Un lenguaje de ojos
En la profundidad del vientre
Abocado a rítmicos besos
De la venida.
Un lenguaje de caricias
En el asombro de los corazones
Cuando se aman
Cuando el querer danza con la bruma
De sus espaldas cansadas
Hasta el infinito de la jornada.
Un lenguaje indómito
Forjado por las pisadas de los sentidos
A ras del oleaje que viene, que va
En los rostros de las enamoradas.
Un lenguaje cerrado
Para el sonoro sudor de lo prohibido.
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