martes, febrero 01, 2022

CALIMA (NARRATIVA)1

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Sus manos…sí, sus manos, se aplastan en la ventana. Más allá de ella una fuerte calima alumbra el invierno, una calima que se retuerce en lloviznas venideras. Sus manos…si, sus manos, parlotean el sentido del aire, de esa atmósfera enrarecida y la vez hipnótica que la rodea. Se siente cansada. Cansada me siento. Se siente disfrutar de sus sueños. Disfruto de mis sueños. Una imagen se refleja en la ventana, en la ventana donde sus manos se aplastan. Ella la ve, por un instante cierra los ojos y es ella. Ella de vuelta del trabajo, un trabajo donde el exhalar del sudor y la presión la trae con los hombros bajos. Hombros donde se desparrama lágrimas del centro de su labor. Hombros donde cada peso de su memoria la retuerce en la duda. Y ella piensa en sus terrores…tal vez en una violación, tal vez en un acoso, tal vez en un robo, tal vez en un desahucio de la bestia humana. Y ella piensa que su vida no es mentira. Ahora viene del trabajo con una fuerte calima alumbrando el invierno. La observa, observa a su amor, a su amor real y le da lástima. Mientras la radio se oye de fondo, una radio donde los diálogos convergen en el maldito virus, en esta peste en pleno siglo XXI. No, no estamos tan adelantados como pensamos, nos levantamos y luchamos, deambulamos en la incertidumbre y desorientados convergemos en una calle donde ella, su amor regresa del trabajo. Pero sus manos, aplastadas en la ventana, son inteligentes por el mero echo de sorprenderla con una sonrisa, con un silencio que dice te quiero, con un suspiro que embellece sus ojos. Sus ojos caídos, sus ojos destrozados, sus ojos mudos, sus ojos opacos. Ella huye, todos los días, huye de su verdad, una verdad que congregaría cuchillos en su vientre, en sus espaldas, cansadas. Ve como saluda al perro del vecino, una mueca de alegría se dilata en su andar y su paso se hace alto, avanzando hasta donde ella aguarda, detrás de la ventana, con sus manos aplastadas a ella. Un rumor edificante vuelca su corazón y se dice para si misma, y se dice para ella, aunque no la escuche, olvida…olvida. Se espera tormenta en la isla, un tiempo alocado produciendo más y más desorientación a los que la habitan. La enfermedad y la oscuridad de una tarde que comienza la enfrenta con su entereza y ella se sorprende y ella se alegra de poder caminar y ver que desde la ventana con las manos aplastadas esta ella. ..CONTINUARÁ

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