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Por
momento se hace un silencio, el año viejo se engancha a una carreta que lo llevará
portando sus recuerdos, el año nuevo viene con la ilusión de que todo vaya bien,
de que seamos mejores, a lo grande. Felicitaciones triviales inundan mi parcela
y yo me ausento. Una ausencia que no duele, que se consagra con el presente,
con el mañana de esta era. Y tengo ganas de emocionarme y me emociono.
Querida:
Las
luces de esta estación están apagadas, el año se va y tomamos de la mano un
tiempo, unos meses, unas semanas, unos días nuevos. Y será todo novedad, me
pregunto. La rutina se prolonga como manía que debemos de aceptar. Los dioses
del universo nos colman en esta fecha de pequeño guiño a la paz, a la calma.
Una calma que es tempestad tórrida para muchos. Hay gentes fuera de este
circulo donde aquí se celebra la ida, la bienvenida de propósitos. Los desheredados
de la una vida digna perecen en los lodazales de la esperanza. Sin embargo,
celebramos esta tontería como desconocimiento de los martirios, del sacrificado
andar de muchos…demasiados. Ellos no verán este año que comienza encerrado en
el más absoluto terror. Sí, amiga, me da ganas de pensar en ellos, aunque siga
con la cabeza gacha los rituales de esta sociedad. Por ello te deseo lo mejor para este año que
empieza a lo largo de su recorrido. Un niño con sacos de piedras se cuelga de
la desesperación. Una niña pisa una mina y en añicos queda su mañana. Un viejo tiene
sed…mucha sed, pero la frontera corta ahí donde hay agua y hay pleitos incontenibles,
inimaginables para las gentes de este lugar. Marcamos nuestro territorio con orina
de sangre, con orina de muertes y más muertes, con orina de sufrimientos y más
sufrimientos. Ahora que todo esta globalizado el genocidio es global y no lo
vemos imbuidos en nuestro afán de riqueza. Dejo la desesperanza a un lado, solo
fue una necesidad de comentarte lo que palpo, lo que se ha brindado a mi
derredor en mi vida. Te echo de menos, tal vez te lo haya dicho en numerosas ocasiones,
pero me cuesta olvidarte en este camino por la existencia. No sé que
oportunidades me soplara esta vereda que sigo, pero me gustaría encontrarte
algún día. Sí, un día donde los pájaros cantan. Un día donde los recuerdos no
sean más madres de la nada. Sí, un día donde tus ojos, mis ojos se balancean
esta renovada oportunidad como hijas de este mundo. Te dejo, ya continuaré, los
desiertos amputan una sonrisa. Y que maravilloso es una sonrisa. Ahora, te
sonrió y sigo diciendo que te amo ¡Uhmm, querida mía¡ Soles serán cometas danzando esas vertientes
donde nos arrimemos. Soles donde la voz amable, sensata encienda la
verticalidad de esta dormida sociedad.
Estás
cansado hijo mío, hoy es un día ajetreado, no hay prisas. No existentes las prisas
a no ser que sean de vida o muerte. Descansa…descansa...Una bruma de calima aun
sigue en esta ciudad, los edificios que miramos no se ven. Lo mejor es quedarse
en casa. Sí, en casa, bajo este techo que carecíamos en el ayer y en estos
instantes nos abriga, nos protege del mal. Estás cansado hijo mío, descansa…descansa...CONTINUARÁ
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