¿Has hablado? No converses con el
aliento de batallas perdidas. Esta atmósfera se entremezcla con las muertas
flores de una primavera. Esta atmósfera se apodera de los sentidos vertidos en
la agonía. No, no hables. Mejor es callar, rincón donde las almas se desdoblan
e invocan las hogueras de la paz ¿Has hablado? No converses con las ventiscas
de los desaparecidos bajo las tumbas de la memoria. El aroma de los pueblos
decae, el olor de sus calles se hace eco prolongado de lenguas de cuchillos. No
entiendo. No comprendo la existencia enraizada en el vacío. Te escucho ¿Has
hablado? Calla, calla…la palabra se vuelve inerte en el ritmo de la nada. Desde
la isla me anclo en la marea, una marea que sube, que baja…que sube y baja con
la elocuencia de la agresividad ante el mal tiempo que corretea entre nuestros
ojos. Sin saber el por que andamos en pozos oscuros donde la espesa niebla nos
hace caer. Cállate…cállate, no converses con el aliento de batallas perdidas.
Las batallas del sórdido estruendo del llanto, de las ilusiones vagando entre
muertos. Sí, solo muertos. El rencor mece al humano ¿Has hablado? Calla, calla…es
mejor ser insonoridad ante lo devastador, ante lo aberrante. Los gritos de la
noche nos asustan. Vamos, deja eso ahora. No da tiempo. No hables, huyamos
donde la respiración sea vida, sea alegría. Aquí, solo la pena. Aquí, solo cementerios
de ciudades que se arriman a la fugacidad del existir. Todo es fugaz solo, este
instante, este momento donde nos abrazamos bajo las inclemencias de esta tierra.
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