Frente el horizonte naciente de
los hijos del sol, de las mareas. Nuestras manos, verticales, albatros al
encuentro de playas vacías. Nos aquietamos y estáticas somos vertiente donde
los deseos reverdecen. Hemos nacido con esta nueva jornada donde las luces del
alba dicen de nuestras historias pasadas. Nos miramos, tragamos saliva y
nuestros vientres se unen en canto del querer, de esos cuerpos ya ancianos que
despiertan al son de las estaciones. Es otoño, la lluvia parece venir, el frío
culmina en nuestros ojos en la autentico de este amor…que es amor. Sonreímos
frente el horizonte naciente, aún una estrella perdida queda en el cielo, le
arrancamos un deseo, nuestros deseos. Aquí estamos. Nos levantamos y un aurea
azul descansa en nuestras espaldas.
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