sábado, julio 04, 2020

EL BOSQUE Y ELLA


Soy pofundo, un bosque donde la claridad se confunde con las sombras, donde los arroyuelos serpentean en su grito de alegría. Ella está ahí, penetrándome con sus pies descalzos. Creo que no la observo y sin embargo mi pesada mirada cae sobre ella. Las aves revueltas anuncian lluvia en su canto, las hormigas se mueven en el sentido de la prisa. Y ella está aquí, ha venido a respirar de la paz, de la tierra embarrada, musgosa donde se cobija todo el olor d este boscaje. Camina cautelosa, con su melena suelta.  Aunque tiro del frescor, ella está con una camiseta que respira todo el sabor de la libertad ¡Qué buscará¡ A mi ojo nada, solo la insonoridad ante un mundo brusco, violentado.  Sus manos rozan los troncos caídos en los siglos, suaves con el verdor de la dejadez.  Su figura es siempre la misma, su rostro también. Lleva años visitándome y no se da cuenta que yo la examino, la miro….la miro. Un mirar que se vuelve respetuoso ante su benevolencia.  Se para, se arrodilla y de un arroyuelo de algún manantial de mis entrañas ella bebe y bebe como si todo ello fuera la existencia.
Ando en mi jornada de sosiego. Me adentro en esta arboleda que tanto me motiva, que tanto me permite soltar el aliento de la opresión. Estoy sola. La humedad se acoge a mi olfato e inhalo una fuente de estabilidad, una fuente de belleza y a la vez algo de nostalgia. No me entiendo pero sigo con mis pasos alejada de todo mal de la polución ¡Es tan hermoso¡ Su verdor me llena de tranquilidad. Intento pisar lento, suave , que mi presencia no sea notada. Hay que cuidarlo, estos resquicios que aún quedan ante un mundo bestial, dislocado. Su pureza está intacta en el paso de los años. Acaricio su cuerpo , sensaciones extrañas  me hacen temblar en la expansión de mi alma. Una sensación agradable. Una sensación que me limpia de todo mal. Bebo de su energía, una energía en equilibrio, la madre naturaleza es así. Siempre justa, con la balanza estable por el paso de los años. Me gustaría conversar con él, que me respondiera. Me conformo en su laberinto de raíces , de troncos, de hojas muertas, de líquenes, de aves de diversa tipología. Parece que va a llover, es más oscuro de lo normal. Desde aquí  la arboleda es el cielo, un firmamento espeso  que solo me deja inspirar y espirar…espirar e inspirar.
Se marcha como ha venido. Relajada, con sus ojos fijos en un cielo plomizo a medida que sus pasos se alejan.  Te espero amiga…no sé cuando. Tal vez, mañana. Tal vez, pasado. Tu espíritu te traerá aquí. Todos somos hijos de la tierra. Todos somos hijos de los soles y las lunas.  La lluvia comienza su música , monótona, triste y al vez en la intensidad de la vida. Me quedo solo, revolviéndome en mi contemplación vivaz.

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