Estás en la cascada. Llueve. Te has marchada en tu conversación con una jornada fría. Llueve. Te imagino por ese camino real esbozando la plenitud de la libertad, de tus ilusiones. Llueve. Desnuda te mueves bajo ella indiferente del tiempo, hay tormenta. Llueve. No temes las desavenencias del clima a veces retorcido de la isla, de la isla. Cañaverales guardan tu secreto, tu cuerpo tirita y a pesar de ello permaneces en la cascada. No te das por vencida y pones a prueba tu sensatez, tus pilares arraigados a la tierra. Llueve. La noche ya viene, tienes que volver. No temes y cuando la luna te avisa que es hora de retornar lo haces. Llueve. Lo haces con tu corazón abierto en la balada de lo bueno, de la emoción, de una sonrisa dibujando sueños en la pesadez de las nubes. Llueve. Barranco arriba ves lo que has dejado atrás, ves lo que has agazapado en tus sueños y vienes. Llueve….llueve.
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