Divago. ..divago por estas estancias, por esta estación que
nos trae lluvia. Me siento y frente a mí una pantalla donde se van descubriendo
las palabras engendradas desde la reconditez. Buceo por cada habitación, saludo
la mañana y suplico a no sé quien que la gelidez se ahuyente. Que venga un sol
con todo su brío y calidez. Amanece
y ella se mueve al son de una balada y ella se entusiasma en el canto de los
pajarillos que aun transitan en las calles. Amanece y ella se entrega a la entereza de sus espaldas. No se queja, solo canta a las luces de la
mañana. Otra jornada. Otro día donde tendrá que guerrear con su interior, presa
de la música se deja ir, baila y canta con el cosquilleo vertical de una
sonrisa. Ella sola. Ella y el amanecer. El amanecer y ella. Toma aliento en una respiración profunda y
lenta. Y sus piernas brincan al ritmo de sus latidos. Se siente bien, se siente
despierta ante la tempestad cruel que nos arrastra, que nos trastorna. Abre la ventana y se fija en un mirlo que posa
en una rama, sonríe. Penetra en lo hondo de sus sentidos y de nuevo la danza, y
de nuevo el saludo. El amanecer y ella. Ella y el amanecer. A lo lejos divisa
una fuente que en el ayer era yerma y ahora luce agua de colores, agua que
corre y la viste de serenidad. Divago…divago por estas estancias, me
introduzco en el ensueño, me acaricio las manos y doy bienvenida a esta jornada
donde los rostros grises te miran con cierto recelo. La confusión a veces se adentra pero cierro
puertas, cierro ventanas entregándome a los deseos.
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