8
Anochece…¡te
vas amor¡ quieres dormir, te dejo descansar. Yo voy a dar un paseo por estos
terrenos que me pertenecen, que nos pertenecen. Noto que el nocturno que viene
es más cálido, se le antoja desviado de nubes y una luna viene. Ella me dará
luz suficiente para dar una vuelta y recoger leña. Estás bien querida Marie.
No, no hace falta que digas nada, solo tu mirada irradia nuestra armonía,
nuestra pasión duradera en los años. Sale de la casa cerrando la puerta ¡OH,
otoño¡ has traído una luna de sangre,
una luna grande que bebe de los arroyuelos, de la admiración de los sueños. Con su hoz, va desquitándose de los hierbajos
que andan ante él y lento va recogiendo leña para atemperar una noche helada,
petrificada en el tiempo. Por un momento
se detiene y se da media vuelta, con el odio encendiendo su rostro desfigurado
ante un gemir que viene de la casa se vuelve ira ¡Otra vez¡ te quieres callar. Vas
a despertar a tu madre, mi querida Marie. Oh , Marie, perdona los aullidos de
los miserables, de las lenguas maléficas que se esconde ahí….sí, ahí, cerca de
nosotros. No despiertes querida, te hace bien el descanso. Tu salud está
delicada y has de recuperarte. Ah, mis manos. Están dolidas, se cortan a cada
trozo de leña que recojo. Estoy viejo y Marie también ¡No¡, grita de repente.
Vas a despertar a tu madre, no ves lo que ella ha sufrido por ti. No, no
¡cállate¡ Deja que repose con tranquilidad. Es que no oyes su respirar. Yo lo
siento, desde aquí, de este jardín donde jugábamos cuando éramos jóvenes ¡Cuando
éramos jóvenes…¡ La fuerza del mal está contigo. No, no eres hija mía. No, no
eres hija de ella. Solo, el infierno, estás maldecida, tu boca solo escupe ataúdes
flotantes. Pero no, no podrás conmigo ni con ella ¡ Cállate ya¡ Un silencio, la
nada, la luna. Qué delicia de noche, gigantesca esfera que se mueve en el
sentido de sus ojos. La mira…la mira hechizada, engarrotado, con sus manos de
sangre, con su vejez pesada y su mente se llena de su esposa. Por un momento
cierra los ojos, respira lo más hondo que puede y impulsa un suspiro. Retorna
lentamente a la casa, todo está apagado. Marie, mi querida Marie duerme. Me es
grato saber que su sueño es navegante de nuestro mañana ¡Ah, Marie¡ sé que
tengo que callar pero la luna está tan bella. Qué bella está con su traje de
luz sobre esta tierra, sobre esta casa. Aun el otoño se retuerce en su frío,
quizás menos que días anteriores, pero presente ¡Oh, otoño¡ te escabulles en
atmósferas misteriosas y dejas un rastro donde tu aroma húmedo cubre lo real.
¿Y qué es lo real, lo verdaderos¿ No lo sabemos, nos movemos en un mundo
impreciso, donde todo movimiento de sus seres son inexactas, enigmáticas…CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario