viernes, enero 31, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 3

 3

Puede ser que soñar despiertos sea un alivio, un escape, una escusa del presente. Ese presente consumida en la obsesión, en ser parte de una atmósfera que no perteneces. Intenta en su cavilar como puede ser complaciente con lo que hay a su rededor. Se consume en la vaguedad, en lo perezoso de ese de retomar fuerza y romper el silencio ante las conversaciones triviales, absurdas con las gentes próximas  a sus pisadas, a su día a día. Cuenta con los dedos de su mano sus amigos reales, lejos …muy lejos. Están en otro ambiente que los fortalece y los estimas. Mientras , ella, se queda así con su raciocinio pendiente de una llamada, pendiente de llamar a aquellos que la valoran, que la consagran como persona normalizada con sus alientos, aunque invisibles , precisos para escalar en su yo. Mira la carta, en la mesilla. Sentada en el sofá vaga y vaga en la ensoñación, en ese mañana que tal vez no sea mañana sino un hoy envuelto en la maravilla de ser superviviente de una comunidad obsoleta, estrecha, agresivamente violenta con su manera de visión del mundo. Y se enciende una voz de orgullo. Y se enciende una voz estimulante. Y se enciende una voz equilibrada. Y se enciende su ánimo a través de esos ecos de su silencio ante lo fatal, ante las estructuras cinceladas con el desprecio, con el despecho. Parece que tal vez precipicios ambulen a ras de mi espalda. Parece que mi voz , callada, se anquilose en un reservorio insano. Parece que domar nuestros enojos, nuestros demonios nos lleven a esa vía donde la amplitud del universo conspira para ser entregada a la serenidad, a la paz. Y es eso, la paz, el respeto enhebrado a cada azotaina de nobles brisas. Normalizo mi existencia, soy ave de alas blancas, de alas negras dispersando el crepúsculo de mis pisadas al son de una memoria del olvido. Y olvido, porque olvidar es bueno, olvido los daños irreversibles en mis hombros, en mi garganta rajada , en mis manos que abrasaron la confianza. Esa confianza confiada de que todo está bien. Y  ahora que maduro. Y ahora que se somos hijos de estrellas, de cometas, etc. Y ahora que la mañana rumorea el canto de los pájaros, aún. Y ahora que continuo suspirando. Y ahora que los punzones son desmemoriados. Y ahora que estoy aquí, sola, en un sofá mirando ese trozo de papel que quien sabe quien lo envío. Y ahora que me es sabroso estar en ese subterráneo pasadizo intocable, intangible para todos y pincelo mi mundo. Y ahora que mi corazón se siente en la solidaridad de este esfera donde los espejismo de las infracciones graves, crueles, indecibles con la humidad son evidentes. Ahora…sí, ahora, habito donde los amores están en los cajones del recuerdo. Y ahora que río, enciendo la una lámpara y soy razón de vivir….sí, de vivir. Se levanta se dirige a esa carta y se la lleva a la cocina, camina por los pasillos de su casa como si fuera una fortaleza donde ella es la protagonista de todos sus actos, de todas sus reacciones. Antes de abrirla, toma café con canela y una pizca de azúcar. Uhm ….ese aroma , tan atrayente, tan imantado al comienzo de la jornada. Se sienta en la cocina con la carta sobre la mesa, con el café saboreando sus labios, todo su temperamento, todo ese carácter esculpido en los años. Mientras el despertar suena, una canción de suena. Uno de sus temas favoritos que la hace ser más contemplativa, más grito de su persona. Escucha los pescadores de perlas, dueto de Bizet. Y ahí la tonalidad de Alfredo Kraus encara una nostalgia magna.  Mientras escucha se sumerge en este aria desprendiendo toda su tensión, toda su personalidad en pensamientos que conducen a lo misterioso. Por un instante se olvida de la carta pero vuelve a tenerla entre sus manos. El remitente es escrito a mano y no reconoce esa letra. Mayúscula tentación de lo que puede aguardar. Solo su sello, que marca que es de la isla. De estas islas tan chiquitas y amplias a la vez. Donde todos nos conocemos. Aunque su población ha ido en aumento degenerado , tan revuelto en la polución automovillístico que ya es imposible conducir cómodamente. Y ahora que todo cambia. Y ahora que la oscuridad es luz. Y ahora que me embriago de mi misma. Y ahora que mis costumbres se vuelven ritual diario. Y ahora que estoy solo, me trajeo de afables ganas. Ganas de compartir todo mi yo, aunque lo aplasten, aunque lo designen en una papelera. Y ahora soy yo….razón de vivir.


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