Y los soles vienen, yertos, cabalgan donde los ojos apagan
las ganas. Y los soles vienen y los juegos de la niñez nos entierran en un ayer
ya , ausente, perdido, despedido. Y los soles vienen, y tu vas donde las calles
del verano lucen pájaros cansados, con un canto frágil donde los cuerpos se
amamantan de las olas. Y los soles vienen y aprendemos a ser ojos de la
quietud, del callar mientras depositamos nuestros pasos en el hoy.
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