sábado, febrero 13, 2021

CUANDO ENTRAS...

 


Cuando entras,  cuando sales. Puertas  que se abren, puertas que se cierran. Te asomas bucólica en un rincón de la ventana, visitas el silencio de la noche. Toque de queda.  Nos agarramos a los astros, nos agarramos a las mareas que vienen, a las mareas que van escurridizas en tus ojos.  Serpenteante entras, sales y te tiendes en tu ventana con la visión de tus sueños, de tus deseos  cuando la gente calla. Conversas con la nada, esa nada flotante en almas idas. Puertas que se abren, puertas que se cierran. Cuando entras, cuando sales. Y te arrinconas, como siempre, en tu ventana.  Las farolas enmudecen,  estáticas, dejan pasar las noches con solo el sonido de algún gato callejero. Estamos en tiempos de mascaras. Solo las miradas dicen de nuestra reconditez, del ajetreo atravesado en nuestras pinceladas de barrotes. Y, ahí estás, en tu ventana, observando en la plenitud de la noche sin luna el regreso de las horas.  Esbozas una nota al aire y las nubes dibujan su forma. No entiendes y continúas, la marea sube, una mar de fondo escupiendo lo que no le pertenece. Cuando entras, cuando sales. Puertas que se abren, puertas que se cierran.  Estás aquí, apoyada en el marco de la ventana , mirando el esplendor de la mudez de las calles, peces muertos visitan la arena mojada. Tal vez seamos eso, peces , en el eclipsar de nuestros sueños.  Cuando entras, cuando sales. Y , sin quererlo, te apoyas de nuevo en la ventana. Extiendes tus manos, quieres atrapar la brisa nocturna, acostarte  en su musicalidad y descansar.  Y las almas idas revolotean en tus ojos, nacen de las mareas.  De ese mar de fondo que trae lo que no le pertenece. Por un momento como intacta en un pensamiento los cierras tus ojos. Tus ojos mensajeros, tus ojos hambrientos, tus ojos calmos, tus ojos tristes, tus ojos vivaces. Eres el todo, eres la nada. No obstante, estas aquí, apoya en el marco de tu ventana. Toque de queda. Con tus ojos escuchando el murmullo de las mareas.

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