Uhm, la noche. Su musicalidad se afinca hilando raíces que
nos seduce con los sueños. Un mañana. Un quehacer. Un silencio. Y el recuerdo
de tiempos pasados. Miramos al frente. Miramos un firmamento ciego. Miramos la
bondad de la vida. Uhm, la noche. Giro y giro entorno a las hogueras de los
océanos. Aquí, en la distancia, lo percibo. Huelo el sudor de su sal , algas y
caracolas como revitalizante espejo en que me poso y me veo reconstruirme. Uhm, la noche. Cabalga bajo los chispeantes
astros que nos dice de un cambio, un cambio cosido con los descuidos de la
existencia. Mañana saldrá el sol. Desorientados saldremos al aliento de su
tibiez. Desorientados caminaremos entorno a su lumbre. Desorientados miraremos
de despistados cada esquina, cada encuentro. Uhm, la noche. Me dice del
descanso, me dice de vagar por las sendas de los desencuentros. Me dice tantas
cosas…que no logro abarcar en el suceso de los días. Observan luces moverse
ávidamente entre nuestras sombras, son nuestros cuerpos agarrados a un madero
en busca del reverder de nuestra mirada. Una mirada perdida en la dejadez, en
el desencanto cuando intentamos ser caricia de otras manos. Manos lejanas,
manos abarrotadas de ternura que se evaden a nuestras pisadas. Uhm, la noche.
Sí, la noche. Cuentan cuando las lunas se ocultan la danza de las hechiceras
embellecen el nocturno, la oscuridad con sus fogatas. Alrededor hacen un coro donde musitan a la
esperanza, a la libertad. Cuando la madrugada se adhiere a sus arterias, a sus
huesos se dejan ir y se esconde donde lo callado grita. Uhm, la noche. Me
entrego y hago un coro de deseos a un mundo para que se establezca el
equilibrio, para que las armas desemboquen en la nada, para que la injusticia
se rompa en infinitas aguas que nos nutran, que suban por nosotros y
congreguemos la igualdad. Uhm, la noche…
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