No. No soy ella. Te confundes. No. No soy mujer. Soy
existencia, soy norte de mis sentidos cuando cabalgo hasta los astros. No soy
el. Te equivocas. No. No soy hombre. Soy olor de montes, de desiertos, de
soles, de lunas cuando mis ojos asoman el despertar. Me miras y te confundes.
No ves más allá de tus ojos, soy reconditez donde las alas de la libertad rumorean un canto monótono en su destino. No. No soy
ella. Te confundes, trepar hasta mi pretendes, te obsesionas. Pero no, no soy
ella. No. No soy el. Te eclipsas, rocosas pueblan mi ventura de ser y se
pierden en los altos riscos donde mi voz calla. No te empeñes, no converses con
quien no te da la palabra, la caricia . Te engañas, soy yo, no más. Vertical
esencia que se lía con las sombras de las calles, de las pisadas. No. No me
mires. Estoy lejos…muy lejos, donde las gaviotas, donde el sonido de la calma
es reflejo de mi alma.
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