Ruido en el silencio. Un paredón ante la amenaza de una
libertad que vierte indeterminada, desequilibrada, desquiciada. Ruido en el
silencio donde un fusil marca la deriva de los ahogados en la esperanza. Un
reloj marca un tiempo, un tiempo que se detiene cuando la muerte viene. No hay
más. Una angustia. Una pena. Unos ojos blancos abandonando el sentido de la
vida. Ruido en el silencio. Se despliegan las alas del mal y una lágrima sangre
en los rostros pacíficos, en rostros donde los cipreses hacen nido a las cloacas.
Ruido en el silencio. Ahora, cuando somos desbaratado sentido de la paz. Tic-tac…tic-tac…la canción de los inocentes se
entona débil, frágil. Tic-tac…tic-tac…la tonada de la sensatez se hace inexistente,
alterada por el ensordecedor ruido de la muerte. Y somos ataúdes anónimos. Alguien
grita. Alguien suplica. Alguien con ojos blancos es despedida cuando concurren los ruidos en el silencio….Amigo,
amiga toma mi mano, fuerte…que la muerte quiebra mis sentidos.
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