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El crepúsculo del día. Las amantes.
Ella1:
Ya clarea ¿qué hacemos querida? Hoy
el día se presentado pesado, marrón. El no ha llegado. Dime ¿qué hacemos
querida? ¿Te vas?
Ella2:
No. No me iré sino tú no vas conmigo.
Nos iremos las dos, si tú quieres. Esta situación ya no es deseable en mi
pecho. Vienes o me iré para siempre. No podemos seguir así. Tras un telón que
algún día despertará ¿nos vamos? No necesitamos nada, solo, el movimiento de
nuestros cuerpos en la lejanía de esta ciudad. Nos iremos a otra, no sé dónde,
ya miraremos.
Ella1:
La duda me ahoga. Te miro y el deseo
se transforma en veredicto. Me voy contigo. Sí, nos vamos. Rápido…rápido antes
de que llegue. No quiero verlo más. El remordimiento de todos estos años de
engaño puede que desgarre mi entereza y me sienta caer. Sí, nos vamos. Rápido…rápido…
Espíritu:
Invocan la huída.
Invocan el temblor de sus piernas.
Invocan al amor.
Invocan la libertad.
Invocan esferas donde el gemido es
inexistencia.
Se van con sus manos al unísono del
despertar de la mañana.
Una estación. La lluvia ha cesado pero las cenizas de su rastro aun
están.
Ella1:
Estamos aquí, ya no hay vuelta atrás.
Nos iremos hasta el aeropuerto y después dónde...da igual. No me importa con
tal estar contigo, unidas en el fuego de las emociones, de la verticalidad de
nuestros pasos.
Ella2:
Subamos al tren, el viaje es largo.
En unas horas estaremos bajo las alas del pájaro metálico. Hace frío, mucho
frío…No tengas miedo, todo saldrá bien, depende de la dirección que demos a
nuestros pensamiento. Piensa en arboledas verdes, muy verdes que nos dará aliento.
Dame la mano amiga, nos vamos.
Espíritu:
Avanza por los raíles de invierno.
Avanza bajo la tormenta de paisajes
inanimados.
Avanza bajo la pasión de sus ojos.
Avanza bajo inclemencia de lo
abandonado.
Mujeres libres, con la esperanza de
un arco de colores brindando en la sensatez. Mujeres libres, con sus espaldas
abarrotadas de penas por lo dejado.
¡Ellas¡
¡Ellas¡
Ellas y el amor.
CONTINUARÁ....
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