1
Ahora,
aquí postrada recuerdo mi juventud, tu niñez. Burbujeantes tonadas de alegría
avanzaban en tu sangre, en la pequeñez de tu cuerpo. Ahora, cuando la
enfermedad y incansable bombardeo que no deja descansar te busco en mis
recuerdos, en una memoria que huye en estos instantes de odio y rencor. Porque
si hija, las guerras no más que son batallas del odio y el rencor, no hay más.
Un poder inhumano exhala cenizas en nuestros ojos y todo se vuelve oscuro y los
pájaros no cantan. Ahora, cuando la noche me agazapa en las sombras de un
minúsculo silencio mis pensamientos me llevan a ti. Tu te has ido, querida
hija. Si hija, has huido como tantos otros a tierras desconocidas, me imagino
en esta ráfaga de aire cortante en tierras insípidas, en tierras donde la lucha
no ha terminado. Busca la paz, el equilibrio querida hija ¡Ay hija ¡no llores
por mí, yo ya he vivido lo que tenía que vivir. Ahora, aquí postrada con ojos
prietos huyendo de mi muerte ¡Es imposible ¡ya viene….ya viene. Estoy acompañada…¡no¡¡no¡
estoy sola para que mentirte. Tanta y tantos muertos que quedarán en el
anonimato. Yo soy una más, vomito por mi nariz, vomito por mi boca toda esta
destrucción, toda esta descabellada maldad del mundo. Mi descanso será tu
descanso querida hija. Mi alma será parte de tus pasas hacia la libertad, hacia
la paz. Te protegeré en cada precipicio que se arrime a ti y seré soga que
cuelga tus sentidos. Este presente de luna menguante me hace detenerme en ti,
en tus deseos, en tus inquietudes, en tus aspiraciones y de seguro que lo
lograrás. Qué contarte de esta despedida aquí en mi lecho de difunta. Querida
hija me siento orgullosa de que te hayas ido de este infierno, la guerra. Me
entra ganas de reír, es como si la victoria fuera mía y con mi ida tu serás
fuente eviterna de la verticalidad, de vientos norte que te lleven lejos…muy
lejos donde la palabra genocidio no exista. Tendrás que empezar de nuevo
querida hija, tu lo vales. Solo te digo que me entra ganas de reír desde este
mi último suspiro y en mi sueño estás tu. Te veo corriendo por la densa hierba
dibujando cometas en el cielo como un jardín de arco de colores. Te veo feliz,
pensándome, conversándome, amándome, recordándome. Las razas no existen hijas,
son nombre que ponen las gentes, las gentes de este diminuto mundo. Somos tan
pequeñas y grande a la vez. Somos un círculo de hogueras donde la danza del
amor nos socorre de lo malévolo, de las tinieblas de las miradas.
2
Me
desprendo de mi cuerpo, orbito en la duda. Una incertidumbre que me desorienta.
Siente algo de calma y un cierto temblor divisa mi cuerpo fundido en llamas. Ya
no estoy y a la vez sí. Soy nota de la musicalidad del universo, este universo
que nos acoge, que nos invita a ser hijos de este mundo. Me he ido, no lejos,
un espacio negro me cubre, pero su equilibrio es indiscutible. Escucho las
voces de las penas, del sufrimiento agotando la tierra. La nada. El vacío. Un
impulso me hace pensar en ti, en tu huida. Ay, querida hija, permaneceré intacta
en el tiempo, hasta que nos encontremos en las estrellas. Esto es la muerte,
una muerte que nos entrega a otros cuerpos. Renaceré ante tu ceguera en el paso
del tiempo. No me reconocerás, no me reconoceré. No obstante, seremos unísona
luz de nuestras pisadas. Observo el llanto de estas gentes, de un país que se
vuelve plomizo. La pesadez de la desilusión acecha en sus hombros y caen, caen
en la derrota de la vida, caen en un sórdido llanto que los hace hijos de la
miseria. De lo mugriento que es ese mundo. Un mundo de guerras idiotas. Presto mi asombro
al fanatismo más incoherente. Somos incoherentes. Somos desequilibrados. Somos
asesinos. Quemamos nuestro hogar, la tierra. La hostilidad nos hace sordos y no
oímos su grito. En esta era todo es
confuso, nos hemos vueltos agreste, un cierto detalle de nuestras manos. Manos
ensuciando cada rincón de ese mundo llamado tierra. Desde aquí, querida hija,
te miro. Se de tus errores, pero también de tus aciertos. No, no llores cuando
llegue la noticia…si llega. Ahora, estoy en otra atmósfera, en otra dimensión
donde todo es bello, donde todo es verdad. Lo bello y lo verdadero…lo verdadero
y lo bello. Nuestra condición es ser humano. Nuestra condición es la prueba de
la diversidad. He fallecido hija. No te preocupes, estaré en tu existencia
contigo. Una llama enciende la espera, mi espera, aquí donde los corazones
vuelan en la alianza de lo natural, de lo real ¿Dónde está la cura? En la
absoluta hipocresía, nos mentimos a nosotros mismos de igual manera que a los
demás. La compulsión de ese ambiente donde se mece la esfera azul es
arrasadora. He muerto, querida hija. No se quien me ha cerrado los ojos, estos
ojos que han visto los desastres de la guerra ¡No¡ no llores cuando llegue la
noticia…si llega- Te abrazo amor mío y que mi abrazo sea tu talismán cuando me
pienses, cuando andes en caminos de lodazales. Ay, querida hija…hija querida…CONTINUARÁ
3
Una
densa niebla depreda la noche. La madre es quemada en la soledad. La dejan en
esa hoguera donde su carne y huesos será no más que cenizas. Una noche donde
los astros hablan del que será, que será de su alma. Y ella contesta, responde
con el porte de la certeza. Una densa niebla se alimenta de la noche y el
rostro de su hija surge en alguna nebulosa de este universo. Este universo
confuso, misterioso, hechizante. Los astros comprenden su que hacer en su
eterno recorrido por su cuerpo. Y dejan que su alma sea parte de ellos. Y dejan
que su luz azul de pinceladas a la vida de su hija. La madre ha muerto. La
queman en un pequeño boceto del nocturno con la densa niebla repica al miedo.
Un anciano desolado, solo, se queda ante ella hasta que la hoguera se apague. No
teme ya la guerra aberrante, cruel que se extiende ante él. De un momento a
otra mientras ella arde en el adiós a este mundo un aullido se escucha, no más,
el chispear de su quema y el aullido…el aullido y su quema. Un perro husmea por
los alrededores al encuentro de engullirse algo. Un perro flaco y canelo en la
desesperada búsqueda de la supervivencia. Así se deriva el largo recorrido de
su hija. Una densa niebla golpea la noche. Su cuerpo extinguido no más es un
extenso sonido del cosmos. Un sonido que ondea en el crepúsculo de su nuevo
nacimiento. Preñada de su inmortalidad es vigía a espalda de su hija. Sabe de
sus penalidades, de su miseria en el transcurso de una travesía que la lleva
lejos…muy lejos donde la herida no tiene cabida. Se ausenta de ese perro flaco
y canelo. No más encuentra ascuas de su ser. El todo es la nada. La nada es el
todo. El bombardeo cuando sus cenizas son llevada en la madrugada por la brisa
fuerte comienza. Un ruido que hace de los ojos del anciano se cierren en una
suplica con algún Dios. De su rostro lágrimas que no se retraen. De su rostro
en la media noche pasada danzan los sueños, sueños de un mañana. Tal vez , mañana… Abre los ojos, se mira sus manos estranguladas
por la vejez, por el trabajo, por el agotamiento y se las lleva a su cara ¡Uhm¡
no quiere ser el serrucho interminable de los gritos en la oscuridad, de
inocentes desvariando sus destino en la duda. Sí, la duda. Y el perro flaco y canelo se le acerca.
Estático se acuesta en sus pies en un son lastimero. Tal vez, mañana…Mira su
derredor, destrucción y desolación y al fondo el ruido, el ruido. Te lleva sus
manos temblorosas a sus orejas. No, no quiere escuchar más dolor. Una bocanada de
aire aglutinado de fetidez lo empujan pero con el perro flaco y canelo en sus
pies se mantiene quieto, verdadero.
4
Y
en medio del nocturno estoy. Una luna hace conjunción con Júpiter y Saturno. Mírala
hija. Te encuentras reunida con aquellos como tu han partido a un destino
incierto. No aparques hija. No te digo que rechaces tu descendencia, solo, se
mezcla homogénea de esa ciudad en la que estas. No te retraigas hija, se tu
misma, con tus pisadas del despertar como no vinieras de lejos…muy lejos. No es
cuestión de procedencias. No es cuestión de ser extranjera en un nuevo campo.
Solo es una actitud de alianza donde quiera que vayas. Muévete apartando tu inseguridad.
Muévete arrimando lo que corre por tus venas ¡Uhm¡ si pueda abrazarte….te diría
que no eres extraña en esa tierra donde ahora estás, te diría alza tus alas,
alza tu palabra, alza tu carácter y vincúlate con ellos. Tomos somos hijos de
esta atmósfera. Todo somos una pequeña parte del firmamento, contémplalo. Busca
quien vea como tu como gira y gira el ser, vivaces mariposas serán alas de tu
despertar. Aun no lo sabes hija, pero he muerto. Se de cierto sabor amargo a
tus espaldas, algo te dice de mi despedida. Un cierto tremor te arranca al
vacío. Lo sientes. Conversa con el aliento de esos edificios, de esas gentes y
verás que todo es cuestión de tiempo, todo es cuestión de una paciencia que te
llevará a donde tú quieres llegar. No te rindas. Sí, he muerto. Pero no estas
sola. Mi espíritu anima tus huellas borrando todo lo nefasto, todo lo malo. Mira
hija, una luna hace conjunción con Júpiter y Saturno. Las razas no existen, cuando
te des cuenta…sí, cuando te des cuenta bailaras al ritmo de una sociedad que te
mira. Que te mira y respeta ¡Ay querida hija ¡Cuando nos veamos también
bailaremos. Espero que no sea pronto, que tu con tus vivencias seas singladuras
del bienestar. Bienvenida hija. Bienvenida a este nuevo mundo. Todo se balancea
en otro ritmo, pero al fin al cabo es igual. Todos somos iguales, humanos. Aquí
todo es oscuridad, todo es callado. Solo soy una energía que viaja al infinito,
que viaja donde tu estás. Y en medio del
nocturno estoy , tu, ahí con tus iguales o eso crees. A veces confundimos el
norte de nuestras ideas. Sé precavida. Todos no piensan igual que tú. Hay
muchos puñales detrás. Cuídate de ellos y se valiente, se alimentada por la
nueva cultura. Deja que riachuelos de su esencia penetren en tu verticalidad. Una
luna hace conjunción con Júpiter y Saturno, mírala…
5
Detrás…detrás
de ti. Te siento abatida, columpiada en el mal paso de tus inquietudes. Te
desmoronas, te entristeces y piensas en mí. Lo sé, estás pensando en tu
procedencia, en ese país desordenado, conflictivo, sangrante, moribundo,
vagabundo de sueños eclipsados. Quien te alzado la voz. Quien te ha escupido en
los ojos. Quien te ha dañado. Quien te ha rechazado. Así somos, no des tus
manos a todos. La tranquilidad de alas quietas, observadoras te dirán quien
será saludo de tu ser, tu ser como mujer extranjera en el infinito del
universo, en el interminable camino hasta encontrar la paz. Se de tu
sufrimiento, allá, en la frontera …una frontera de alambres y muros aireados de
navajas. Se que has llegado y por cierta suerte estás a salvo. Sí, a salvo con
ese niño que dices a todos ser tu hijo. Pero siempre habrá una bofetada, un
desprecio en tus senderos. Como te lo tomes depende de tu experiencia hija. Y
tienes mucha, me imagino ese campo donde la helada mata gentes, donde el hambre
mortifica la mente, donde la mente se desbarata hasta caer en fosas de colmillos.
Eso pretende. Tu has llegado, has pasado esa barrera sanguinolenta y asesina
con ese niño. En todo momento has pensado en mí. Sí, me has pensado. Llega el
alba y miras ese niño. Llega el alba y te miro, sin que tu lo sepas. Tienes una
sensación rara en tu vientre y te das la vuelta, pero no me ves…no me verás.
Solo cuando la muerte nos ancle en el olvido seremos almas viajeras a un no sé
dónde. Mientras te sigo. párate, ten cuidado con tus pasos. Aunque somos seres
de naturaleza libre esta sociedad nos ha condenado a la marginación. No todo es
bueno, no todo es bonito. Detrás de cada rostro hay ojos, hay un cavilar que
puede volverse contra ti. Recuerda, eres extranjera en una tierra extraña, en una
tierra enrarecida por las lenguas necias. No temas. Se natural. No falsifiques
tu origen y verás como todo irá bien. Uhm¿y ese niño hija? Lo quieres mucho.
Eres ahora su madre. Ay, querida hija, que grato saber que no estas sola, que
grato saber que luchas por el y esa lucha por el te hace luchar por ti. Anda, levántate,
hija, sabes que todas las jornadas no son iguales. Cada despertar es un
nacimiento que puede ser bello, perfecto. Mira por la luz de tu ventana ¡oh la
luz¡ Ese sol por horas durmiente sobre ti. Lo agradeces. Observas a ese niño,
que no se como se llama. Más no es de vital importancia su nombre, lo único es
que este bien y lo está. Uhm, te enciende un halito de felicidad cuando lo contemplas,
dormido, sereno. Tus manos sutilmente acarician su cabeza y respiras hondo,
callada para no despertarlo. Te sientes en este instante completa. Pero hay
algo que te retuerce, te conozco hija, querida hija…Y es el alba y el anciano y
el perro estático en mis cenizas atizadas por un viento que viene…que viene
feroz, mordiente…CONTINUARÁ.
6
Uhm…tengo
miedo hija. Cómo puede ser esto…tengo miedo, mucho miedo. A veces todo se desborda. A veces el ser
humano se vuelve arisco, nefasto ante lo que no asciende del. Un verdadero
temor que me convierte en un pájaro invisible tras los espejos que te reflejas.
Tu no decaigas, ya has sufrido y penado bastante. Ahora, en el amanecer, me
fijo en ese anciano quieto y el perro canelo y flaco en sus pies. No se mueven,
no se tambalean, aunque la amenaza sea real, existente a su alrededor. Tengo
miedo hija que todo esto se expanda. Ustedes, seres de la nada estáis derivados
a la nada, a precipicios donde lo irracional los abraza. Uhm…hija mía, sigue lo
que dice tu corazón y tus ideas. Que nadie te dañe. Que nadie te martirice con
el canto de pájaros sin alas. Todos somos uno, una atmosfera donde se balancea
nuestra entereza enraizada a un epicentro, la vida. Tengo miedo hija…mucho
miedo. Medito, examino y los sueños se vuelven pesadillas, delirios. No por ti
ni tu niño, sino por la fealdad de espíritu de unos. Te meces entre tus
sentimientos, te meces en tu yo, te meces en tu persona. Te perdono todo hija. No
fuiste mala hija en el ayer solo, tu condición de ser, tu condición en el amor.
No fuiste mala. Ahora, aquí, en la oscuridad del espacio determino tus
preocupaciones, tu malestar, tu desconfianza, tu tristeza, tus ansias. Yo lo
sabía hija. Toda la vida lo he sabido. Una opacidad amargaba tu verticalidad.
La condición de ser atraída por el mismo sexo no es mala hija. Nunca lo ha
sido. Son solo una opción más en esta existencia. Perdóname, hija, mi daño no
era por ti, todo estaba involucrado al ritmo de nuestra manera de sociedad.
Detente y medita, qué hubiera ocurrido. No eres mala hija solo, una quise
protegerte. Ante la vociferación, ante la muerte y aun tengo miedo. Sí, mucho
miedo. Sé que no me escuchas, pero algo te hace presentirme. Me piensas,
sospechas algo y sin embargo sigues con la esperanza de volverme a ver. No
hija, el anciano quieto y el perro canelo y flaco en sus pies esta ante el
adiós perpetuo. Pero tu has llegado, con tu niño. Ay, hija mía, que este nuevo
aroma no te entregue a riscos donde ortigas rajen tus deseos, tus propósitos. Tengo
miedo hija de que un martillo hiriente te agarre y te escupa su mal aliento…sí,
mucho miedo. Se tú, erguida como los pájaros al encuentro de su ruta ¿Cómo
hacer? ¿Cómo decirte? Perdón, que los pájaros cantan en mi espíritu de
encontrarte así, has llegado hija….El crepúsculo de la mañana viene con nuevas
expectativas para ti, para tu niño. Lo sé. El crepúsculo de la mañana será de
nuevas experiencias que te harán más fuerte, más alta, más tu. Míralo, ese
cielo entre dorado y celeste construyendo un cielo donde los sueños avanzan, donde todo se va
recomponiendo hasta la victoria de nuestras pisadas.
7
Estoy
aquí, en tu presencia. Te miras al espejo cuando la mañana es bandada de
pájaros. No eres creyente, pero soy ese halo azul rojo blanco que se forma a tus
espaldas. Te converso como quien converso con el ser más amado, tu, hija. No te
das cuenta, pero estoy aquí, tu potente cavilar me traído hasta ante ti. Ahora
te veo mejor, tus alas aún sin plumas son huesos secuelas del pasado. Sabes
hija, estás más delgada. Tal vez haya sido por un viaje duro y cruel donde tu le
dabas la mano a ese niño. Un campo de refugiados, un campo de desheredados de
esta tierra, un campo de martirio, un campo sonde la sórdida agonía te ha
vuelto algo arisca. Mírame como se mira
una estrella fugaz. Mírame como se avecina mi ausencia después de la noticia.
Comprendo que emigrar entre llanuras, montañas hostiles haya creado la gelidez
de tu rostro. Un rostro petrificado, un rostro impotente, un rostro
deshecho. Pero ahora has de vivir, has
llegado y una nueva lucha te espera, la condición de ser extranjera en una
ciudad que no doy nombre, que más da, todas son idénticas. No te duermas hija,
estate con sus ojos atentos. Te miras en el espejo, te examinas y percatas cada
movimiento de tu masa ósea. Qué triste suenan los cuerpos cuando la insonoridad
los ampara. Qué triste suenan las manos cuando lo gélido las acaricia. Qué
triste suena sonrisa cuando te miras y la nada de rodea. Estoy aquí, en tu
presencia. Una calidez dejo pasar a tu cuerpo, a tu existencia para que te animes,
para que no calles, para siguas tu camino. Son muchos años de desasosiego, de
desgracias que aún están latente. Cuando miro ese anciano estático y ese perro
flaco canelo a sus pies me recuerda a ti y a tu niño. Qué triste suenan las
olas de esa bahía que desde tu ventana avistas. Respira profundo hija, saborea
de ese oleaje que trae, que lleva…que lleva, que trae. Qué triste suena tus
ojos cuando un hondo vacío te sepulta bajo rocas indestructibles. Qué triste
suena tus sueños cuando nadie te ama ¡Ama hija ¡Sí, ama! Qué más da. Solo somos
milésimas de segundo en este universo, nada. Aprovecha cada oportunidad que se
te brinde la vida. Qué triste suena tu reflejo cuando desnuda miras tu ayer, tu
hoy. Estoy aquí, en tu presencia, ronroneando el ascenso de tus ganas. No
decaigas, no te marchites donde la sombra de cipreses se empeña en llevarte. Nadie
se alegrará de tu miseria al igual que nadie se alegrará de tu riqueza, de tu
riqueza recóndita. Estoy aquí, mira como energía te atraviesa para quedarse en
ti de manera vertical, positiva. Levanta la cabeza y salúdame…No te duermas.
Ahora me despido con el tintineo de tus pasos. Ahora me vuelvo atmosfera que te
rodea hasta el final de tus años. Qué triste suena la soledad hija, querida
hija. La bahía se ve desde tu espalda y te trae sin cuidado. Ya ha amanecido y
el niño duerme.
8
Adiós,
hija…no, no…un hasta luego. Las fuerzas del universo me retraen, me
llaman. Soy succionada bajo una
atmósfera oscura, leve y pesada a la vez. No sé que decirte de las sensaciones
que siento en estos momentos. Es un estado extraño, me hallo en el placer de
una luz que me absorbe. Supongo hija que volveré a ser existencia de la tierra.
Pero donde, donde… mi memoria se va disipando, mi memoria se va, mi memoria se
va enterrando donde lo casual puede ser una vivencia del ayer. Cuando llegue
ese instante espero que seas tu. Agujeros negros me contrae, me expanda y solo
soy una energía que será hija de un vientre. Naceré de nuevo, no sé dónde. Las
imágenes se me van, solo queda ese anciano y a sus pies ese perro canelo flaco rumoreando
un llanto callado. Ahora te quedas sola hija. No decaigas, no converses con
paredes de la nada. Sé tú. Tu misma. Danzo con celeridad con cúmulos y
nebulosas, no lejos de ti. Me gustaría que el anciano y el perro canelo flaco
se fueran de esa pira donde yo soy inexistencia. Me mortifica, que se dejen
morir así. Quizás, cansados de tanto y tanto odio entre los seres. Y tu hija,
todavía frente al espejo con tus ojos embelesados como esboza una nueva
jornada. No me pienses, no me nombres. Solo soy un eco en la sombra cuando todo
cae vertiginosamente, cuando todo rompe en cristales punzantes que te dañan,
que te matan. Lo más cierto es que nos encontremos, no se en que momento de la
vida y nos sintamos atraídas por nuestras inquietudes. Charlaremos y
charlaremos como no hubiera pasado, un ayer y nos daremos pinceladas de
aliento, de un aliento fresco, alegre. No seremos conscientes del porqué, pero
este cosmos nos indicará el cruce de nuestros caminos. Sí, seremos una visita en un instante
determinado. Sabes, tengo cierta pena, no saber de más. No saber de tus rutas
por este planeta seducido por la enfermedad. Sí, un mundo enfermo. Pero nos encontraremos,
no sé cuándo. Me estoy agotando y tu sigues frente al espejo, el niño duerme. Un poder superior a mi saca mi esencia y
adiós, hasta luego. Y adiós, hasta luego.
Danza con los ahogados de ese ambiente. Danza con las ballenas defraudadas en
su destino. Danza con cementerio de elefantes. Danza con la despedida, con mi
empeño de saber de ti. Danza con el miedo. No sé donde estaré. Solo sé que seré
huesos y carnes no sé dónde, ya nuestros ojos brillarán cuando seamos hijas de
una mismo sendero en el misterio de nuestras palabras.
9
El
todo se vuelve la nada. La nada se vuelve el todo. Un paisaje donde tristes
tonadas anuncian la despedida de la madre. Una madre imbuida por las extraña
estratégicas de un universo que contempla su vuelto. Ella, la madre, olvida su
pasado, su presente, su futura. Ella, la madre, cae atraída por una fuerza que
la compone en huesos y carnes de nuevo. Ella, la madre, será un fragmento del ayer,
pero en este presente en un cuerpo distinto no memoriza sus vivencias. Solo su
carácter será veracidad de sus encuentros, de su búsqueda de la despedida a la
hija. Ella, vuelve con los sentidos dormidos, con una neblina que sacude sus ojos,
ahora, despiertos. Una rara sensación la maneja, una rara acaricia la seduce a
ser vida. Y es vida, en cuerpo de otra persona. Y es vida, en el pensamiento estructurado
de su personalidad. Y es vida que
retorna. Y vuelve no ante el anciano y el perro flaco que posa en sus pies. Y
vuelve entera en la condición de ser humano. Una luz recala en su mirada, una
luz brillante, calmante. Ella abre los ojos y detenida en el tiempo se busca,
pero no se encuentra. Los sueños le han sucedido, sueños de gentes que en su
existencia ha visto. Y levanta cuando el sol es trono de la tierra, cuando el
sol calla el ajetreo de los pájaros. Por momentos, tiene sensaciones raras. Una
advertencia que la lleva a pararse y mirar la bóveda celeste, desde su balcón. Vive sola y enciende la tele. De inmediato la
apaga. Los sucesos de este sistema terráqueo la asustan, la estremecen. Un
verdadero tremor sacude su garganta ante el caos y bebe agua, mucha agua. El
todo se vuelve nada. La nada se vuelve el todo. Lentamente se sienta en su
sillón con la televisión apagada. No, no quiere saber más. Es como si una
aniquilante potencia la estrangulase. Pero esta viva…muy viva. Qué miedo le
dato todo esto, a nivel mundial. No entiende al ser humano o no quiere
entenderlo. No entiende este desbarajuste en la poquedad que somos ¡Humano ¡una
palabra que versa delicadeza, detalle, imperfecto ser que se balancea en la
esfera de la sensibilidad. No , no somos humanos, es tan grande esta palabra
para un mundo tan derruido, tan derretido, tan descuidado, tan alejado. Ella no
entiende del porqué está aquí y su razón no alcanza ese porqué. Solo sabe que
es una minúscula mujer en un piso que se asoma nuevamente al balcón. Su mirada
incide en un anciano paseando un perro flaco y canelo. Ella lo mira con
dulzura, con una ternura constancia que se estancará en su razón. Y los ve
felices. Sí, son felices, el anciano con su perro flaco y canelo. Eso es lo
perfecto. Desde su interior se desdibuja, es como si esa imagen la volviera
alguna vivencia. La busca y la busca, no la encuentra. Rescata su memoria
insonora y todo es callado y todo es vacío.
10
He
llegado. Soy libre. Brindaré por la esperanza. Brindara por los desaparecidos.
Brindaré por los pozos desmemoriados de las tumbas. Brindaré con mis manos, con
mis manos de alas de mariposas volcándose con el aliento de esta brisa otoñal
que me entrego. He llegado, no vengo sola. He llegado, he dejado todo atrás,
apartado en un rincón de este planeta donde las gentes se pudren ante lo
vandálico, ante lo incoherente, ante la ignorancia. La ignorancia de ser. Solo
me he traído estas cartas escritas en ese maldito campamento existente aun,
existente perpetuamente donde la insonoridad de las almas adolece, perecen en
la invernal fosa de lo desconocido. Son mis primeros pasos como extranjera,
como migrante en tierras donde sus paredes reboza de ortigas a lo desconocido,
de lo que no quieren saber. Pero soy libre. Sí, libre y seré brío de la
esperanza. Estoy dañada, una herida que no terminará de cicatrizar, pero veo el
todo de otra manera. Subo por una escalera que me llevará al arco iris de lo solidario
¡No¡no quiero que sientan lástima por mí. Las penas son mías…solo mías. No quiero ojos lamentándose por los sucesos de
mi existencia. Ahora, aquí seré contemplación del transcurso de los días ¡Ah¡ha
amanecido y me miro desnuda en el espejo, tras mía esa bahía proyectando un sol
maravilloso, siento que algo se ha ido, siento que algo está conmigo pero no
logró….no logró saber la verdad. Me desoriento por momentos y miró por la
ventana. El chasquido de un oleaje otoñal hace de ese mar de fondo otra visión.
Una bruma trepa por mi cuerpo y siento frío, mucho frío. Cantaré a la libertad,
a la esperanza. Ella se ha ido, pero tengo la sensación de que me acompaña. No
sé por qué …no, no lo sé. Y todo se vuelve distinto. Un otoño donde el sol toma
el son de mi tonada, una marea que toma relevo en su ascensión, un niño que
cuidar y ella se ha ido…
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario