La calle. La acera. Mi cuerpo
entre cartones. He decidido la vuelta a mi país. Un país donde el desorden nos
condena a un trato inhumano, el hambre, la falta…la falta de todo. Mi poblado.
Un campo que extiende gravitando en lo hermoso. Mis manos. Mis miradas. Sus
miradas. Discriminado por ausentarme de la victoria, por venir con las manos
vacías. Me siento desnutrido de emociones, de una alegría cancelada que me
condena al silencio y la soledad. Mis amigos. El todo. Soy rostro extraviado en
la herencia perdida de mis raíces. No. No me aceptan. No hay comunicación. He
fracasado. Han fracasado. El hambre enferma más sus esperanzas. Y yo me pierdo.
No hay palabras. Solo, volver No. No puedo retornar. Retornar al tormento de
las mareas. Retornar a los gritos mudos de la muerte. Retornar donde el
emigrante es destartalado. Me estremezco. Soy hijo del desahucio. Soy marginada
existencia a ambos lados del océano, en mi tierra, en la otra tierra de los
sueños. Y he vuelto. Descalzo paseo por estos techos de desperdicio y siento un
temblor ahogado en mi vientre. Qué hacer. La duda carcome mis sienes. Nadie me
saluda. Nadie me alienta. Todo es nada. Moriré con mis brazos tendidos a un
clima extraño. Soy extraño para ellos. Soy extraño para los otros , los de la
otra orilla, los de los sueños. Mis hombros caen. Mis ojos son letargo eterno.
Todo es desesperante. Y ante esta desesperación me agoto. Voy hasta la orilla
de las mareas, solo….solo. Las mareas me hablan, me dicen de la niebla que me
espera hasta la claridad, una claridad que me inmiscuye en lo rota que esta mi
vida. Seré, eso, nada. Invisible masa corpórea que se balancea hasta que sol,
la luna le haga un hueco. Respiro hondamente, oro, y mi fe se hace añicos. Este
mundo que he visto, que palpado con mis propias carnes no me responde, es solo
abismo, es solo cadenas que me ahogan. Solo yo. Madre porqué no me miras,
suplico. Tu mirada reventada, desviada sigue el curso de la pena. Y yo sé que
me quieres, pero la sociedad, las ideas imponen a tu huida de mí. Y recuerdo la
calle. Y recuerdo la acera. Y recuerdo mi cuerpo entre cartones.
Ha vuelto. Mi hijo ha vuelto. No,
no puede ser. Todos esperando su porvenir, nuestro porvenir y ha vuelto, sin
nada. Dice que viene a despedirse. Mi gente dice que no lo mire. Que es un
fraude. Donde esta esa tierra de los deseos, de los sueños del mañana. Dice que
no existe. Mi hijo ha vuelto. Mala vida le espera aquí, no lo aceptan. Y yo
peno. Y yo lloro sin que el se de cuenta y lo echo como si no existiera. Ya no
existes hijo mío, dicen que nos has engañado. La mentira es puñal que atraviesa
nuestros corazones, nuestros cerebros y ni siquiera te digo adiós. Has vuelto.
Es de noche. Dices que lo has pasado muy mal, que todo es una fantasía, que
todo es terrible allá. No, no seas hipócrita hijo miro. No eres fuerte, te has
dejado llevar por los malos augurios de alguien. No te fíes. Dices que nadie te
ayuda, que nadie te auxilia. No te creo. Tienes que enderezarte y empezar a
luchar por ti mismo. Has vuelto. No, no lo aceptamos. Serás vagabundo de tus
propias pisadas, aislado. Traes malas noticias. Como se te ocurre. Fuera…fuera
de mi casa, no sabes los destrozos, la ruina que nos ha traído. Aléjate de este
pueblo, no hables de ti.
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