7
Aun
humea la oquedad de la erupción. Aun la queja, el duelo está presente para
aquellos que lo vivieron. Vidas arrasadas a medida que una lengua mortífera les
saludaba. Y la madre es así, una conjunción de estados imprevisibles que a
veces, muchas veces nos da la espalda. Ella se engendra a si misma y mana con
un llanto explosivo que no podemos detener. Es inquietante como este minúsculo
mundo nacido entre las estrellas se balancea entre mal, entre el bien hasta alcanzar
su orden, su equilibrio. La tarde viene, viene con manto de aire quemante
sazonado por un viento que no cesa…que no cesa. Ellas, salen, donde el oleaje
se quiebra protagonizando una llovizna sutil en sus rostros. Ella, van, donde
el oleaje dice de ese amor. Ellas, van, donde el océano les habla del mañana. Gaviotas
gráciles se mueven en un sentido en espiral y son dueñas de esa playa vacía. Es
invierno, la tarde se hace espesa. Un sudor tilita en los hombros de ella.
Sudor marcando cada una de sus vivencias. Y que es ese pasado, no tiene
sentido. Miras y la desmemoria hace irreconocible los ojos, las manos que han
pasado a través de ellas. No, no hay retorcijones del ayer. La nada fabrica una
especie de sostén, de velo que las envuelve en sus pisadas, sus pisadas de un
invierno peculiar. Andan por la orilla de la playa, mojando sus pies,
descalzos. Un pensamiento de silencio las abarca y ejerce un boceto del hoy.
Sí, del hoy como si fuera el último día de la existencia. Porque no se sabe,
igual que esta erupción, igual que esta pandemia …qué será de las próximas horas.
Los soles, el tiempo, las horas construyendo cada muralla cada vez más alta de
cara a lo desconocido, a nuestras ideas concebidas por otros. El mundo rota
entorno a hogueras. El mundo trota al ritmo escalofriante de una manada que nos
deforma, que nos destroza en ser nosotros mismo. Ellas por un momento estáticas
miran ese horizonte con un sol amarillento- blanco. Observan esa gaviota que
viene, que va…que va, que viene…en su libertad, porque es libre. Se quieren dar
la mano pero, no ¡qué dirán ¡¡qué dirán¡les ofende los ojos vandálicos a su
amor. Son amigas, amigas durmiendo bajo el mismo techo. Las gaviotas se posan
cerca de ellas, recuerdan que es invierno aun en la inestabilidad de la tarde,
de este clima extraño y qué será más a medida que los años pasen...CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario