La cocina. Dos sillas. Dos mujeres. Un amanecer. Un otoño.
X:
Y comienza la mañana, una espiral preñada de un olor intenso
a café despierta mis sentidos. Tú, no sé dónde estás, no sé donde tus
conversaciones se erigen en el momento que mis parpados se abren y dejan que la
luz del día los cierre de nuevo. Inspiro y espiro, me inundo del más apreciado
de los dilemas, la vida e intento agarrarme a esa cuerda que a veces balancea
en una danza de despertares. Ven , ven querida amada, querida amiga. Tu rostro
me envuelve y surco el remanso de la plenitud ¡Oh mañana¡ Levanta los ánimos
que con nuestros alientos navegarán contra corriente impuesta por la
mediocridad.
Y:
Y comienza la mañana, aquí sentada. Ella no lo sabe y puedo
leer cada una de sus palabras reflejadas en sus ojos. En sus ojos que se abren
y se cierran por el haz solar. El aroma estremece las paredes blancas de esta
casa y mis pasos comienzan el ritmo lento hasta su frente. Se escucha el trinar
de los pajarillos, el otoño que con su valentía viene de nuevo para agazapar
nuestros cuerpos entre sueños de barcos de papel que irán por un cielo
perfecto, cotidiano ¡Oh mañana¡ Llama a nuestro destino, incierto o cierto,
según vengan los vientos nortes. Ella toma café y yo de nuevo sentada espero
sus ojos.
X:
Las mareas nos envuelven en el sutil bramido de su alma. Un
alma aquejada, herida. Siento la tersa espalda de ella en mi espalda. Estimulada soy vertical, me alzo y me doy la
vuelta. Ahí estás, siempre conmigo aunque a veces la ausencia dialogue a solas
con mis deseos ¡Qué será¡ ¡Qué será¡ de las calles contenidas en la nada.
Todavía….todavía el silencio mana de ellas. Solo un perro ladra. Un perro verde,
azul, amarillo, rojo rebozado de alegría. La alegría de sentirte, cerca, próxima
a la calidez desprendida bajo este techo.
Y:
Sentada…aún sigo sentada, de espaldas. Qué todo es reverder.
Qué todo es paz. Qué todo es libertad ¿Te he dicho que te amo…?no sé, a veces
me despisto y me abrigo en mis pensamientos ¿Te lo he dicho…? Palabras
tambaleando en mi voz. No sé, me pierdo, me ahondo en un largo verso que espontáneamente
me embriaga. No, no valen las palabras, no vale mi voz. Solo el eco del acto,
de los sucesos del tiempo dirá de este querer. Te levantas, te asomas en la
ventana, quieres nutrirte del día, de ese día que viene hoy con toda su
plenitud.
X:
Ya estoy aquí, ante ti.
Y:
Ya estoy aquí, ante ti.
X,Y:
Condición de nubes inanimadas que nos entrega el deseo, este
amor de estaciones pausadas en el auge de un beso. Sí, un beso horneado en la
distracción del mundo, un mundo estancado en el paso del tiempo.
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