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Yo
Suam me acerco a la bahía, las olas siguen su trayectoria continua pero con el
reboso de la contaminación de sus carnes. Miro el faro, lo único intacto. Su luz
aun parpadea y su temblor dice algo de su habitante. Es como si nada hubiese
ocurrida o mejor dicho es como si la esperanza se abriera ante nosotros. Escucho
el llanto de los animales marinos. Una ballena varada en la orilla. Otra ballena
varada en la orilla. Otra ballena dando su último aliento. Piso la arena con el
temor que una mina me acribille y haga pedazos de mí. Proyectiles viviendo en
la playa. Esa es mi visión. El día de un agosto pesado, gris, húmedo y un calor
rebanando mis piernas. Restos de cuerpos anónimos sembrados en toda su
dimensión. Me detengo. Una gorra blanca pero podrida. La cojo con el miedo de
encontrarme algo bajo ella y me la pongo. Una gorra blanca indicando la lucidez
de las jornadas venideras. Una gorra blanca que me oculta de las miradas del
terror. Una gorra blanca y sucia de alguien como yo . Y ese alguien ¿dónde estará?
El bochorno correo mis brazos, mis piernas con un sudor de dolor , un dolor
latente por mucho…mucho tiempo. De nuevo me encuentro con el faro en su luz que
gira sobre si misma. Una gaviota se me pone en medio. Sus ojos negros. Sus ojos
tristes. Sus ojos ausentes por falta de alimento. Sus ojos viendo los desastres
de la guerra. Permanece estática e intento acercarme a ella. Y se deja. Deja
que me acerque y la acaricie. Siento su debilidad, le doy agua que llevo de una
botella y pan duro que están en mi bolsillo. Ella, lentamente, con la herida de
la supervivencia come con celeridad, con la ansiedad de días y días estar
envuelta en penumbras. La observo, tiene un ala herida. Cuando termina la cojo
y deja que mis brazos la lleven a donde yo voy. Yo Suam tengo una gaviota ahora
que cuidar, que sanar mientras dure esta circunstancia del circulo de su vida. Vamos
al faro, a ese faro que tanto mi abuela contaba historias de las gentes que
allí vivían y viven, imagino, él no ha dejado de dar esa luz cuando era todo
oscuridad de manera intermitente. Y no sé el porque me atrae, será porque da
señales de vida, como si nada hubiera pasado, hermético, protegido por la ferocidad
de las mareas y rocas deformadas de su hábitat.
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