lunes, enero 22, 2024

NUBES DE HOSPITAL 10

 

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Sola. Mi nombre es Jam, no lo había dicho. Las calles se vuelven mirlos en su pleno auge. Un silencio demoledor se enraíza en mis arterias y caigo neutral en una respiración lenta y pausada. El sol dice adiós. La noche saluda y mis huellas se vuelven trozos de cristal salado. La gordura de mis pensamientos habilita a la huida, a no pasar por alto cada pizco de mi existencia. Sola y culpable de esta soledad. Una soledad amada donde tapias interviene en el eje concéntrico de mi columna. De ella un dispar de ideas andan lucidas al encuentro de lo bello, de lo maravilloso. Sola. El trabajo me ha hecho así, arrinconarme cuando las expectativas son decadencia y malestar. Todo en esta vida es fugaz y nosotros somos eco indómito de un universo que se expande, que se contrae al ritmo del espacio y el tiempo. Las cinco fuerzas que lo componen nos dan una dimensión abstracta cuando en el nocturno lo alcanzamos con nuestros ojos y nos percatamos de su dimensión. Y me digo, Jam, no estamos solos. Es tan enorme, tan gigantesco que se escapa de nuestros sentidos y nos arropamos en el yo. Un yo que a muchos le dice que somos únicos. Es imposible cuando una mirada a las mega estructuras del ayer gozan aun de verticalidad. Todos los imperios se ataron a las mismas condiciones. Pirámides de un lado u otro al encuentro de aquello que no se sabe. Sola, un mundo a la par de fuerzas que nos empequeñece. Rozamos el entusiasmo y nos engrosamos de ideas que tal vez…que puede ser, todo es posible. Sola, llego a casa después de este viaje a Moan, me quedo con su esplendor, con lo más alto de sus hermosas callejuelas. La humedad cala mis miembros, se duermen y de una sacudida los despierto. Necesito calor, un calor que nunca llegaré alcanzar. Me pongo mis zapatillas, la noche, correr y mi corazón desbocado, pero cauce del ritmo exacto se precipita por las luces de esta urbe. Sola, sin miedo, segura. Somos una historia de este cosmos…una historia más de las que los conforma, como una unicidad que se va dispersando a medida que llega al borde de un precipicio. Somos un fragmento de esta galaxia. Intentamos rescatar nuestro ayer y quien sabe si algo lo sabe. Eso es nuestro impulso. Aun así esta es nuestra casa y hemos de cuidarla, de mimarla, tratarla cariñosamente con el afecto suficiente para que sobreviva. Sola, el cuerpo me pesa. Soy peso, la gravedad me succiona y soy cansancio. Retorno, sola.  Y vuelvo a ese café, a ese cigarro, a mis largos ratos pensativos invadiendo la serenidad. Y Canto, canto a la paz, que venga en su lecho de sueños, que venga en su corriente de palomas, que venga en su masa disecada de esperanza, eviterna, continua, embelesada en el himno sostenido del silencio de los llantos, del dolor, del pánico, del pavor. Sola, el instante de mi vida se hace reencuentros del pasado, suena el móvil .


 

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