ESCENA 2
VOZ FONDO:
Surge Amada tierras arriba,
tierras ovacionadas por el canto de sus manos, por el rincón de su rebaño. Una
cueva donde nadie la ve. Una cueva donde teje cada uno de sus pensamientos ¡Ay
sus pensamientos¡ Se yerguen en su hija, lejos, en el cauce de su formación como
mujer del hoy y ella como mujer del ayer. Inverno. Es invierno en ese fragmento
de la isla, un invierno largo y arduo. La tempestad asoma a sus ojos y ella
expulsa su grito. Ahí, en la soledad de la cumbre cercana, aislada.
AMADA:
Aquí estoy próxima a mi guarida. Aquí estoy con mis cavilaciones , con
mis oraciones ahuyentando la tormenta feroz, cruel. Aquí estoy pensando en
ella. Aquí estoy en el lucero del alba llegando donde mi mundo se guarda en mi
memoria.
Fuera de aquí lluvias infernales.
Fuera de aquí viento feroz.
No, no vengas tiempo dislocado.
Apacigua tus aguas.
Calma ese viento
Para estas gentes que te aman.
Puede ser que se largue, puede ser que converse con otros lugares,
puede ser que este invierno no nos castigue con su presencia, puede ser que se
fugue en la insistencia de nuestra fe y puede ser que nuestras tierras emerjan
en bondad por ellos , por nosotros. Oh querido
amigo ya sabes que estoy aquí, deja de ladrar. Aunque tu conversación
sea rito de la alegría. Sí, si…ya he llegado. Estoy contigo fiel compañero. Me
encuentro hoy algo cansada. Mira esas casitas blancas ahí abajo. Las campanadas
de la iglesia se escuchan, son sonido repetitivo
en la jornada del hoy ¿Cómo estará mi hija? La he alejado de todo esto por su
bien. Se construirá como persona en largo de los años ¡Qué opinará de mi¡ Yo
ausente. Ella ausente. Pero, la vida es así amigo Canelo. Sí…si, ya entro en
casa. Déjame en mis recuerdos. Déjame en el sabor de esta mañana reciente.
Fuera de aquí lluvias infernales.
Fuera de aquí viento feroz.
No, no vengas tiempo dislocado.
Apacigua tus aguas.
Calma ese viento
Para estas gentes que te aman.
VOZ FONDO:
Y amada entra en su cueva. Y amada se desliza en el vaivén de su ayer.
Y Amada resurge entre el callado tiempo y la soledad. No le agrada esa mudez
del tiempo. Es un callar con colmillos de derrotas. Y se siente ante su mesa a
la luz de una vela que se desvanece con las horas.
AMADA:
Venid
Venid aquí espíritus del mal , espíritus del bien.
Os convoco ante el caos de esta atmósfera.
Os incito a lucha del poder
Espíritus del bien expulsar todo mal de esa aldea.
Espíritus del bien derrocar lo terrible del mal.
Venid.
Venid aquí espíritus del mal, espíritus del bien.
Os espero en el conjuro de un tiempo que no se detiene.
Os espero en el equilibrio de vuestra fuerza.
Que el bien sobreviva al mal
Y sea negado a este lugar donde la paz tiene alas.
Venid, yo la mujer de las cumbres.
Venid, yo soy la mujer de las soledades.
Venid, yo soy la sangre de esta tierra.
Venid…venid estáticos en vuestros arrebatos.
Que la tierra brote en belleza
Que la tierra despierte en nuestros labios.
Venid, venid….
La buena tierra nos mece en la vida, en la alegría
Que no se pierda, que no se pierda
Os convoco en el caos de esta atmósfera
VOZ DEL FONDO:
Y los espíritus del bien, y los espíritus del mal se reflejan en la
cueva de Amada. Una lucha bestial por la victoria. Y la victoria llega y Amada
llora de alegría ante los espíritus del bien y Amada cansada se tiende en su cama
y sueña y sueña por un pequeño instante de tiempo...
CONTINUARÁ
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