domingo, julio 12, 2020

LA ORILLA


Una pesadez. Centellantes  astros anunciando la ovación de las gaviotas a ras de la orilla. Un vuelo incierto, seguro…seguro, incierto y la respiración honda de las pisadas del viento.  Me arrincono en la invisibilidad de sus sentidos y las sigo con el hechizo del aletear de sus emociones. No vuelven las gaviotas y la pesadez de mis ojos se vuelcan en mi vientre quejumbre del silencio. Me observo, encuentro los astros anunciando un nocturno de luna redonda difuminada y el callar. Solo, el rumor del oleaje. Incesante, con una pesadez de mar de fondo.  Camino con mi vientre abultado de penas por las huellas de los que se han ido. Una pesadez.  Temblor.  Y me cuelo en una esquina apartada de cada eco amasado con el aliento grosero de lo cotidiano. Una pesadez.  Miro los astros danzar en su libertad, en su crepúsculo como hijos del cosmos. Me incorporo y recorro mis venas con el aroma de mi espíritu, distanciado, libre, como esas gaviotas que regresan a ras de la orilla.

No hay comentarios: