sábado, septiembre 21, 2019

DESPERTARES...


La cocina. Dos sillas. Dos mujeres. Un amanecer. Un otoño.


X:
Y comienza la mañana, una espiral preñada de un olor intenso a café despierta mis sentidos. Tú, no sé dónde estás, no sé donde tus conversaciones se erigen en el momento que mis parpados se abren y dejan que la luz del día los cierre de nuevo. Inspiro y espiro, me inundo del más apreciado de los dilemas, la vida e intento agarrarme a esa cuerda que a veces balancea en una danza de despertares. Ven , ven querida amada, querida amiga. Tu rostro me envuelve y surco el remanso de la plenitud ¡Oh mañana¡ Levanta los ánimos que con nuestros alientos navegarán contra corriente impuesta por la mediocridad.
Y:
Y comienza la mañana, aquí sentada. Ella no lo sabe y puedo leer cada una de sus palabras reflejadas en sus ojos. En sus ojos que se abren y se cierran por el haz solar. El aroma estremece las paredes blancas de esta casa y mis pasos comienzan el ritmo lento hasta su frente. Se escucha el trinar de los pajarillos, el otoño que con su valentía viene de nuevo para agazapar nuestros cuerpos entre sueños de barcos de papel que irán por un cielo perfecto, cotidiano ¡Oh mañana¡ Llama a nuestro destino, incierto o cierto, según vengan los vientos nortes. Ella toma café y yo de nuevo sentada espero sus ojos.
X:
Las mareas nos envuelven en el sutil bramido de su alma. Un alma aquejada, herida. Siento la tersa espalda de ella en mi espalda.  Estimulada soy vertical, me alzo y me doy la vuelta. Ahí estás, siempre conmigo aunque a veces la ausencia dialogue a solas con mis deseos ¡Qué será¡ ¡Qué será¡ de las calles contenidas en la nada. Todavía….todavía el silencio mana de ellas. Solo un perro ladra. Un perro verde, azul, amarillo, rojo rebozado de alegría. La alegría de sentirte, cerca, próxima a la calidez desprendida bajo este techo.
Y:
Sentada…aún sigo sentada, de espaldas. Qué todo es reverder. Qué todo es paz. Qué todo es libertad ¿Te he dicho que te amo…?no sé, a veces me despisto y me abrigo en mis pensamientos ¿Te lo he dicho…? Palabras tambaleando en mi voz. No sé, me pierdo,  me ahondo en un largo verso que espontáneamente me embriaga. No, no valen las palabras, no vale mi voz. Solo el eco del acto, de los sucesos del tiempo dirá de este querer. Te levantas, te asomas en la ventana, quieres nutrirte del día, de ese día que viene hoy con toda su plenitud.
X:
Ya estoy aquí, ante ti.
Y:
Ya estoy aquí, ante ti.
X,Y:
Condición de nubes inanimadas que nos entrega el deseo, este amor de estaciones pausadas en el auge de un beso. Sí, un beso horneado en la distracción del mundo, un mundo estancado en el paso del tiempo.

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