Querida , querido estoy con mis alas calladas navegando a
través de los ojos que se cruzan en una esquina, en calles donde las farolas
chismorrean la dejadez. Me dejo ir por
la imaginación gravitando en la positividad de su hegemonía, de su pereza de
quererse ir. Me he vuelto desértica raíz
que envuelve mis emociones. Hoy, un
lunes, donde el aislamiento nos obliga retorcimientos de los sentidos
vengo y me enamoro de las nubes, de una
cumbre nevada a lo lejos. Querida,
querido, la tormenta se evapora a medida que la tarde decrece para su encuentro
con los astros ¡Qué dirán¡¡Qué dirán¡ No escucho, solo el mañana, un mañana
donde el abrazo honesto, humilde nos provisione de sueños. Mis pisadas se pierden una ciudad vacía, con
miradas desconcertadas, con la pena pegada en los huesos. Sin embargo seguimos
respirando. Sin embargo seguimos llamando a la verticalidad de nuestros actos.
Querida, querido aquí estoy como pico que hemos escalar, lentamente, con el
sabor agradecido de nuestras manos, ahora, ausentes. El viento está quieto, como nosotros. Me asomo al balcón y la nada ronda.
Aquí
Ahora
Cuando los jardines trinan la lindeza
Cuando la noche se
aproxima sola
Cuando los amores corren en la fuga
Cuando los besos se hacen extraños
Cuando los cuerpos miran el infinito
Cuando las ramas no cantan.
Aquí
Ahora
Cadenas de hogueras
Ondeando la vida.
Cadenas de manos
Enderezando la sonrisa.
Cadenas de ojos
Cómplices de un despertar.
Aquí
Ahora.
Somos bello recital
De mariposas.
Somos bello baile
A la esperanza.
Somos bello eco
De nosotros, de nosotras.
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