Adiós,
hija…no, no…un hasta luego. Las fuerzas del universo me retraen, me
llaman. Soy succionada bajo una
atmósfera oscura, leve y pesada a la vez. No sé que decirte de las sensaciones
que siento en estos momentos. Es un estado extraño, me hallo en el placer de
una luz que me absorbe. Supongo hija que volveré a ser existencia de la tierra.
Pero donde, donde… mi memoria se va disipando, mi memoria se va, mi memoria se
va enterrando donde lo casual puede ser una vivencia del ayer. Cuando llegue
ese instante espero que seas tu. Agujeros negros me contrae, me expanda y solo
soy una energía que será hija de un vientre. Naceré de nuevo, no sé dónde. Las
imágenes se me van, solo queda ese anciano y a sus pies ese perro canelo flaco rumoreando
un llanto callado. Ahora te quedas sola hija. No decaigas, no converses con
paredes de la nada. Sé tú. Tu misma. Danzo con celeridad con cúmulos y
nebulosas, no lejos de ti. Me gustaría que el anciano y el perro canelo flaco
se fueran de esa pira donde yo soy inexistencia. Me mortifica, que se dejen
morir así. Quizás, cansados de tanto y tanto odio entre los seres. Y tu hija,
todavía frente al espejo con tus ojos embelesados como esboza una nueva jornada.
No me pienses, no me nombres. Solo soy un eco en la sombra cuando todo cae
vertiginosamente, cuando todo rompe en cristales punzantes que te dañan, que te
matan. Lo más cierto es que nos encontremos, no se en que momento de la vida y
nos sintamos atraídas por nuestras inquietudes. Charlaremos y charlaremos como no
hubiera pasado, un ayer y nos daremos pinceladas de aliento, de un aliento
fresco, alegre. No seremos conscientes del porqué, pero este cosmos nos indicará
el cruce de nuestros caminos. Sí,
seremos una visita en un instante determinado. Sabes, tengo cierta pena, no
saber de más. No saber de tus rutas por este planeta seducido por la
enfermedad. Sí, un mundo enfermo. Pero nos encontraremos, no sé cuándo. Me
estoy agotando y tu sigues frente al espejo, el niño duerme. Un poder superior a mi saca mi esencia y
adiós, hasta luego. Y adiós, hasta luego.
Danza con los ahogados de ese ambiente. Danza con las ballenas defraudadas en
su destino. Danza con cementerio de elefantes. Danza con la despedida, con mi
empeño de saber de ti. Danza con el miedo. No sé donde estaré. Solo sé que seré
huesos y carnes no sé dónde, ya nuestros ojos brillarán cuando seamos hijas de
una mismo sendero en el misterio de nuestras palabraS...CONTINUARÁ
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