martes, octubre 15, 2024

BAILANDO EN SILENCIO



 

La sonoridad de los desaparecidos,

La invisible pena de la pobreza

La caída libre de los corazones

Los marchitos ojos de los deseos

El derrumbe de las almas

Lo continuo de la soledad

Las palabras cesadas en la agonía

Los pasillos indecisos lumbre de sombras

La despedida de tu caricia

Un adiós que lame el llanto, la desgana

El febril resonar de la llamada

Y te llamo, y te nombro

En el anonimato de mis deseos.

En el callar de mis despertares

En lo frío de los nocturnos

Cuando la luna asoma

Y te lloro, y te busco

En las ráfagas de la razón

En las calles sin farolas

En las estaciones fatigadas.

Cierro mi boca

Expulso la memoria

Y me vengo al ahora

Bailando con el silencio.

domingo, octubre 13, 2024

EL CREPÚSLO DE LA MAÑANA


 

En el crepúsculo de la mañana

En el brío de los ojos

En el corazón abierto a la lluvia

En los pasos conversando con la soledad

En el yo retraído tras una ventana que da a la mar

En el canto benevolente de los cetáceos

En la tonalidad exultante de los pájaros

Un espejo

Un recuerdo

Un deseo

Una belleza

Me encuentro

Te miro

Te ausentas

Soy espera

Soy crepúsculo en la mañana

Los sueños emergen

El beso viene

Lento, pero viene

Te saludo

El ocaso de dioses hambrientos

La nada

El todo

Y al final, respiramos, nuestros alientos

 

sábado, octubre 12, 2024

EL SALUDO

 


Estoy aquí, en la atmósfera exterior. Miro el planeta tierra, lo saludo. Buenos días, cómo estás. Una incertidumbre lo arrasa. Un ambiente que lo hace dudar en su mañana. Las guerras son inconclusas. La contaminación es frenética. El hambre castiga a los inocentes. La sed evidencia nuestro egoísmo, nuestra ira sobre llanuras donde la aridez raja gargantas. La solidaridad se ha vuelto como una condena, cadena perpetua con navajas a ras de las espaldas cansadas de los sueños de que puede ser, de que puede haber un aire de esperanza ante tanta y tanta muerte y demolición.  Estoy aquí, desde un satélite donde habita la nada. El mundo azul se vuelve extraño, desconfiado, presa de malas enfermedades arrastrando a nichos comunes a sus gentes, a sus especies. Desde aquí, donde las noches son largas y la soledad me alumbre cuestiono que es el ser humano. Detrás de la una historia singular, autentica para cada uno de uno de ellos. Somos de corpulencia parecidos, pero de vida distinta. Ahora los echo de menos, quiero bajar al planeta tierra o mejor dicho al mundo donde cada hábitat es insostenible y despreciado por otro que no es otro sino nosotros mismo. Alguien habrá a la par de mi andar, de mi conversación y callaremos cuando los sentidos nos de el aliento necesario para afrontar su realidad. Y su realidad , la misma que la mía, nos convencerá de ese querer por belleza de un abrazo, de un crecimiento benefactor de la paz. Mientras, estoy aquí, en un satélite donde los vientos son desenfrenados. Sola, con la idea de un mañana donde dormiremos en nubes azules de tranquilidad. Me transformo y vuelo, mi viaje es largo, me vuelvo si esta gravedad me lo permite al mundo azul. Lo echo de menos con sus batallas y sus derrotas. Necesito la mano amiga que cambie las sensaciones denigrantes, nefastas que apuran ese clima, ese planeta habitable donde sus noches estrelladas nos dice de la llegada de un mañana agazapado en el sonoro resonar de la armonía, del equilibrio , cortando su desenfreno, su delirio. Mientras preparo mi nave al vacío del universo, donde su sonido crepita en lo sublime y solemne, me apuro antes de la que su despedida sea demasiado tarde. Oh , tierra, estamos aquí donde los sórdidos llantos del miedo alumbran la mayor parte de tu faz. Oh, tierra querida mía, ya hemos llegado y todo sigue igual durante siglos y siglos indeterminados. Las civilizaciones se autodestruyen en ese instinto de venganza arraigada al pasado, un pasado muy lejano. Un pasado aislado del ahora, que estamos en otros tiempos, en otros espacios condicionados por los necios del horror. Y aquí estoy, de nuevo en casa, bajo mi techo, mi despertar es lúcido, transpirable, claro y deseo que las manos , sean de donde sean, se aúnen y alcen caravanas de pañuelos blancos en la deriva de los días. Me despido querido mundo azul, ahora necesito descansar, el viaje ha sido muy largo.

domingo, octubre 06, 2024

DIVAGACIONES DE UN DOMINGO DE OCTUBRE

 



Estoy , dentro de un instante no estaré, trascenderé donde los sueños son nubes blancas susurrando lo bello por tu amor, inspiro y expiro, en ese deseo dormiré donde las caracolas me mecen en el trasiego de la noche. Estoy, dentro de un tiempo que es el ahora , que es el ya que se fue te besaré, que te he besado sin darte cuenta de este amor en la desolación de mis manos, vacías.  Eviternamente vacías, un otoño gris desdibuja mis ojos secos, un otoño lento me ausenta de lo real y en esta ensoñación que no es ya ensoñación escribe las ganas de verte. Sí, verte donde las cumbres anuncien la alianza de nuestros labios. Sí, verte donde los riscos sean sonoros ecos de nuestros ojos. Sí, verte donde los pájaros , en su hermosura, son briosos jardines de la pasión. Estoy, dentro de nada desaparezco donde una marea acuna mi corazón solitario. Estoy, lo efímero se vuelve extraño, los sentidos se adormecen y la palabra , estática, rumia tu esencia. Estoy, estaba, no estoy, estaré , que más da, todo pasa. Sí, todo pasa, estar o no estar no es importante solo, el aliento del camino a seguir. Una arboleda seca raya mis pisadas, una arboleda donde se confunde la noche con el día confluyendo en un mismo estado. Y Estoy, cantando una vieja canción que dirán esta pasada de moda pero que el impulso me regala un halito de alegría. Me siento libre en este octubre donde las gallinas y gallos se cruzan en mi andar. Estoy, dentro de unos segundos no estaré y seré ese cuerpo conquistado por la invisibilidad del recuerdo cuando estaba. Pausadamente recolectaré cada haz de la memoria . Y esta memoria mía será tu presencia, ahora que ya no es ahora.

miércoles, octubre 02, 2024

EL ENTIERRO


 

Se humeaba una secuencia de una balada que caía a medida que su cuerpo se iba enterrando. Se iba, su materia, donde los bichos se alimentarían para no más ser polvo de esta tierra, raíces que en lo profundo abraza los astros. Una lagrima de emoción , de la sensibilidad que manda se dejaba ver en los rostros. Hasta la mentirosa de su cuidadora, un ser hermético, que asentaba su medicación. Todos los sabíamos y callábamos. Un halo azul nos envolvió entonces, la cuidadora torpemente cayo en la fosa. Su gemido airado, sus gritos desbarataron el entierro. Una risita se oyó detrás de nosotros, sus hijos, sus nietos, sus sobrinos. Y espantada, con el corazón en la boca salió del agujero. Ahora me vienen esos recuerdos, un recorrido que se hace pesado en la vida cuando nos perdemos en su ida. La balada sigue sonando y es difícil esas jornadas donde las prisas de un otoño se lo llevaron. Y ahora me siento y ese halo azul me acoge y esa ira me equilibra para escupir toda esa mala gente. Sí, porque nos movemos en lo cómodo, en lo fácil para rasguñar la riqueza, aunque sea a costa de lo indefenso , de la ignorancia. Y aquí estoy, cuando la noche me enseña el reencuentro del pasado a cámara lenta. Me desvisto, escucho esa balada y tomo un café y este otoño es memoria de aquel que masticaba un chicle, de aquel que en la lejanía veía como la pala cubría su ataúd, de aquel abrazado a la mano de un ser querido como iba siendo la despedida, de como aquella que se cayó estaba hirviendo en un cavilar impreciso, de como sus nietos alumbraba ese tiempo que ya había terminado, de como su tonada erraba en esa atmósfera y de cómo el silencio producía el ultimo temblor a esos cipreses que decoraban el cementerio, de esos rosales que se abrían en cada tumba, de nichos de flores secas en la dejadez. Y dónde estás ahora, seguro trotando en una persona donde entregas todo tu yo y que tropezaré a lo largo de las estaciones. No me recordarás, pero tus maneras abogaran por tu nuevo nacimiento donde la luz de tus deseos querían. Aunque yo no lo sepa, estarás ahí, donde sombras borrosas escribirán nuestros pasos por esta existencia. Siento esa balada de aquel día de la despedida que tanto te gustaba, no te preocupes aun converso con ella.