7
Silencio.
Entro en casa. Huele al café de antes. Vuelo a una rosa negra que ha agrietado
la pared levemente. Embelesada la miro y mis ojos se desenvuelven en las ánimas
del pasado. Algún dolor se incrusto en este edificio, alguna pena vaga en sus
pilares, en su compostura, en su verticalidad. De pronto un grito. Silencio. Un
grito y silencio. Silencio y un grito que suena como una voz grave de las
entrañas de este piso. Ahí, donde ha brotado una rosa negra. Presiento que me piden
algo. Y ese algo ¿qué es? Cierro los ojos y una muerte barrunta mis carnes, mis
piernas. Una muerte injusta, una muerte innecesaria. Mis sentidos se pierden la
búsqueda de la verdad y no la haya. Ojos clavados en una rosa negra, una rosa
negra sin espinas. Cantos fúnebres sobrevuelan mi mente pero no logro alcanzar
el por qué. La acaricio, es tersa y la vez quemante, doliente. Quito mi mano
sobre ella en un sobresalto y mi mente discurre en imágenes confusas, oscurecidas
en su verdad. Algo paso hace año…muchos años. Silencio, un tremor sacude mis
piernas, mis manos. Intento tocarla de nuevo, un sudor agudo discurre por mi
frente, por mi espalda. El sudor del sufrimiento. Tiemblo. Silencio. Un grito sórdido
explosiona en mis sienes. Se cae un pétalo de la rosa negra cuando mis dedos la
toca, la siente y es como si una vida se hubiese ido, indefenso, en el
martirio. Y siento como si algo me intentará asfixiar. Corro a trompicones hasta
la cocina, bebo agua. El sudor de la frente, el sudor de la espalda se va. Y
con los ojos escarchados de impotencia miro el agua que corre por el grifo de
la cocina. Es como la fuente monótona, sereno, continuo. Cierro el grifo, me
estrego los ojos y voy otra vez donde la rosa negra agrieta la pared. El pétalo
caído ha desaparecido, es lo primero que me fijo y después la miro a ella como
si me estuviera hechizando y la veo entera. Sí, entera como si fuera intocable,
como si su secreto fuera prohibida frontera que se ha de cruzar ¿ Y qué es lo
prohibido y lo permitido? Siempre que exista el respeto, la honestidad, lo
verdadero, lo natural mientras no se daña a nadie debe ser lo permitido. Y lo
prohibido, el porqué de esta prohibición, algo que no debemos saber, algo que
se esconde de forma tórrida bajo las brumas de la oscuridad sea bueno o malo.
Silencio. Un grito y toco sutilmente la rosa negra y no logro entender de la
yema de mi dedo mana una gota de sangre, mana la verdad. Una verdad confusa o
que han querido llevarla a la confusión. Escucho el grito agudo en mis sienes,
me tambaleo y me distancio en busca de una silla. Me siento frente al espejo de
mi habitación. Mi piel figura pálida, envejecida, decaída por poco tiempo solo,
el transcurso en la observación de la rosa negra que agrieta la pared del
pasillo. Silencio….CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario