X:
Despacio. La aventura
del amanecer tiene que nutrir estas ínsulas donde las ballenas danzan con los
soles. Me siento aquí, en una terraza donde mis ojos acarician un océano
inagotable. La marea está rota, rumia violenta olas que juega con algas,
caracolas y el crepúsculo de la mañana. Despacio. Me pierdo en un café pequeño,
fuerte donde se estimulan todas mis emociones. Lo pienso. Agoto mis sentidos en
pensarlo y repensarlo mientras el mar, ese mar que nos rodea susurra un jadeo
melódico.
Océano:
Me ves. Todas las mañanas te levantas y vienes a mí. Yo con
mi cuerpo descuidado, huyendo de la polución me revuelvo en nuevas fronteras.
Sí supieras lo que observo, lo que toco, lo alimentado de sangre que esta mi
masa corpórea. Una masa que se extiende, que se encoge, que se renueva y visita
lugares nunca visto por ti.
X:
Despacio. Te admiro. Hay que ser valiente, vertical para
aguantar cada ahogado, cada naufragado sin soltar lágrimas de dolor. Despacio.
Me tomo mi café y pido otro en este instante eterno en la memoria donde mi voz
alcanza tus entrañas ¿Qué guardara tu reconditez? Todo es un misterio oscuro
imposible de descifrar sin embargo, vengo aquí y miro tus movimientos.
Océanos:
Guardo el desequilibrio de un mundo injusto, atesorado de
sueños aún. Muertes cruzan mi sangre, desesperación se dejan mover en mi
profundidades. Pero, digo, todo llega. Algún día seré calma de las calamidades,
de las penas, de esa mortificación pronunciada que posee lo humano. Estamos en una
era donde todo se desvanece, vuelve y son cuchillada de los huidos.
X:
Despacio. Suspiro. Una respiración profunda concentra mi
pecho. Ahora tengo que marcharme. Solo pienso en lo maravilloso que sería
abrazarnos. Por qué no. Dejo mi ropa aquí en la terraza. Despacito. Voy hacia
ti. Quiero sentir el aliento fresco de tu corpulencia. Una gaviota te
sobrevuela y se posa en la orilla. Una gaviota plateada, no más. No hay nadie
en esta jornada invernal y sin embargo, yo estoy aquí. Despacio. Desnudo ante
ti. Así , ¿es como se sienten ellos ¿ Sí, ellos. Almas de la huída.
Océano:
Adéntrate. Se por unos momentos parte de mi. Te contaré de
mis profundidades. Después volverás, volverás con la memoria retorciéndote,
sesgando tu entereza. Pero vendrás mañana y te sentarás en esa terraza y
despacito te tomarás tu café. Me miraras, y verás lo minúsculo que somos. No
somos nada en este universo pero a la vez algo grande invade nuestros
corazones, la esperanza, la vida.
X:
Despacio se va el. Coge su ropa. Aunque es invierno una
calima apresa la urbe. No se viste. Despacito. Desaparece cuando los transeúntes
comienzan a nacer. Se toca la espalda. Plumas plateadas hay en ella. Despacio.
Mira al sol amarillo pálido y vuela y vuela a ras del océano. A ras de cada
emoción que lo llevo lejos donde la verdad es bandera blanca de sus sentidos.
Despacio volverá cuando el alba lo llame.
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