viernes, diciembre 31, 2021

CALLADO

 







Callado. Su cuerpo se arruga en la luz de la tarde, una tarde de invierno donde el viento insta en ser pesadez. Sus huesos se atrofian, la rigidez conversa con la nada. De su mirada espejos rotos donde su abrazo se pierde. Una mirada triste, la pequeñez de los sentidos, la dejadez. Despierto sus ojos claros tropiezan con mis ojos, le saludo como cualquier existencia de este mundo extraño. Ahora, se va, nos deja en una jaula donde el grito es mareas revoltosas de la agonía, del abandono. Callado. Su cuerpo se despide de la insonoridad de las jornadas. Su camino burbujea el encuentro más allá de este pozo donde el todo se transforma en la nada. La montaña está frente mis ojos, mis ojos secos, mis ojos cansados, mis ojos dolidos. Callada. Estoy callada, la luna amarilla se aferra a la calima, a la anchura del calor. Es invierno, un invierno donde buceamos a través de los astros de la madrugada. Callada. Estoy callada y mi razón es una escalera subiendo donde el firmamento me entregue algo de belleza. Y es que falta la belleza cuando paseo en el vals de la distancia. Callado. Su cuerpo evaporado emerge en lo cotidiano de una tarde y se va.  

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