No mires atrás, el camino es
corto. Ese sendero donde los pájaros de alas diversas y vigorosas no dejan de
conversar con la brisa. No, no mires atrás, donde las ortigas , donde las púas,
donde alfileres colgantes rasguean tus sentidos ¿Me ves? Aquí estoy, donde un
arco de colores acoge ese jardín de ballenas plateadas al son de una hierba
donde corren la verticalidad de las almas. No, no mires atrás. Seamos ese
puente en los desfiladeros donde las flores crecen a nuestro derredor. Aquí
estoy, corriendo al ritmo de una respiración que lleva el aliento de nuestros
deseos. Te espero. No, no mires atrás. Ese ayer a dejado de ser. Ahora, los
sueños lucen un halo que cabalga en nuestras manos, al unísono, en las
corrientes de arroyuelos que hemos de beber, así, con el colorido inmenso,
impoluto del amor, de la alegría de
vivir, de ser y estar en las maravillosas y bellas baladas de la palabra de
nuestros ojos.
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