lunes, diciembre 02, 2019

AMPUAM...14 PARTE


14
Las clases de la rutina han terminado, es hora de pasear, de esbozar los pulmones con la madre naturaleza con la condición de una hora de llegada. Agatta, Anne , Delfina apartadas. Las compañeras no quieren relación con quien ha se ha saltado las reglas, con quien el pecado es seña en sus rostros, no quieren ser atentadas por sus familias. Los rumores corren y corren, da igual donde estés porque todo llega con lengua de fuego, con lengua podrida exagerando cualquier suceso. Anne, Agatta y Delfina separadas  toman la dirección del bosque. Ah, ese bosque atrayente, las imanta como fuerza brutal en el interrogante quien es ese hombre.  Ahora, que la tarde no anda con prisas de ser capturadas por la oscuridad, por sus sombras ambulante en el terror se adentran en el. No se acuerdan donde está casa pero el lugar no es muy grande, tienen que descubrirla. Hay algo que se balancea en sus vientres, no es limpio esa persona aislada , estancada en el pasado. Algo esconde, algo muerte la conciencia de estas muchachas que las lleva en su búsqueda ¡OH, el otoño¡ saltarín cuando el sol toma y expulsa un cielo plomiza. Se respira una atmósfera cuidadosa, el monte verde luce su esplendor , un esplendor que las cautiva ¡Oh, ese olor¡ a humedad y hojas que caen en lo rara de esta estación.  Sin conversación avanzan, tienen que encontrar ese jardín desbaratado, amenazante. No, no tienen miedo. El encierro que cayó sobre ellas las ha hecho jóvenes maduras, jóvenes agazapadas en una. Sí, son una, no han comentado nada. Han podido de resurgir de la dureza de la tortura. Se dejan ir, en alguna de ese boscaje ha de estar la casa, el jardín. Se han fijado bien en el camino de vuelta y antes de la noche tienen que hallarla. Hallar a ese anciano movido por la dejadez, por harapientas formas de dialogar con otras gentes. Ellas saben que son mujercitas, apartadas de todo círculo de la verdad ¿puede ser eso por ese trato de la noche anterior? Dudan, qué buena es la duda, incrustarse desorientadas del porqué esos modos. Parece que el bosquecillo se desaloja de grandes arboledas, un espacio encerrado en el tiempo estático aparece antes ellas. El jardín, límite entre el misterio negro y la verdad. Ellas presienten algo, algo no bueno sino nefasto. Parece que no hay nadie y se van acercando a la casa. A medida que avanzan escuchan como un llanto. Se paran, hacen una pausa y respiran hondo. Un llanto que no es masculino. Un quejido como una fiera caída en una trampa ¡Oh, el otoño¡ que guardas cariño en tu oscuridad, se luz que alegre a los corazones. Así, como el día de hoy, soleado, cargado de estímulos superiores que nos lleven , que nos traigan buenas noticias….CONTINUARÁ

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