miércoles, febrero 26, 2020

LA ORILLA...






Buenos días compañero. Adiós, la travesía ha sido larga. No siente mis manos…mis manos cansadas de tantas noches, de tantos días ante las inclemencias del tiempo. Todo es lento, hasta nuestra muerte. No te escucho amigo mío, adiós. La marea se ha vuelta serena  ¿Me escuchas? Amanece y puedo ver la frontera, esa tierra donde acabaremos para el auge de nuestros sueños. Amigo…amigo mío, no respondes. Tus ojos blancos me retuercen, me paraliza y no tengo fuerzas ¿Cómo ayudarte? Ya queda poco ¡Oh dioses de este universo¡ ¿por qué nos castigas así? No, no me he dado cuenta y él se ha ido. Su espíritu vuelo por este océano desconocido, enraizado a la muerte ¡La muerte¡ ¡La muerte¡ ¡Oh dioses de este universo¡ me hubiera gustado alcanzar la orilla con él. Mi energía es certera al caos, a la nada. Rememoro tus palabras…tus palabras cubiertas de esplendor hasta el último momento ¿La ves? ¡ La ves¡ Sí la veo compañero mío. Estamos cerca para desembarcar y dejar nuestros corazones danzar con la libertad, con nuestros propósitos, la cura de todos nuestros males. Pero tu ahora no estás, solo en la memoria de nuestro viaje perturbador,  caótico, nefasto. La desidia me embarga y el dolor cruje en mi pulso. Hemos llegado amigo….amigo mío. Las brumas del olvido se han ido pero no has llegado a tiempo. Te miro. Te observo y me adentro en mí, en ese interior desembocando en la pena.  Siempre vivirás en mí. Cuando llegue….sí, cuando llegue haré de ti un recuerdo donde tu sonrisa a pesar del sufrimiento me hacía cosquillas alegres.  Adiós amigo, hemos llegado ¡Oh dioses de este universo¡ Qué hemos hecho para estas calamidades, para esta pena que ahonda en nuestros pueblos, para su muerte. Te miro. Te observo y me doy cuenta de que no somos nada, solo almas en decadencia, solo tierras deshechas por la guerra y el hambre. Adiós amigo…amigo mío, la travesía ha sido larga…muy larga. Yo he alcanzado la orilla y tu, el silencio.

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