¿Me preguntas? No, no estoy triste. Solo que las
inclemencias de la tierra arrebatan cada suspiro enhebrado a la esperanza. No,
no estoy triste. Solo estoy meditando en la reconditez que nadie ve, que nadie
escucha. Converso con el paso del tiempo, el paso de las estrellas, el paso de
los soles el porqué de tanta miseria a cada puerta cerrada a nuestros ojos. Ojos
martillando para descubrir el florecer de una sonrisa, ojos inmiscuyéndose para
saber de cuerpos rotos para izarlos verticalmente a un nuevo mundo ¿Me
preguntas? No, no estoy triste. Un haz de ilusiones hace sombra a cada pisada
hilada en el curso de una nueva esperanza. Sí, que quiero corazones verdes. Sí,
que quiero miradas verdes. Sí, que quiero sueños verdes. No, no estoy triste. La calima remite, la luna y sol se enfrentan
en un diálogo común, saborear de este planeta que en su impulso se pierde. Ya
me gustaría el todo del equilibrio, que las tempestades terminasen con un
racimo de agua para el encuentro del bien, del surgimiento entre las cenizas
¿Me preguntas? No, no estoy triste. En estas horas precoces me retuerzo en mi
vientre y danzo mis deseos, mis inquietudes ¿Te parece bien? No, no me
preguntes más de lo mismo. Aquí estoy, palpando en el silencio el amanecer. Un
amanecer pródigo en su fuerza del fin. Todo ha acabado. Sí, ese es mi sueño.
Todo malestar, calamidad y una indeseable listas de palabras que no pronuncio.
Sí, todo ha acabado. Acaso ¿no lo ves? No hay más guerras incansable, no hay
más hambre venenosa, no hay más muertos
en las mareas anónimas, no hay más sufrimiento... Levantamos las manos,
gritamos al son de la alegría ¿me preguntas? No, no estoy triste. No insistas.
Dame la mano amiga y brindemos al ritmo de la paz, de la calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario