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Una
envidia me corroe. Siento celos. Celos de no poder cruzarme con mi destino.
Aquí, lazos de soledad en la ruta de lo incierto. Aquí, con viento presuroso castigando
mi entereza. Aquí, con las grietas buceando lo hondo de mis sentidos. Aquí, con
el destemplado curso de la vida. No sé si renaceré mi vida en otras tierras y
ello me impulsa a ser mujer a la deriva. Se ha ido esa pareja, el camarero de
este barco sigue detrás de mi sin saber de mis pensamientos, de mis sensaciones,
de mi búsqueda. A veces hay que arrimarlas, amarrarlas para que estén quietos y
dejar que la vida transite como este universo abrazando mis ojos, mi
verticalidad. Me apuro…me apuro en entregarme a mi tranquilidad, a este instante
donde todo fluye de manera natural y dejo que mi cavilar duerma. Neutra,
hermética, consolada por el cosmos me desvisto de cualquier deseo, de cualquier
querencia. Qué todo fluya como fluyen los barrancos hasta llegar al mar. Recuento
mis andanzas y son muchas o son pocas, según como se mire. La experiencia dice
que lo suficiente para este viaje a lo desconocido. Donde mi mirada verá de
distinta forma las cosas. No hay que dar importancia las cosas nimias. Solo, hay
que estar atento a lo que puede surgir y lo que surja bienvenido será o
rechazado, todo depende. Me meto en el saco en estos momentos mis sentimientos
y con celeridad los tiró por la borda. Nunca se sabe donde llegaremos. Para ello
están los sueños, con logros o sin ellos, conforme se va formando las jornadas.
Mis alas crecen y crecen a lo largo de esta noche, de esta noche de primavera
estrellada y se inunda de una cierta tristeza tiñendo la calma. Y grito…un grito
recóndito llegado en este preciso momento. Mis alas crecen y crecen con ganas
de volar. Volar donde el mundo me acoja. Volar donde las vertientes de la paz
sean eco profundo de mis días. Volar donde el amor corretee por mis venas.
Porque hay que amar. Hace falta tanto amor en esta esfera que me contraigo y me
expando…me expando y me contraigo ante esta carencia. Tan solo el echo de amar.
Amar lo que hacemos. Amar en la palabra. Amar en la mirada. Amar este mundo que
parece tener frío…mucho frío...CONTINUARÁ
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