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La
luna mece las olas. La luna llama se baña en la noche cuando Nicolasa sale de
la quejadumbre de su techo. Ahí está, al encuentro de un enfermo que necesite
de su verticalidad, de sus manos. Manos conversadoras con las almas idas. Manos
arrugadas donde el peso de los años y la miseria se inmiscuyen en su entereza
para sanar. Nicolasa recorre el puerto
con la brisa de un verano de los años cincuenta. Un verano como tantos otros
encajados a las secuelas de la posguerra y la represión. Pero ella va. La
observo desde esta playa donde el agujero se hace cada vez más hondo. La avenida calla y la madrugada es historia
de su vida. Ella, sin temor va con las prisas de un sudor arrastrando su
frente, caminando por su espalda. Auxilia a una esas víctimas de una isla
gobernada por la pobreza ¡Ah Nicolasa¡ Ante el enfermo te encuentras y tus ojos
justo se adentra donde el mal prospera. Y tus ojos justos rajan donde ese mal
se ciñe. Aquí estoy. Dejadme, dejadme liar mi cigarrillo. Sobrevivirá. En tu
interior se crea un mundo de certeza, de confianza. Lo miras. Lo examinas con
tu cigarrillo apretado entre tus labios y tus manos. Tus manos arrugadas, tus
manos conversadoras con las almas idas dan aliento a la existencia. Sientes su
pulso cuando la noche se adentra en la madrugada. Sientes sus ojos cuando la
noche llama a los perros. Ladridos en la oscuridad. La luna se ha ido. Unas
gatas en celo y el desorden de la nada. Vivirá, tu voz resuena en esas paredes
manchadas de dejadez, de ojos cerrados en la derrota de los sueños. Solo la
supervivencia, solo el amor. Nicolasa grata ante tanta penosa vida se marcha…se
marcha con su cigarrillo entre dientes. Un halito de vivencias surca en imágenes
cada trozo de mi. Un halito de una mujer con los años a cuesta me encuentra,
aquí, en la orilla ante el agujero. Hola Nicolasa, gracias, solo digo. Nicolasa
se funde en una mirada bella, en una mirada que va más allá de esta playa. Se
vuelve hacía el océano y desteñida de tanta tristeza se adentra con su
cigarrillo entre dientes en un oleaje inexistente. Desaparece con el canto de
las ballenas. Desaparece con el canto de las caracolas enredada en algas y
deseos. Adiós Nicolasa, gracias , solo digo…CONTINUARÁ
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