A veces, los mirlos
son invisibles alas dialogando con las calles.
A veces, nos balanceamos donde la ruta secreta es túnel de
luz.
A veces, nos inquietamos ante unos ojos briosos, bellos
Donde el aliento deja de ser marmóreo.
A veces, escuchamos el llanto de las ballenas cuando la tarde
asoma
Su vestido de mareas revueltas.
A veces, somos querer de la usencia en lo eterno del beso.
A veces, nos miramos. Nos vemos en el destino incierto
De riscos que cierran el firmamento.
A veces, solas, nos avituallamos de esperanzas,
De una ráfaga libre para las emociones.
Y , a veces, coincidimos donde los sueños retornan a la
memoria.
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