sábado, mayo 21, 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 10

 

10

Agoto mis ganas frente a esa lápida de mármol negro. Un tributo de espectros me sacude, me saludan, me dan ciertas lástimas. Se han ido todos, pero cierto renacer se enquista en mi pecho, en mi vientre y un temblor se enraíza en saber que están bien. Todo luce como debe ser, bien. Mi mano se despega de esa lápida de mármol negro e intuyo que detrás de mi hay algo, algo inmaterial, algo extraño que me declina en unos momentos seguir donde estoy. Contemplo mi pasado como un barco naufrago en aguas espesas, fangosas, engorrosas donde mi yo no responde a lo que es el hoy, este presente desfilando en el paso de las horas frente a esta fosa de lápida de mármol negro.  Y me despido, una despedida grata, una despedida con un gesto de cariño por aquellos que viajan en otra dimensión. Una dimensión que desconozco y mi interés por ella se fabrica en la vibrante energía pacífica que siento aquí. El cielo sigue despejado, un cielo de un azul evocador, entregado a los que vivimos en este rinconcito del universo. Lo nítido del más allá se borra de mi mente cuando salgo de este lugar. Las puertas se cierran a mi paso. Es mediodía. La estación de los idos, de los muertos se queda detrás de mí. Su viaje atraviesa ese mármol negro donde esta sus nombres y se mostrarán como signo de un polvo estelar más allá de nuestra capacidad de entendimiento. No logro comprender, pero el eco del universo me los trae, me abriga en esta jornada primaveral. Yo le digo adiós al hueco que los vi por última vez. Yo digo hola a esta atmósfera que nos rodea y me dice que están bien y me guardo esa idea donde nadie pueda hacer lubricaciones sobre mi estado mental. La guardo con una llave de sentimientos que revolcándose en mi entereza y sigo, sigo la ruta que me lleva de nuevo bajo mi techo. Suspiro. Y este suspiro me advierte de mi mañana, un mañana igual que ellos en el profundo cosmos. Dejo atrás las flores cortadas para los muertos, un coche fúnebre es caravana de alguien que se va, de alguien que viene. Una mujer apresurada compra un ramo de muertos, crisantemos ha optado. Yo los odio, si se enerva en mi una oscura energía de necedad cuando veo estás flores de la despedida de esta tierra, de esta tierra donde seremos no más que polvo de gusanos. Me quedo con secuencia de imágenes de lo que fue, de lo que significa en el rumor de sus espíritus. Una brisa se levanta, lenta y con la pausa de un viento abocado a la pesadez de estas horas…CONTINUARÁ

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