Esa manía tan suya, de levantarse
en las alas de mariposas cuando la melancolía oscila en sus carnes, prolongándose
en su latir apagado, desganado. Ese ritmo en la búsqueda de unas manos que con
la valentía de la supervivencia está marcada en su destino. Avista la luna.
Avista el océano. Avista corrientes
nuevas donde la frondosidad de su jardín dice de la venida de tiempos mejores.
Se recoge en su regazo y a la sombra de un árbol teje ilusiones tempranas sobre
su presente. Le habla a su compañera y ella , en medio del callar, la mira como
se mira la perdida de algo querido. Pero esa manía suya le hace dialogar sobre
un mañana, sobre un futuro, sobre horas posteriores donde quizás la marea se erija
a un mar de nubes donde los sueños se cumplen, se van construyendo en los
pilares sumergidos en la tierra para ser más contundentes. Sí, amor, te escucho,
el vuelo de los mirlos, de los herrerillos, de los canarios son sonoros a estas
horas y ellos dicen de la jornada venidera, se cumplirá nuestros deseos, tu
deseo. Sí, amor, me escuchas y en ti veo la paciencia de estas estaciones, un
crepúsculo de arco iris emana de ti y el discurso de la vida dice de esas
viejas maletas que prenden en los mares inhóspitos, insonorizados a la huida.
Pero dejemos este tema amor, escuchemos juntas a los pájaros en su balada. La
luna asoma sus cráteres. Esos barrancos donde corre el agua hasta las mareas eviternas.
El sol, en su maravilloso y bello apogeo. Una bóveda azulada clara nos protege
como el rincón de las enamoradas y juntas bailamos con cierto aire de añoranza
por un beso, un beso oculto bajo las ramas de una sabina enunciando el ritual
del amor ¿Nos queremos, crees amor? No hace falta repuestas, nuestras razones,
nuestro tacto, la caricia consumada en el infinito del cosmos nos desquita de
dudas y aquí estamos , juntas con esa magia tan tuya con alas de mariposas
melancólicas. Y me gusta tus ojos apenados, tus ojos donde circula el dolor de
muchas mujeres atrapadas en lo injusto, en lo horrible, en el terror. Piensas
en ello amor, pero, en este instante, en este momento que nuestros ojos fluyen
en un mismo cielo , una misma luna, un mismo sol, olvídalo. Ya vendrán tiempos
mejores y ahí, donde la voz es garganta retorcida, rota, muda será de nuevo
balada. La balada de alas mariposas pintando sus sonrisas. Se escucha jaleo en
la calle, es hora de despertar, de ser vértice de nuestro aliento, de ser rítmicas
flores del mañana.
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