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Tic-tac
el callar lleva a una explosión de relámpagos y truenos. Y llueve y el clima se
refresca algo. Una acechante calima huye y da paso a calles mojadas, a perros
huidos, a gatos asustados. Me desenvuelvo por los pasillos blancos bajo este
techo, los espíritus dan sus señales. Los espíritus se remueven en sombras que
me visitan y yo hablo con ellos. Los visiono como se visiona lo cotidiano. No
se de quien se trata, pero logro entender su lenguaje, el lenguaje secreto del
universo. Me comunico sin decir palabra, un dialogo que se muestra exacto,
encadenado al paso de los días. Tic-tac, un pequeño agujero en la pared. Me aproximo,
intento averiguar de que se trata. Pero mis ojos cansados no averiguan el
misterio. Las almas se remueven en su densidad como la llovizna que cae. El
cielo gris, el cielo apagado. Mi rostro gris, mi rostro apagado. Ellos quieren
transmitirme algo, algo sereno. Y me arrimo donde la pared tiene el agujero. Tic-tac
me refugio donde la nada es oscuridad que salva. Para de llover. El agujero
desaparece y una especie de flor brota de su miniatura. No entiendo o si
entiendo. Sea lo que sea hay que llegar al entendimiento, todo tiene su
explicación, una razón que nos hace vagar más allá de este ambiente, de este
globo terráqueo donde nos hallamos viviendo sin vivir. Los espíritus danzan y
danzan, se aglutinan, se mezclan homogéneamente y desaparecen a través de la
flor que ha brotado en la pared. La naturaleza toma su rumbo, la naturaleza se torna
caprichosa y exigente y quiere lucir su hermosura. Una flor en una pared blanca
como obra de arte en la perpetuidad de los años. Arrancarla o no, ese es el
problema. La dejaré en su curso, aunque la pared se agriete. Tic-tac los
momentos pasa, se aíslan, son viento que se apodera de mí y el sillón del salón
caigo, frente a mí, un reloj, unas rosas disecadas, unas siemprevivas eviternamente
con su exactitud, con sus flores. Y tic-tac, por instantes de me olvido de la
flor nacida en la pared, por momentos me olvido que soy parte de este mundo,
por momentos mis manos ojean un libro , un libro monótono, donde la poesía tropieza
con mis sentidos y emerjo, en este sillón, frente a un reloj. Al azar escojo
una página a ver que me dice, a ver que cuenta como si fuera el hechizo de sus
palabras…
Y
te quise tanto
Donde
la luna es mecida por un árbol sin ramas
Y
te quise tanto
Dolientes
olas se rajan en mi pecho
Y
te quise tanto
En
exitus vuelo
Así
dice…y te quise tanto...se me revuelve el estómago y en la cima del vacío me
remuevo. Amores confusos. Amores indescifrables. Amores de musas lloviendo en
el tic-tac del viejo reloj de la pared. Llueve de nuevo…CONTINURÁ
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