viernes, febrero 17, 2023

LA ENFERMEDAD(NARRATIVA) 1

 

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Calma. El todo es la calma. Paredes que estrujan los pasos rutinarios hacia una luz del crepúsculo. Silencio. El todo es el silencio. Calles solitarias, algún ladrido y no más. Aislamiento. El todo es el aislamiento, cuerpos moviéndose en torno a las manos caídas, a las manos lejanas, a las manos ahuyentadas.  Y aquí estamos, corriente gravitando alrededor del murmullo de una pantalla, de un papel como afluente de las noticias. Nada. El todo es la nada. La distancia en la existencia de la interiorización, en el cavilar con nuestra alma, libre de cada espejo reflejando la ausencia. Sin embargo, el cosmos nos abriga, los astros pacen sobre nuestros hombros.  Sin embargo, luchamos en el espacio de nuestras conversaciones con las mareas, con las cuidadosas pisadas abasteciendo nuestro espíritu. Encendamos una vela, pronunciemos vida y seremos resonar de la alegría, de la conciencia de este mundo. Calma, todo está en calma. He regresado a esta ciudad que una vez me acogió. A ella , la he olvidado en el trayecto donde los montes se visten de sudarios, donde las arboledas se mezclan con el invierno. Y es que es invierno. Intento olvidar, desplomar todos estos sentimientos y logro ser gaviota donde su vuelo se vuelve hacia una ventana. La nada. Una bruma se levanta en está ciudad desértica cuando la noche cae. La enfermedad está aquí y las gentes ante lo desconocido suplican al adiós de esta catástrofe mundial. Si supieran lo que he visto, lo que he sentido, lo que me ha edificado como mujer sin miedo al todo. Calma, todo está en calma. El callar de esta urbe es estremecedor. Parecen calles de un mundo fundido en el ahogamiento, en ataúdes que uno tras otros y en silencio pasan ante nuestros ojos. Solo, eso. Sí, la he olvidado. Considero que nuestras emociones deben palpitar en el curso de la vida. Morimos y resurgimos como seres con las singladuras de un nuevo latido. Quizás mañana, hoy me enamore de nuevo. Tal vez las flores vuelvan a mis ojos. A lo mejor seré ave besando ese corazón que me corresponde con la conversación de la constelación. Enciendo un cigarro, son las dos de la mañana y la cafetera dice de mí. No, no quiero dormir, en mi se enclava este virus que gobierna a escala mundial. Eso nos ha llevado por ser impertinentes, por ser hegemonía de despechar aquello que es ajenos a esas fronteras. La dejadez...CONTINUARÁ

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