ESCENA 2
PINZÓN AZUL:
Estoy
bajando de un monte negro, naranja, ardiente , plagado de desahucio. Bajo de
los pinares cenizos, quemados por las inclemencias humanas, heridos pero no de
muerte. Ellos resurgirán con el paso de los años, raíces que penetran un
submundo desconocido, desafiante, recóndito y donde no podemos llegar. La isla
se ha quemado en un grosor, un grosor doliente, terrorífico donde mis lágrimas
no han podido hacer nada. Voy a la costa , cerca ya. No es mi habita pero resurgiré
como ave que se mueve en los barrancos donde las arboledas me azocan. A medida
que me aproximo, un cuerpo, veo la inmovilidad de sus manos, de sus piernas.
Emigrantes del reverder, de la amputación de sus sueños, de mis sueños.
Desplazados a la fuerza por lo virulento de este mundo ¡Oh mundo¡ He visto la
muerte de mi hogar…si, la he visto con su lengua maligna vertiginosa en los
campos de la calma, de la belleza perfecta. Ahora todo es humo y negror, la
vida fallida huye y huye como imagino de ese humano o humana en la orilla.
Estoy hastiado, impotente, absorbiendo maléficos brebajes contra esta
civilización pero voy a su encuentro. ¡Sí¡ A su encuentro, aunque seamos de
mundos distantes. Quizás nos comprendamos, si vive…no lo sé.
ELLA:
Intento
abrir los ojos. En mis labios caen gotas livianas de agua. Siento como un
picoteo en tez, suave, agarrado a mi despertar. Abro un ojo y qué es lo que me
encuentro, un pájaro. Un pájaro de vuelo perdido dándome agua sutilmente,
picando mis carnes a espera de una señal. Mis sentidos se asientan y escucho su
murmullo difuso, me habla. No entiendo bien y a pesar de mi estado caótico me
hace gracia. Un perro se acerca, lo observo y se parece tanto a mí. No sé en
donde estoy, en un extraño lugar donde las aves se unen al humano . Debe ser
así. Me grita de repente y el perro ladra alrededor de mÏ, un perro vagabundo. El
pájaro viene y va, trae agua y agua. El perro hace de vigía, eso pasa por mi
mente. Se sienta a mis pies y mira el horizonte. Abro mis dos ojos, un cielo
celeste en toda su plenitud golpea ligeramente mi cuerpo cansado. Las olillas
rozan mis piernas y el perro sigue ahí, estático. Es como si el perro y el pájaro
fueran uno. Intento levantarme, me caigo pero insisto potencialmente hasta que
estoy en vertical. El pájaro azul se posa en mis hombros, el perro sigue
mirando el horizonte con cierta resignación , lo noto en su mirada. Algo le
pasa a esta tierra. Observo más allá de la playa, en sus adentros, y una
columna de humo en la lejanía me dice lo que pasa. Estamos solos, soledad y silencio. Solo el
rumor de las olas, que vienen, que van. Todo devastado ¿por culpa de quien? Lo
ignoro, pero sospecho que de nosotros mismos. La mano humana mece la cuna de
esta esfera, la mano humano maneja las cuerdas de cada su movimiento, la mano
humano en sus avances se autodestruido. Sí, porque destruir donde se posa es
suicidarse a sí mismo, porque desechar los que no son de su lengua o color es
aniquilarse lentamente. Todo ha sido muy lento y no hay cuenta atrás. Aquí ,
estoy, en una isla supongo. Un pájaro posado en mi hombro y un perro flaco que
mira el horizonte. Intento andar, sacar mis pies de esta arena que me apresa,
me cuesta pero lo voy logrando, quiero llegar donde están las rocas para
sentirme segura. El pájaro sigue en mi hombre y el perro flaco mirando el
horizonte. Se da la vuelta y viene detrás de nosotros. Lo miro y un cierto
halito de alegría me invita a
acariciarlo.
PINZÓN
AZUL:
No
soy catastrófico pero cuando ocurren estas cosas pienso en negativo. Intento
revolver mis adentro y saco la esperanza, la luz de esa luna que se aproxima
con la caída de la tarde. La nada y el humo espeso anda suelto en esta isla. Aquí
estamos seguros, cerca del mar. Hemos sido imprudentes, ignorantes y aquí está
la prueba ¡Qué será¡ ¡Qué será del mañana¡ El futuro es crudo, el futuro cae en
la inexistencia , en el abismo de las tinieblas, del fatal desenlace. Siento
dolor, un dolor que me explica a medida que las horas pasan que todo se irá
atenuando, qué todo volverá a florecer, a regenerarse con el paso de los años
¿Lo presenciaré? Solo un pobre pinzón azul, que viene, que va en busca de
cobijo ¿Dónde están los demás? Una mujer negra, un perro flaco que nos sigue y
la nada. La noche viene y he de irme, te dejo mujer de la nada y perro flaco,
mañana será otra jornada donde el resonar de los tambores de la existencia, de
los sentidos penetrarán por nuestra sangre y venceremos, venceremos todo mal.
Todavía estamos a tiempo. Todavía…
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