Cada mañana se anima el jardín del
océano. En el horizonte un sol, perfecto, olisqueando el camino a continuar sin
las desganas de los hombros. Cada mañana suspiro pensándote, amándote, conversándote
en paredes blancos que se prenden de tu ausencia. Cada mañana , estoy aquí,
donde los cetáceos penan cuando en el crepúsculo pronuncio lo impronunciable ,
tu nombre. El mal viene a mí y me ciño a velos blancos sobre nubes cenizas.
Cada mañana me llamas y me desalojo las púas que se clavan en mi pecho sonoro y
caigo, caigo donde las mariposas son alas rotas en los pozos de la memoria.
Cada mañana….sí, cada mañana…
No hay comentarios:
Publicar un comentario