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Puedo
decir que todo va bien. Puedo mirar el horizonte y con mis pies cimbrando donde
el arco iris nace me involucro el paraje de Doramas. De la nada brota la
laurisilva, un pinzón descubre mi embelesamiento, esa admiración por los restos
de boscajes que anudan las islas. Me adentro. Estoy aquí, ahora, en un efímero
encuentro con la historia. Doramas, el último Mencey como muralla a la
profanación de esta tierra. Un pinzón me ojea cómplice de mi llegada al pasado.
Ese pasado envuelto en las brumas de la conquista del archipiélago, aquí donde
los atlantes tomaban manzanas de oro para la eternidad. Una masa forestal como
maestra de que aún la historia se persevera. Imagino este lugar y sus
habitantes cuyo misterio es presa hoy en día en el ocaso de sus días. Seres
impolutos, solemnes, guerreros del día a día, convencidos en que las lluvias traerán
la buena cosecha. El frío y la neblina me acogen. Y las dejo. No pongo
obstáculo donde la laurisilva canta al ayer. Un paisaje breve pero inmenso a la
vez. Abrazo un tilo. Porque me da la gana. Abrazar ese ayer donde los
aborígenes eran cause de cada arroyuelo que impregna este sitio. Y me siento
enamorada ¡Uhm? Que paraje tan intenso. Aquí, donde los poetas se encontraban
en el curso de los años. Aquí, donde la flor de mundo dice del hechizo
ambientado en su olor, en sus calles adoquinadas con la templanza de siglos
atrás. Oh , Doramas, rendido caíste y ahora todo ha cambiado. Porque todo
cambia. Tenemos que ser admisibles al desvío de las rutas y sentarnos en esa
grandiosa y maravillosa llovizna de nuestro hoy. Y nuestro hoy es parte de
nuestro ayer. Paseo por estas antiguas calles y la lucidez de una ventana me
señala una anciana, con su rosario que cuenta gotas y el arañar del silencio se
le escucha su murmullo. Un mestizaje. Porque somos mezcla, todos, encadenados
de las raíces de esta tierra. Me adentro. Aquí. Ahora. Un pinzón me observa y
continuo en la belleza engendrada en sus alas, en esas nubes chispeantes que sonríen
a la quietud de este pueblo afincado en un remoto lugar del mundo. Y puedo
decir que todo va bien. Mientras somos barricadas a cada grito de la oscuridad.
Mientras esta esfera se mueve en una fragancia enrarecida y engorrosa. Mientras
yo paseo, aquí, ahora en donde la estructura de sus casas me aloja en el
pasado. Mientras me detengo ante una rosa, la huelo, cojo un pétalo y lo guardo
en mi bloc de notas. Y puedo decir que todo va bien.
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