al mundo….sí, al mundo, que no son todos sino algunos en vilo , apartados de lo real, de la verdad. Y es que cuesta tanto ser verdad, ser natural como las alas de mariposas frágiles…muy frágiles.

 

 

 

 

martes, febrero 04, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 4

 

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Escucho las noticias de la mañana mientras deambulo en el aseo de la casa. Dicen que puede que exista agua en otros lugares del sistema solar. Este sistema solar enigmático, inmiscuido en lo extraño,  inflado de lo desconocido. Buscamos agua y no por el mero echo de que puedan existir otras vidas sino para nosotros, los terráqueos. Tan importante es, que levitamos en esta era espacial como la búsqueda de la colonización desesperada de esos otros habitas, de esos otros mundos para expansión ha posteriori. Necesitamos aguas, esa agua por el cual nos confrontamos en tierras donde la desertización es explosiva, aferrada al terror. El agua de la vida. Nos ayudará por otras exploraciones espaciales aparte de la atmósfera de dichos satélites, planetas. Tomo un vaso de agua, del grifo no creo que me cause algún daño aparte de esta atmósfera cargada. El sol esta en su grado más alto y luce su traje broncíneo como lo máximo de vida. Se yerta en su salón, un salón luminoso donde toda la energía solar se expande por sus paredes, abre las cortinas y se sienta de nuevo ante esa carta, esa carta con remitente a mano. No sabe en su callar de que va, pero para ella le es lo mismo. La mira , la huele ese olor que la lleva arboledas perdidas en algún lado del hemisferio. Es de papel reciclado. Y otra vez el agua, se necesita mucha agua para reciclar papel. Bebe otro vaso de agua, se limpia todas sus entrañas mientras en sus manos la carta se vuelve atrás adelante, de adelante atrás. Y antes de abrirla imagina…imagina que podrá ser. Se asoma por un momento en su balcón, los geranios están secos, le quita las ramitas secas y les remueve un poco la tierra y los riega. Agua, agua…será algún agravio en lo posterior que colonicemos esos mundos, esos satélites tan lejanos que aún lo contemplamos como una película de ciencia ficción. Habrán banderas designando territorios, la fraternidad de la defensa planetaria está en estos instantes un poco estropeada. Seremos como esos navegantes del cosmos al encuentro de nuestro territorio, soplaran banderas de los primeros conquistadores, se liara una espesa bruma con el de quien es cada espacio conquistado. Todo se repite, los genocidios, las colonizaciones y por tanto los pleitos y batallas perdidas. Siempre lo mismo, estoy harta de tanto y tanto lo mismo. Somos obsesos compulsivos con el poseer y poseer tierras que no son de nadie. El agua , el agua. …Uhm, no esperaba su poder tan fascinante, por su poder tan aborrecible cuando las guerras contribuyen más y más a lo malévolo. Yo aquí, ante está carta. No se dé su contenido interior, pero me agazapo que será algo inesperado, alguna sorpresa que alguien me quiere dar. Y sueño…Y sueño con lo bello que es la vida, con magnífico que es tener esa unión con el agua que nos empuja a estar vivos.  Porqué no escribe su nombre el remitente, dentro hay un libro o un bloc o lo que sea.. La  olfateo para saber de su olor, para saber de quien es. En la memoria conservo los alientos de las gentes próximas a mí. Esa fragancia peculiar , particular que cada uno de nosotros poseemos. Pero no atino, no descifro su origen. Apaga la radio y sigo con las arias de ciertas óperas. Se viste en su habitación y se mira al espejo mientras lentamente se va poniendo cada una de las piezas. Se acaricia su vientre, abultado, inflado, entrado en la menopausia y su cambio desde hace algunos años es evidente. Unos kilos de mas moldean su figura, aún así se sienta bien consigo misma, lo acepta. Solo piensa en vivir , en armase hasta los ojos y ser brío de una sonrisa  aquello que la llama , que le atrae, que se sienta bien. Agua, necesitamos agua como aliciente para continuar, como encuentro de nosotros mismos, como eco del mañana.