Un camino. Un
viento. Una lluvia. La airada borrasca barriendo el asfalto. Un agotamiento. El
sonoro despertar de gatos en su queja. Un tiempo que pasa en la desmemoria bajo
la influencia de una atmósfera contaminada. Miro mis manos, la luz se convierte
en tremor. Un temblor que duele en lo pesado de las jornadas. Miro mis manos,
el todo se vuelve campo de hierbas verdes donde mis piernas corren con desvarío
de tanto y tanto silencio. Miro mis manos, la nada de los pájaros se revuelcan
en sus líneas, de destino incierto, de mal logrados sueños que nos
estanca. Miro mis manos, un piano, un
poema del olvido. Y viene la lluvia. Y viene el viento. Miro mis manos, gastadas,
vertiendo deseos reflejados en un espacio de espejos rotos y me alzo en el
vuelo de mis pensamientos. Miro mis manos y te veo. Te encuentro donde los círculos prietos
buscan tu beso, tu abrazo. Un camino. Un viento. Una lluvia. Una duda y mis
manos, presas de mis sentidos. Te encuentro, más allá de ellas. Me entrego a marmóreas
estrellas y no dicen nada. Llevada por un camino. Llevada por un viento. Llevada
por una lluvia…lejos, donde los corazones aguardan la venida de las emociones.
Describo soles en el cielo. Describo tus …tus besos. Describo el rincón donde los
ojos contentan a otros ojos. Describo el hoy, el mañana, en la línea donde el
imperfecto movimiento de los cuerpos ama en soledad. Un camino. Un viento. Una
lluvia. Cada instante se vuelve legible con las palabras del deseo. Cada
instante se vuelve tangible a mis pasos. Cada instante se vuelve suplica de mi
llamada. Y es que te llamo. Y es que te amo.
Un camino. Un viento. Una lluvia. Aquí, allí. Amanece, un cielo gris
gasta mis ojos, un cielo gris seduce mis deseos, un cielo gris levanta velas
blancas en la búsqueda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario