viernes, enero 31, 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 3

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Puede ser que soñar despiertos sea un alivio, un escape, una escusa del presente. Ese presente consumida en la obsesión, en ser parte de una atmósfera que no perteneces. Intenta en su cavilar como puede ser complaciente con lo que hay a su rededor. Se consume en la vaguedad, en lo perezoso de ese de retomar fuerza y romper el silencio ante las conversaciones triviales, absurdas con las gentes próximas  a sus pisadas, a su día a día. Cuenta con los dedos de su mano sus amigos reales, lejos …muy lejos. Están en otro ambiente que los fortalece y los estimas. Mientras , ella, se queda así con su raciocinio pendiente de una llamada, pendiente de llamar a aquellos que la valoran, que la consagran como persona normalizada con sus alientos, aunque invisibles , precisos para escalar en su yo. Mira la carta, en la mesilla. Sentada en el sofá vaga y vaga en la ensoñación, en ese mañana que tal vez no sea mañana sino un hoy envuelto en la maravilla de ser superviviente de una comunidad obsoleta, estrecha, agresivamente violenta con su manera de visión del mundo. Y se enciende una voz de orgullo. Y se enciende una voz estimulante. Y se enciende una voz equilibrada. Y se enciende su ánimo a través de esos ecos de su silencio ante lo fatal, ante las estructuras cinceladas con el desprecio, con el despecho. Parece que tal vez precipicios ambulen a ras de mi espalda. Parece que mi voz , callada, se anquilose en un reservorio insano. Parece que domar nuestros enojos, nuestros demonios nos lleven a esa vía donde la amplitud del universo conspira para ser entregada a la serenidad, a la paz. Y es eso, la paz, el respeto enhebrado a cada azotaina de nobles brisas. Normalizo mi existencia, soy ave de alas blancas, de alas negras dispersando el crepúsculo de mis pisadas al son de una memoria del olvido. Y olvido, porque olvidar es bueno, olvido los daños irreversibles en mis hombros, en mi garganta rajada , en mis manos que abrasaron la confianza. Esa confianza confiada de que todo está bien. Y  ahora que maduro. Y ahora que se somos hijos de estrellas, de cometas, etc. Y ahora que la mañana rumorea el canto de los pájaros, aún. Y ahora que continuo suspirando. Y ahora que los punzones son desmemoriados. Y ahora que estoy aquí, sola, en un sofá mirando ese trozo de papel que quien sabe quien lo envío. Y ahora que me es sabroso estar en ese subterráneo pasadizo intocable, intangible para todos y pincelo mi mundo. Y ahora que mi corazón se siente en la solidaridad de este esfera donde los espejismo de las infracciones graves, crueles, indecibles con la humidad son evidentes. Ahora…sí, ahora, habito donde los amores están en los cajones del recuerdo. Y ahora que río, enciendo la una lámpara y soy razón de vivir….sí, de vivir. Se levanta se dirige a esa carta y se la lleva a la cocina, camina por los pasillos de su casa como si fuera una fortaleza donde ella es la protagonista de todos sus actos, de todas sus reacciones. Antes de abrirla, toma café con canela y una pizca de azúcar. Uhm ….ese aroma , tan atrayente, tan imantado al comienzo de la jornada. Se sienta en la cocina con la carta sobre la mesa, con el café saboreando sus labios, todo su temperamento, todo ese carácter esculpido en los años. Mientras el despertar suena, una canción de suena. Uno de sus temas favoritos que la hace ser más contemplativa, más grito de su persona. Escucha los pescadores de perlas, dueto de Bizet. Y ahí la tonalidad de Alfredo Kraus encara una nostalgia magna.  Mientras escucha se sumerge en este aria desprendiendo toda su tensión, toda su personalidad en pensamientos que conducen a lo misterioso. Por un instante se olvida de la carta pero vuelve a tenerla entre sus manos. El remitente es escrito a mano y no reconoce esa letra. Mayúscula tentación de lo que puede aguardar. Solo su sello, que marca que es de la isla. De estas islas tan chiquitas y amplias a la vez. Donde todos nos conocemos. Aunque su población ha ido en aumento degenerado , tan revuelto en la polución automovillístico que ya es imposible conducir cómodamente. Y ahora que todo cambia. Y ahora que la oscuridad es luz. Y ahora que me embriago de mi misma. Y ahora que mis costumbres se vuelven ritual diario. Y ahora que estoy solo, me trajeo de afables ganas. Ganas de compartir todo mi yo, aunque lo aplasten, aunque lo designen en una papelera. Y ahora soy yo….razón de vivir.


miércoles, enero 29, 2025

LA VISITA(NARRATIVA)2

 

2

La madrugada se junta con el amanecer. Todavía en la playa no pasea nadie, la visita de sus  habituales parece desaparecer en este clima inestable, ramificado en un invierno que enciende nubes plomizas sobre sus ojos, sobre sus pisadas, sobre sus espaldas y parece retenerlos hacer una grávida pausa en sus costumbres. Saco del armario un bañador, un viejo bañador liso. Bajo con una toalla y un polar como abrigo. Camino un pequeño rato por la avenida hasta llegar a la altura de la playa chica, lugar donde la marea parece estar en más calma. La casa roja me mira, una casa roja de muchos años, estancada en el tiempo , remodelada a disfrute de sus dueños. Piso la arena, húmeda, fría, antipática. Gaviotas y pardelas alborotan esta mañana donde aun temprano la nada convive con ellas, solo la marea. Dejo mis cosas y me aproximo a la orilla, aunque el tiempo apunte malestar la marea esta bajando. Tengo frío, un aliento a algas y caracolas me recorreré como parte de esta isla. Es tanto la gelidez del aire que mi cuerpo se halla a la misma temperatura que el agua. Despacito, haciendo amago de algún ejercicio introduzco mi cuerpo en la amplitud de la marea. Y nado…nadar en lo interminable del océano. En mi ruta observo banco de peces, sargos, fulas, salemetas , etc….Mi sentido tomo aliento , por un instante la fatiga me viene, me falto poco para llegar a la barra, ese amasijo de piedras donde la historia de formación de la isla cuenta. Llego y me siento, respiro pausadamente para recobrar las ganas de seguir. Mientras miro ese horizonte, la isla vecina se ve con claridad, eso dice que vendrán más y más lluvias. Y llueve, estoy mojada, no importa. Después de la barra el mar profundo, el mar rabioso, el mar inestable. Corrientes que traen mundos misteriosos, oscuros a la superficie. Un cetáceo pasa por mis ojos. Varios cetáceos pasan  por mis ojos. Detenidamente suspiro y contemplo este hito en mi vida. Una gran masa de animales admirables tanteando las proximidades de la barra. Es como si se comunicarán conmigo. Les hablo, como si fueran dioses de este inagotable e infinito océano. Les hablo, como si fueran existencia que con su canto gutural enviase mensaje de nuestro destino. La alegría y una cierta paz empapa mis miembros, helados, tiesos, descansados. Aprovecho para conversar con ellos, ahora, donde el silencio de las gentes puebla este zona. Aprovecho para enviar un saludo cordial. Y ellos me contestan , me hablan de lo amargo que es a veces el océano, un océano de la nada donde lo violento puede desalmar vidas, donde la huida, está presente. Y ellos me contestan, en su movimiento rítmico, acompasado con la tonalidad de la vida, de una existencia realzada en el fluir de los vientos. Considero este instante casi perfecto. Sí, rozo la perfección cuando las ballenas erigen a mi y me escuchan. Y me dicen, de la oscuridad. Y me dicen, de las muertes. Y me dicen de la paz. Y me dicen , de la desesperación. Y me dicen , de lo bello que este mar. Me vuelvo a la orilla, nado hasta la playa con una energía repuesta, con el orgullo de esa visión, de ese dialogo con las hijas de este mundo. Ya hay personas rutinarias a la vez que un sutil sol quiere venir. Cojo mis cosas y me voy a casa. Miro el buzón, una carta. Subo y la dejo en la mesilla. Tengo frío tal que quebranta mis huesos, el sol se aviva más. No tengo ganas de ducharme y me dejo el salitre, dicen que es bueno para preservar la piel. Me visto, no sin antes planchar la ropa, este será el calor que me zanjará este tembleque mío.  Y se sienta, ella, se sienta. Sus pensamientos recorren ese crepúsculo donde ha avistado los cetáceos, donde ha charlado sobre las devastadoras inclemencias del humano, donde ha visto la realidad de los días, la inevitable perfección de sus movimientos. Que somos parte del agua. Si seres del agua, de algún cometa que ha dejado del hielo de sus escombros vida en este planeta. Y sentada mira la carta, sus ojos gravitan en la letra del remitente. Se pone las gafas, el tic-tac de la jornada avanza y el tiempo que no es tiempo la lleva a abrirla. No sin antes tomar un respiro y ser parte  de ese encontrarse con si misma. Lee sus pensamientos y los sueños se acuerdan de sus prisas, de sus miedos, de sus ganas de vivir. Se acuerda de su juventud. Tan lejos que es imposible renovarla además que no lo deseo. Acaricia ese sol que viene, el temblor se ha marchado, ha perdido el rastro de toda su vida pasada... Y ello le sienta bien, se asoma a la ventana y sus pulmones se inflan del hoy, de ese vuelo en la tranquilidad de sus sentidos, de sus emociones.

sábado, enero 25, 2025

LA VISITA (NARRATIVA )1

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El nocturno se amansa después de una febril lluvia de días atrás. Una luna desvaída se deja ver en alineación planetaria. El estado de las cosas, cada una en su lugar, anuncia lo quieto de las vivencias. Ella, la sonoridad del silencio, el acogedor sofá donde los sueños combaten para fluir como un eco vertical fluido en la solidez de su postura. El nocturno se despliega, los coches de una ciudad abarrotado de su polución respiran a través de las mareas. Ella, en una isla, en la sonoridad de las pardelas que con su llanto designan una soledad de las playas…playas vacías. Se asoma a la ventana, no la abre, hace frío. Ve esa soledad de la orilla, quizás alguien parece  pero, no. Es un invierno donde las luces de febrero se dejan ver. Ya hace cinco años de la pandemia. Las estaciones se van, vienen , revueltas en emociones distintas. Pensativa, con sus ojos puesto en la playa se siembra de un tremor en su piel. Su casa vacía, solo ella y la noche. La noche y ella. Esta soledad interfiere en su vida de una manera a veces sopesada. Llevándola al pasado, a ese ayer donde todo era normal o ello supone. La normalización de estos días cae un lamento de los ciudadanos que estallan en una mala educación, en una estupidez, en un calma reventada hasta ser grito de sus propias entrañas. La noche sigue, ella, la sonoridad del silencio. Ya no espera a nadie, se ha acordonado como se acordona una isla con el mar como grilletes del aislamiento. La desconfianza puede , tal vez, que la haga peregrinar en esa dejadez de tomar la palabra con las gentes la isla. Gentes extrañas, de vez en cuando. Se aparta por un momento de la ventana, enciende la tele, una película resuena en oídos, en sus ojos. Se arrima mientras la escucha de nuevo a la ventana, un viento veloz y feroz se ha hecho impertinente. Todo cambia, así, de manera radical, causando un desdén con lo bella que era esa noche de invierno. Aunque porqué no , el viento también tiene su belleza, ese imaginario invisible que nos muestra su poder para el olvido. A ella , sí, a ella le han contado, que las gentes del sur en esta constancias de el se vuelven delirantes. Creen que amargas y malos espíritus vienen ha arrebatarles todo lo que poseen. Creen que es un castigo de algún dios perdido en algún planeta de este eterno y cambiante universo. Desde su ventana mira el firmamento, el viento es cada vez más fuerte y trae nubes, nubarrones que traerán chubascos y ensuciarán sus ojos ante lo hermosura delicada de esa noche. La tormenta estalla, una masa de aire caliente se alimenta de una fría y plus…truenos y relámpagos son vivencias de sus propias vivencias. Llueve, llueve a raudales y el viento no se relaja. Ella, en la sonora soledad, sigue en la ventana que ahora cimbra ante la borrasca. Y también le gusta ese estado de la climatología, esa potencia del viento, esa agresividad de la lluvia. Se dice para si misma, que se lleve mi ayer, que se lleven esta memoria mía así, como una amnésica en medio de una nueva visión, un nuevo mundo. Suena el móvil. Lo mira, está tan a gusto con esta situación atmosférica que no lo coge deja y deja que suene y más al no ser una llamada identificada. Se detiene el viento. Se detiene la lluvia. Se van las nubes y otra vez ese limpio firmamento trotando en su mirada. Lleva en las manos un tazón , con café. Ya en sus años le da igual permanecer dormida como despierta , no tiene hora, para su café. Fluye una verdadera admiración por estos instantes. Su café, el frío, las estrellas , la noche. Uhm la noche, una noche donde siempre guardará algo de misterio, con un carácter refinado , fuerte y callado. Provocativa, magnética en el sentido de su olor y es que huele, a humedad, un frescor como de colonia recién salida de la ducha. . La desvaída luna todavía se deja ver y se presta tranquila, cómoda en el entorno de su reconditez. No tiene prisas. Y es que no hay prisas para acostarse, quiere ingerir todo su cuerpo. Ah, el nocturno, donde las almas danzan en playas vacías, ahí…si , ahí, tras las rocas donde rompen las olas donde nadie las ven. Ah, el nocturno, se presta ese faro donde el mar lo rondo y se arrastra con su espuma. Ah, el nocturno , donde la añoranzas le hacen que una lágrima sedienta resbale a ras de su mejilla en memoria de ese amor ido, marchito, yermo ya en sus manos.


miércoles, enero 22, 2025

LA PROFUNDIDAD DEL OCÉANO

 


La noche. La profundidad del océano. La frontera. La esperanza. Cuerpos expulsados por bestias negras con la promesa que ya está próxima la isla, los sueños, la paz. Uno a uno van cayendo en una barca o cacuyo cuyo destino se vierte en las mareas del presente. Uno a uno van hacinándose en esa embarcación cuando la luna medita sobre el planeta tierra. Las estrellas amparan todo el cielo y la vía láctea es una ramificación de materia estelar brumosa que los observa. Comienza el viaje, así, todos juntos, todos callados, con la mirada al frente siempre al frente donde los vientos invernales los lleve. Los jornadas pasan. Sin agua. Sin alimentos. Todos apretados con la incertidumbre de que lo gélido de la atmosfera no les rompa la respiración.  La debilidad se concentra, es epicentro de esa onda sísmica que puede que los desespere, que sus ojos henchidos desparramen el blanco de la nada.

Gaviota:

Somos aves de los mares y siempre lo mismo, la costa está próxima y vuestras ganas entran en una fatiga aguda que se manifiesta en vuestra palidez, en vuestras manos agarradas a otras manos que van a la deriva. Yo no os puedo ayudar solo, dar el ánimo de que la orilla está próxima. El crepúsculo de la mañana viene y os tibiera un poco vuestros carnes , vuestros huesos carcomidos del inacabable frío, hambre y sed.

Sol;

Siempre lo mismo, son expulsados de esos navíos que prometen y prometen que tierra está cercana. Dejados en el imperio de los oleajes. Dejados en la nada de la sonoridad . Dejados en los preñados desprecio de la vida. Dejados a la intemperie , desamparados con el ultimo aliento de existencia. Todo se ha perdido, no tenéis nada solo los ojos, solo una ilusión que se hace borroso a medida que los días pasan. Tomar de mi cuerpo queridos, queridas mías, hijos de las mareas.

Coro:

OH, hijos de las mareas

oH, dioses del amor

oh , navegantes del hoy

oh, humanos al encuentro de humanos . Perdidos en un mar que no habla solo, zumbidos tórridos, tormentosos a vuestros cimientos. Sentís la caída pero a la vez una expectativa buena os lleva a continuar. No hay remedio. No hay marcha atrás. En medio del vacío. En medio de precipicios profundos donde tal vez si, tal vez no quedareis anclados en sus heladas aguas.

Oh, hijos de las mareas.

Oh, dioses del amor.

Despertar, que la existencia reinicie su camino y sean un viento de sus vidas, con alegría, con amor, con paz.

Gaviota;

Los días pasan, rondo donde la tristeza empieza a ser acecho. Donde las baldías ganas anuncian el adiós. Donde la verdad está estrangulada por aquellos que aconsejaron. Donde los derechos son vulnerados por el mal oleaje.

Cetáceo:

Los atlantes os ayudaras, como hijo de sus hijos. Os miran. Os observa. Una soga será lanzada para seguir como parte de este mundo, de este minúsculo mundo. Aguardad, voy a quietar la marea, ha calmarla. La isla no esta lejos, veréis como vuestro sueño se hace realidad en la pesadez del humano. Un largo recorrido os espera. Pero la paz os llevará donde la desmemoria de vuestra tierra, que siempre será vuestra tierra, dejará de ser cuchillos de ríos secos, cuchillos de guerras perdidas. Alimentaos ahora de la imaginación. Aquí, ahora, en medio de la nada de los océanos. Una imaginación que os hace peregrinos de la libertad y la justicia.

Tierra. Se avista tierra. No desesperan estas mujeres, estos hombres, estos niños en su huida. No son espejismos. Tierra. Una tierra temblorosa en sus acantilados, en sus arenas blancas como sonido de la paz y el equilibrio. Una mujer da a luz. Niño nacido en las esferas míseras de la humanidad. Y ese niño sobrevivirá y ella también, aunque lánguida, desangrada. Tierra. Se avista tierra. Alguien espera. Alguien viene. Los guardacostas ya se han hecho noticia de su llegada y van al rescate. Lobos marinos cantan. Los cetáceos son guías. La gaviota se despide y va hacia su presa. El sol soberano se turbia por nubarrones próximos. Y llueve…

martes, enero 21, 2025

ESA MANÍA TAN TUYA...

 


Esa manía tan suya, de levantarse en las alas de mariposas cuando la melancolía oscila en sus carnes, prolongándose en su latir apagado, desganado. Ese ritmo en la búsqueda de unas manos que con la valentía de la supervivencia está marcada en su destino. Avista la luna. Avista el océano.  Avista corrientes nuevas donde la frondosidad de su jardín dice de la venida de tiempos mejores. Se recoge en su regazo y a la sombra de un árbol teje ilusiones tempranas sobre su presente. Le habla a su compañera y ella , en medio del callar, la mira como se mira la perdida de algo querido. Pero esa manía suya le hace dialogar sobre un mañana, sobre un futuro, sobre horas posteriores donde quizás la marea se erija a un mar de nubes donde los sueños se cumplen, se van construyendo en los pilares sumergidos en la tierra para ser más contundentes. Sí, amor, te escucho, el vuelo de los mirlos, de los herrerillos, de los canarios son sonoros a estas horas y ellos dicen de la jornada venidera, se cumplirá nuestros deseos, tu deseo. Sí, amor, me escuchas y en ti veo la paciencia de estas estaciones, un crepúsculo de arco iris emana de ti y el discurso de la vida dice de esas viejas maletas que prenden en los mares inhóspitos, insonorizados a la huida. Pero dejemos este tema amor, escuchemos juntas a los pájaros en su balada. La luna asoma sus cráteres. Esos barrancos donde corre el agua hasta las mareas eviternas. El sol, en su maravilloso y bello apogeo. Una bóveda azulada clara nos protege como el rincón de las enamoradas y juntas bailamos con cierto aire de añoranza por un beso, un beso oculto bajo las ramas de una sabina enunciando el ritual del amor ¿Nos queremos, crees amor? No hace falta repuestas, nuestras razones, nuestro tacto, la caricia consumada en el infinito del cosmos nos desquita de dudas y aquí estamos , juntas con esa magia tan tuya con alas de mariposas melancólicas. Y me gusta tus ojos apenados, tus ojos donde circula el dolor de muchas mujeres atrapadas en lo injusto, en lo horrible, en el terror. Piensas en ello amor, pero, en este instante, en este momento que nuestros ojos fluyen en un mismo cielo , una misma luna, un mismo sol, olvídalo. Ya vendrán tiempos mejores y ahí, donde la voz es garganta retorcida, rota, muda será de nuevo balada. La balada de alas mariposas pintando sus sonrisas. Se escucha jaleo en la calle, es hora de despertar, de ser vértice de nuestro aliento, de ser rítmicas flores del mañana.

domingo, enero 19, 2025

PÁJAROS DE ALAS NEGRAS


 

Esta sola, una sociedad con axiomas machistas la hacen febril huida al silencio. Loca, usted está loca. Le dice el psiquiatra de la seguridad social. Loca, usted está loca. Y ella sigue con su historia, con sus vivencias de poemas rotos, de metáforas escritas de carne y hueso. Y es que abusaron de mi doctor, le dice. Loca, usted está loca, ello no es verdad. Los años pasan, las cicatrices amparan sus ojos, la soledad es sonido que se cuelga de su garganta, de sus hombros. Y es que abuso de mi doctor, insiste. No, no es verdad, son creencias suyas. No doctor, yo no estoy loca solo que he sido maltratada por lo abominable de la existencia. Me han robado, me han acosado, me han violado y esa fantasía de contárselo a usted , doctor. Loca, usted está loca ¡Loca¡ se evanesce su confianza, su seguridad, su verticalidad. Sus ojos clavados desechos, con el vagar podrido de su vida. Su vida, secuencia de gente malévola que invoca al olvido de su aliento. Loca, usted está loca. Se envuelve en túnicas de irrealidad, una manzana podrida resbala por su espalda, sus piernas son presa del tembló enraizado en la nada, en un vacío que la hace un contingente gélido de esperanza. Loca, te llamas loca. Cierra los ojos, la memoria bajo su techo la ensucian y bebe agua, mucha agua. Necesita pulgar todo el mar encerrado en su vientre. Se siente débil. Se siente frágil. Se siente caer y por un instante vuela donde un halito de paz converse con sus labios blancos, con su sed. Manos rajadas. Pasos rotos. Cuerpo sentido en el grávido sonido de los tambores. Loca, usted está loca , le dice el doctor. Es un día de invierno. Es un día de sol estridente. Es un día donde los pájaros de alas negras revolotean en su callar. Es un día donde lo valiente se vuelve amargo, desalentado, fatigoso hasta caer en las profundidades de la mudez. Se va. Loca, usted está loca, dice el doctor. No , no, la realidad alcanza un firmamento frío, metálico y como existencia maldita es absorbida por los vapores de la atmósfera que le rodea. Está loca, una lágrima se despereza en sus fosas nasales . Una lágrima observa la realidad de este pueblo, de muchos pueblos. Y todo se vuelve oscuro. Y todo se vuelve brumas por donde ha de andar. Un silencio demoledor oprime sus tendones. Una lágrima vomita todo ese despecho, ese desdén , ese rechazo a su palabra. Y calla la mujer. Y calla la niña. Y calla la humana. Y calla los pájaros de alas negras. Y calla el día, la noche, los soles, las lunas. En fin , las estaciones. Se vuelve y tiene sed, bebe agua. Se erige a su habitación, se mira frente a un espejo. Su rostro desmigajado con los años se ha recompuesto. Su reconditez busca la mano amiga y en el tremor acechante huye, sola. Donde las piedras son desiertos que cuentan del ayer.  Ya, mayor, remite esos recuerdos. Mira desde lo lejos todo malestar de su tiempo ido, de su pasado. Deja de mirarse en el espejo y sale a la calle, sola, con la sombra de sus pensamientos. Un arco iris olisquea sus sensaciones. Los pájaros de alas negras cantan…cantan.

viernes, enero 17, 2025

EL VIAJE

 


 

 

Estoy aquí, en la nube de Oort , una supernova se expande en mis ojos inconclusos y su creación de un agujero negro me hipnotiza, me atrae como ese saber del más allá de nuestro horizonte, el sistema solar. Voy a viajar a través de él. La sensación es extraña, es como si la presión , la gravedad, la temperatura y mi masa en lo absoluto se comprimiera a punto de estallar, a punto de fulminase en la mortandad. Pero no, lo atravieso, como atraviesan esas vidas desesperadas, angustiadas en el precipicio de un océano desconocido y misterioso que les puede arrebatar la respiración. Estoy aquí, en otro mundo, en otra galaxia, en otra dimensión donde la oscuridad y la luz me apresa. Este mundo es distinto, es mayor que el nuestro, el planeta tierra. Me siento ligera, algo más joven tal vez, con mis huesos repuestos después del tortuoso viaje. Estoy aquí, en la nada, hay vegetación, hay mares. No obstante, ningún indicio de existencia. Miro su cielo, tres lunas coronan su bóveda. Tres lunas que edifican el destino de este planeta vacío. Cuidadosamente y lenta , me integro en él. Camino donde una brisa con olor extraño me lleva. No hallo la vida como me la figuro en mi mente, mi reloj se ha parado, no marca la hora, se quedo en las cinco de la tarde de un invierno del planeta tierra. Me siento , la cura de todas mis emociones viene. Oigo pasos, pero no avisto nada. Me estarán observando, examinando, estudiando los seres que pueblen este mundo de tres lunas. Me levanto, avanzo y descubro una especie de templo, una edificación cuya estructura concluye que las gentes de este lugar son de una estructura de vida avanzada.  Y sigo sintiendo que me observan, que me examinan, que me estudian. Quieta, medito, me entrego a mi yo y razono de no me van a decir nada, que no tornaran alguna forma de comunicarse conmigo. Yo, que he viajado a través de un agujero negro hasta aquí, viviré en soledad, como un animal primitivo que lo sueltan después de estar enjaulado. No se me acercan y lo comprendo. No me aproximaré a sus edificios, a sus construcciones, a sus costumbres, a su forma de ver la vida. Seré , apartada , despechada como hija de un mundo que no más que es polvo estelar y que no avanza. Si, no avanza, el colapso ha llegado a la tierra, no hay combustible y con ello no hay electricidad, las mareas arrasan ciudades enteras, la salud se ha ramificado en la debilidad y es que somos tan frágiles. Y así me quedaré, como náufraga de una isla perdida en la amplitud de las mareas, en esta ocasión del universo, de este eterno universo, donde la eternidad quizá exista aquí. Seré no más que un bicho suelto en medio de este bello lugar y, entonces, una cierta tristeza me embarga. Sí, soy más joven, soy más ágil y no sirve de nada. Los pobladores de esta tierra extraña se apartan, siento alejarse sus pisadas, me dejan. Tendré que subsistir con el agua que corre por sus manantiales, con las raíces y frutos que prenden ante mí, sola. Me pregunto, si ellos sabrán de la existencia de mi planeta, supongo que sí, supongo que no. Pero por mis movimientos y mi fisionomía imaginaran que soy de un arcaico lugar. Estoy aquí, en un sitio extraño, donde la alegría puede verse en sus aguas, cristalinas. Me dejan, ya no escucho nada, quizás, he aterrizado en el lugar equivocado, donde la comunicación se hace esferas insostenibles, enrarecidas por el lugar de donde provengo. Miro sus tres lunas, miro su mañana , me da la impresión de que aquí no oscurece. Amparados por una bella y magnifica vegetación su clima es templado, agradable. La soledad será mi centro. Y si enfermo, qué será de mí. Como cualquier animal seré alarido hasta sanar o fallecer, quien sabe.

miércoles, enero 15, 2025

DESPERTARES

 



Un sol irradia el camino. La brisa es tacto en su prieto abrazo. Levanta el alma, un alma en la sonoridad del callar. Evolucionamos a ser astros de la memoria perdida. Los campos verdes se lían al andar por nuestras carnes deshabitadas. Buscamos ese oasis donde columpiar los sentidos y nos abatimos en espejos donde dicen la pesadez de las estaciones, de esos años mezcolanza del olvido. Y nos damos cuenta que tenemos que despertar, desparramar toda esa pobreza que nos aquieta, que nos hace estático aliento al despertar cuando el crepúsculo de aves pacificas son concierto de un pellizco de alegría. Y despertamos, aquí, en este lugar donde los calderones siguen su ruta, donde el invierno se hace primavera, donde los ojos son faros al encuentro de la bienvenida de nuestros deseos. Una anciana camina por las calles, harapienta. Una mujer hinchada en un vino que la pudre, que la asesina para el alcance de la verticalidad. Su rostro cae a las aceras podridas, donde el sonoro canto del desánimo baila con el adiós. Un perro pasea a su dueño, sus ladridos son enfoque de una felicidad a la vez que un taxista consume las historias de las gentes que suben, así como si fueran a su médico. Aquí, el alma levanta, un alma en la sonoridad del callar. Supera ese largo sueño y se sienta en su realidad, una realidad que lo aboga a ser desheredado de la conversación. Sola, atraviesa las mareas, los riscos, se sienta bajo un drago y comienza su avistar de las sensaciones que le ambulan por sus arterias. Y se vuelve a levantar, un alma en la sonoridad del callar. Olisquea el horizonte, mira ese verde sol que asciende hasta la manía de la esperanza. Si, la manía de la esperanza. Una esperanza que se vuelve consejera de cada uno de sus actos, de cada uno de sus pensamientos. Y el verde sol ahí, viviendo entre un amasijo de materia interestelar, observando cada respirar que se enciende en esta cultura. Una mujer ,  no pude más, el alcohol asesta sobre ella y ahí en el letargo y fatigo se convierte parte de la calle. Y el perro que pasea su dueño, vuelve bajo su techo, con la sonrisa de un niño. El taxista deja su servicio, para presentarse en otro donde la charla se hará en un mínimo espacio de tiempo. Y los otros en lo pequeño de isla esfera somos desamparados de un cosmos misterioso, desconocido. Una turbulencia ciega del verde sol nos llega y levantamos, es invierno, auroras boreales en pleno océano.  Y otra ve aquí, donde la sonoridad de la soledad nos alcanza, nos habla, nos entiende. Y seguimos ese camino que irradia el sol e intentamos abrazar a la brisa y dejamos que las aves canten, salten ya que en su brío está ese placer de los pequeños instantes.

lunes, enero 13, 2025

LAS CALLES DEL INFINITO

 


Callejuelas perdidas en el infinito del pasado. Pasos de carretas llevando el olvido. Es invierno. Un cielo cenizo, con nubes que exprimen llovizna se aproxima. La gelidez resta a la palabra y somos callada orilla de los sentidos, de las emociones, de esa charla que se eclipsa en lo absurdo. Veo su imagen. Una imagen de yeguas descarriladas , desbocadas en el sufrimiento de la carga. Alguien grita. Alguien es sostiene una palabra que se la lleva la lluvia, que se la lleva el viento. Y el viento también viene. Mis ojos se precipitan a consumir ese aliento de la naturaleza y suspira. En la carreta van los hijos de la peste, del abandono, los delirantes. Un amasijo de carne, sangre , huesos y quejidos tétricos que nos llevan a la oscuridad d este mundo. Un mundo donde lo enfermizo es heredera de lo marginado, del abandono. Sigo esa carreta, mis ojos destellan la rabia , la conciencia absorta en lo cobardes que somos. Sí, somos cobardes, danza un chillido en medio de la calle, danza el estruendo de una tormenta que se avecina y nos cobijamos donde los ojos, donde los oídos, donde la boca son cerraduras a lo amargo, a lo doliente, al horror de la existencia. Encadenados son dejados en un calabozo bajo el suelo de una construcción de antaño. Solo un refilón de luz alcanza sus ojos. Sus ojos muertos, sus ojos heridos, sus ojos impotentes, sus ojos febriles, sus ojos tristes. Escucho la queja, es un sonido desgarrador, aborrecible, estremecedor…tanto que mis piernas se tambalean, tiemblan. Los siglos pasan, me veo ahora y otro medio de transporten donde llevan los hijos de la enfermedad, del abandono, los locos. Todos juntos, revoltijos de sangre y barro en el precipicio de sus últimos días. Esparcidos en la condena desalmada de una sociedad declinada, caída en las esferas de tenebroso, de los prejuicios, de los desordenes. El caos ampara sus manos manchadas. Un caos que es todavía caos hasta que la paz, la benevolencia , lo bueno, lo bonito vuelva a sus ojos inclinados en el rechazo.  Y otra vez me voy, me voy donde los ecos insonoros de los moribundos, del quejido no resueno, no se escuche. Callejuelas heridas, callejuelas donde la lluvia truena a la par que un viento fuerte. Me agarro a mis sueños y despierta edifico un arco de colores donde un jardín de alondras  vendrán a visitarme y correré…sí correré donde todo sea orden y sosiego , donde la paz eternice nuestras manos, nuestras miradas.

viernes, enero 10, 2025

EL PASEO


 

En el mundo, somos eso, polvo interestelar nacido de las estrellas. Puede ser que nos miremos al espejo y estamos o no, una realidad que se curva en sentido desconocido hacia calles donde la noche murmura los gritos de la soledad . Y, sin embargo, el fin de la vida llega. Sí, llega para unos lentos, para otros con la celeridad de no haber consumado el beso de los sueños. Todos tenemos que fallecer, palidecer, frío metálico que nos invierte en otro destino. Y ese destino se consuma en el universo. Un halo de nuestra energía da sombra a los colores de las jornadas, andamos en una atmósfera indómita donde nuestra presencia se hace vacío. Y después, no lloran, en el olvido, en el silencio de nuestras manos, de nuestras palabras. Conversamos con el derivar de los años cual será nuestro final y no atinamos, nos poseemos de cosas triviales, de discusiones absurdas. Y , sin embargo, el fin de la vida llega. Una sobrecarga se instala en nuestros hombros, la pesadez de saberlo nos produce cierto tremor y miramos , desde aquí, desde la isla, lo infinito de las mareas. Inducimos a sostenernos sobre la ida y venida del oleaje conversando con nuestro corazón, con nuestra razón con las ballenas. Un faro se distingue en la bahía. Siglos y siglos rotando sobre si mismo. Siglo y siglos empecinado en ser guía de las embarcaciones llegadas al final de su camino. Y, sin embargo, el fin de la vida llega. Cara a cara, en el ultimo aliento, en esa cura que no llega. Nuestras pisadas se hacen polvo interestelar, sonar de otras almas que vienen a nuestro encuentro. Y no nos reconoceremos, algún atisbo en esa memoria de vida pasadas. Pero, donde, como , cuando. Todo se vuelve mágico, oculto, misterioso en este nuevo nacer, nos apoderamos de una sabiduría ya anciana y recurrimos a otro curso en esta nueva existencia. Y seguimos aquí, aunque el fin de la vida llegue. Ando por calles empedradas, la vieja Vegueta aspira de mi espíritu y siento la calma, una paz en sus viejas aventuras. Observo y no sé por qué una religiosa encima de un burro, triste, condenada por la inquisición en esos siglos de oscuridad de la isla…de la isla. En el sendero de su condena, el garrote le espera. Culpable de un desliz , de un deseo humano que la entregaba a noches sonoras de deseo y pasión. Ella no flaquea, pálida con la cabeza bien alta escucha el hazmerreír de la sociedad en ese momento, en ese instante, que no ese momento podemos trasladar este caso a otras culturas que no son culturas sino maneras dictatoriales de pensar, maneras engarrotadas y oprimidas de desatar su malevolencia. Hacia la plaza se dirige, ahí donde la catedral congrega ciento de gentes olisqueando su fin. Y será su fin. Ella mira el cielo, no pide suplica, se deja llevar por esa masa agreste, yerma a su vida. Y al final , la muerte. Sí, la muerte provocada por las ideas aberrantes, aborrecibles, idiotas de una sociedad. Y , sin embargo, no es el final de la vida. Su espíritu ronda como caída ala en cada mirada de odio, de retorcidas intenciones. Ahí, está, absorbo su aliento cuando cruzo la plaza, su imagen ante mí se hace presente. Y este presente que no es presente sino el ayer vuelve, retorna cíclicamente. Y solo eso, polvo interestelar congregado en cada piedra, en cada adoquín de esta pequeña ciudad. Se escucha el sonido de la mar. Se escucha las campanas que doblan a su muerte inesperadamente. Atenta , escucho. Atenta, observo ese ayer como parte del hoy en otros pueblos. El humano tiene un retroceso en aquellos. Sin embargo, todo tiene su final, repetitivo, cíclico que nos hace girar en los mismos errores hasta el fin, hasta el nacimiento de la nueva vida.

miércoles, enero 08, 2025

DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA DE INVIERNO

 


Lo incierto de los pasos. Perdidos donde avanza el desperezar de un sol, sombra de nuestros encuentros, de nuestros sentidos. En una esquina ilusorios sentimientos que se abollan a medida que la pienso, que le hablo como si su mano con la sutileza del querer rasgara mi verticalidad. Y ahora, aquí, despechada, inconclusa, con una melancolía que tiene plumas de seda. Solo el tiempo tocará mis ojos, cerrados. Solo el tiempo dirá de ese deseo impertinente de ser alba amor mío de tus huellas. Y ahora, aquí, descanso donde los sueños, donde el delirio , donde el ánimo serpentea sudoroso en el incalculable estado de la espera. Y son incierto los pasos. Perdidos en calles donde la dejadez fragua en cadenas del silencio. Y ahora, aquí, donde los campos alegres se mezclan con las pisadas en el aliento del invierno planeo donde mi hogar son riscos donde los pájaros cantan. Y ahora, aquí, converso con ellos. Ya veis camino donde los barcos esperan para entrar en un muelle donde un pañuelo azul , verde, rojo, amarillo …y que más da. Navego con la canción del mañana, ese repositorio donde los espejos de la libertad descubran la pasión perdida. Lo incierto de los pasos, en una esquina un gallo canta, es hora de despertar y gritar dibujos de las emociones perdidos en la amplitud de las estaciones.

martes, enero 07, 2025

JUNTOS---

 



Juntos, en la heterogénea altitud de las manos. Sí, podemos, enhebrar los focos de la paz. Sentémonos. Mirémonos. Cojamos de nuestros ojos el aliento de las jornadas cuando los pájaros despiertan y soñemos. Sí, soñar, despiertos, con la continuidad del tiempo atravesaremos la oscuridad de las vidas y seremos esa marea, ese desierto donde los pañuelos , en bandadas, peregrinan hacia un túnel cuya luz blanca anima a la pureza de la belleza, de la armonía. Juntos, gritando cuchillos rotos, armas desmigajadas, sangre quieta que forja la verticalidad de la existencia. Sí, podemos …podemos asear nuestros impulsos, este convulso estado arrebatado donde la miseria , la pena habita y ser minas donde corre el agua límpida de nuestros andares. Juntos, conversemos, descendamos donde la aterradora herida es sanada y cantemos al hechizo de un sol, de una luna, de estrellas perpetuando nuestro camino. Sí, juntos, con el querer de ser lumbre de fogatas donde nos reunamos en la danza victoriosa de la esperanza.

sábado, enero 04, 2025

SOLO QUEDA LA SONRISA

 



Solo queda la sonrisa

Imperfecta volcada en las alas cristalinas

Deambulando por nuestros vientres

Verticales al ritmo de manantiales

cual bebemos del arco iris.

Solo queda la sonrisa

Gloriosa en su oleaje

Generosa en los corazones lánguidos

Oportuna cuando lo efímero se calle.

Solo queda la sonrisa

Juntos en las lenguas de la paz

Cumbres de cetáceos cantando a la vida.

Solo queda la sonrisa

Nos vamos ahí, en un pedazo de aliento

Corriente de esperanzas de ojos inconclusos

Cielo donde somos aves de cristalinas del ahora, de siempre

Hilada en palabras quietas de nuestras manos cálidas.

Solo queda la sonrisa…

 

miércoles, enero 01, 2025

LA TARDE

 

Atravesamos los verdes sueños. Nos emancipamos de lo malo y los soles


, lunas es brío que besa nuestros párpados. Estamos aquí, corriendo a través de la lluvia venida de un invierno. Un año nuevo vuelve a mirarnos y nuestros ojos se abren solapados a la esperanza, a la paz. Te encuentro aquí, en un rincón de mi corazón y soy jardín donde las flores despiertan a medida que los riscos verticales es lugar donde conversamos si la brisa viene. Escuchamos las pisadas de elefantes, de cetáceos cuando bondadosos a la vez que nos arrimamos a un manantial cuyo puente nos traslada a un estado de silencio cuando los pájaros cantan. Me escuchas,….estoy aquí, en este presente que será pasado, en ese pasado que será memoria de lo bueno. La melena me cae sobre los hombros, un cabello azul donde se dibuja salpicada por una brizna de viento tu silueta. Cierro los ojos y las imágenes dantescas de lo aberrante aun captura, encapsula este mundo en la desgana. Oh , mundo azul, no me cuentes de esa sequía que abandona la alegría, que desbordas batallas perdidas en la existencia. Pero ahora no es tiempo de ello, ahora es tiempo de ti. Sí, de ti , hechizo enraizado en mis arterias. Y tal vez sí. Y tal vez no . Y los soles y las lunas vendrán , aliento flotante en el olor de tu caricia cuando el tiempo nos entregue esa oportuna llama del amor.